Dulce sorpresa

167 14 2
                                    

Anne escuchó unos murmullos en la casa y cada vez se hacían más cercanos.

-¿Por qué no puedo verla?

-No está en condiciones.

-Tengo meses sin hablar con ella.

-¿Y eso acaso es mi problema?

-Eres parte del problema.

-¿Disculpa?

La platinada se colocó la almohada encima de su cabeza y luego la apartó aún con los ojos cerrados. Cuando los abrió se topó con su habitación habitual, esa que está pintada de coral y con una cama matrimonial.

Se levantó lentamente, fue a enjuagarse el rostro, salió con desgana de la habitación y se topó con una escena interesante.

Allí estaba Chris peleando con Peter, quien demandaba entrar a la casa para ver a Anne, pero este no lo dejaba entrar y se colocaba entre el espacio que quedaba entre la puerta y el umbral y trataba de cerrar la puerta para sacarlo de la casa.

-¿Peter?

Ambos dejaron de forcejar después que escucharon un pequeño susurro de Anne. Peter se hizo el listo, empujó a Chris y entró para abrazar fuertemente a la platinada.

-¡Anne! ¡No puede ser!

Peter comenzó a llorar y Anne se aferró a su espalda. Hace semanas que no lo veía y no hablaba con él.

Después de su rescate, nadie había vuelto a hablar con ella, creía que Peter sería parte del montón, pero estaba aquí, de frente y totalmente cambiado.

Cuando se sentaron en el sofá grande, Anne pudo notar lo distinto que se veía Peter.

Si antes era estrambótico, ahora lo es más. Llevaba una camisa blanca y encima un chaleco de algodón con líneas azules y rojas, unos jeans que se veía que estaban cortados con tijeras en los bordes y un corte trasquilado, además de tener el cabello totalmente rubio.

-Estás... Diferente.

-¿Y diferente te gusto? –Peter sonrió de medio lado.

-Diferente es grandioso. –Anne contestó y ambos comenzaron a reír.

-¿Acaban realmente de decir una frase de una película? –Chris estaba recostado en una de las paredes cercanas. Peter dejó salir una gran bocanada de aire.

-¿Quieres decirle a tu gorila que quiero estar a solas contigo? –Dijo Peter sin mirar al mayor mientras volteaba los ojos.

Anne miró a Chris y comenzó a hacerle señas con los ojos, él también respondía de la misma manera y luego se rindió.

-¡Bien! Los dejo. Estaré en el despacho.

Ambos vieron cómo desaparecía y escucharon la puerta cerrarse.

-Tienes que contarme tantas cosas, Peter. Realmente te extrañé mucho. No me visitaste en el hospital y tampoco en estos meses.

-Si supieras, Anne. Sabes que lo último que hablamos fue que estaría en una pasarela, modelé, ¡y dios! Aparece ante mí un tipo bastante espectacular. Después de la pasarela se realizó una fiesta y hablamos toda la noche, ese mismo día me invitó a las Bahamas.

Anne se sorprendió por el hecho y tuvo que repetirlo. -¿Las Bahamas? ¿Te fuiste de viaje con un desconocido?

-Bueno, ni tan "desconocido". –Peter hizo una señal con sus manos de introducir algo y Anne comenzó a reír fuertemente.

Let Me OutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora