5 de Febrero 2018
Ronald caminaba por el parque, era la primera vez que pasaba por ese lugar desde que él y Gloria terminaron. Vestido de jeans, y una playera roja, se sentía como si estuviera de esmoquin y corbata; el actual Ronald no debía estar ahí, no era saludable.
El recuerdo de la primera vez que vio a Gloria en ese lugar hace años tartamudeaba en sus ojos, y con mayor intensidad al pasar por el antiguo y hace años cerrado Azúcar & Canela.10 de Agosto 2012
«El café de Reb es el mejor —se dijo a sí mismo dando el último sorbo de la taza—, no entiendo por qué la gente evita este lugar.
En el momento que Ronald terminaba su café, y Rebecca servía una tarta de limón a un anciano y su señora; Una chica de jeans y chaleco de piel entraba al lugar.
Rebecca rápidamente la saludó.—Buenas tardes, enseguida estoy con usted.
—N-no se preocupe, solo quiero un café —respondió la chica.
—Entonces tome asiento, y le llevaré ese café —con un gesto militar.
Ronald absorto en sus pensamientos, miraba por el ventanal; tres jóvenes, todos de gorra, caminaban mirando hacia los lados, se detenían, volvían sobre sus pisadas, y continuaban. «Que traman estos idiotas —pensó enseguida—, esta ciudad está cada vez peor.»
Un golpe a sus espaldas rompió su concentración. Con un aroma a miel, sintió alguien acomodarse unas mesas tras él; se trataba de la chica del parque, Gloria. Había tomado asiento de una manera algo brusca, enseguida oyó un sutil "Disculpe" en el aire. Sin percatarse del emisor de dichas palabras, y sin mucha tardanza, Ronald respondió.
—No hay problema.
Rebecca tenía como costumbre, y regla personal; entablar amistad con los clientes que habituaban Azúcar & Canela. Por lo tanto, la chica de esta tarde era algo especial. Armada de unas galletas de chocolate, y el café americano clásico del lugar. La camarera comenzó su misión.
—Ya estoy aquí —casi de un salto a la mesa—, y traigo un regalo~.
La chica levantó la mirada y la fijó en sus ojos.
—Cortesía de la casa —siguió.
—N-no era necesario, es muy amable. Solo necesito un café.
—Es cortesía de la casa~ —recalcó Rebecca, dejando la bandeja en la mesa, y bajando un poco la voz—... Además, el chocolate es amigo de las personas tristes.
—Sólo estoy un poco cansada, pero gracias.
—Es un placer, soy Reb, por cierto.
—Gloria —dijo al tiempo que bebía su café.
—Estaré aquí para ti, Gloria. Sólo hazme una señal ¿Si?
—Lo haré, gracias —despidiendo a la alegre camarera, que al parecer había logrado su objetivo.
Ronald por segunda vez en el día, no pudo evitar oír la pequeña charla que ocurría a sus espaldas. Tampoco pudo controlar su pequeño impulso.
—No te asustes, Reb siempre es así.
—Gracias por el aviso —Dijo sin voltear su rostro—, me alegra saber que no fui su buena acción del día.
Por fin, Ronald miró sobre su hombro.
«La chica del parque --descubrió en ese momento, y no pudo evitar la expresión de sorpresa que apareció en su rostro--, ya debe saber quien soy, maldición.»
Cruzaron miradas por un instante. Ronald bajo la mirada de inmediato.

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Los [Deli]ríos De Ronald
BeletrieRonald, un chico alegre y enérgico, que decae tras una larga relación, aunque no tan largo termino, se siente dentro de un sentimiento nuevo para él. La depresión no le sienta bien, está pasando por un repentino Insomnio, sus días son largos, extrañ...