- Hola surfera - me susurra al oído antes de darme la vuelta. - Qué guapa vas hoy. - sonrío tímida. Había conseguido que Anna no se reprimiera tanto cuando estábamos en público pero ahora la reprimida era yo. Tenía miedo de que sus amigas aparecieran y la liasen. Eran capaces de todo.
- ¿Guapa yo?
- Mucho. Y hoy más. - Hoy no llevaba el neopreno pero tampoco iba con un vestido de lentejuelas. Simplemente tenía puesto un bikini y una gorra. Y me había hecho una coleta.
- Para nada.
- Te queda muy bien la gorra. - me guiña un ojo.
- Estoy segura de que a ti te quedaría mucho mejor.
- ¿Me dejas probármela?
- Claro. - me quito la gorra, se la pongo y le coloco un poco el pelo. - Como yo decía, estás fantástica.
- ¿Te cuento algo? - asiento intrigada antes de que ella se acercase a mi oído - Tengo muchas ganas de besarte. - la piel se me eriza cuando me dice eso tan pegada a mí. -
- Y yo... Pero ahora no podemos...
- ¿Por qué? - me había sorprendido con esa pregunta. ¿De verdad estaba dispuesta a besarme en mitad de la playa?
- Porque no... - y entonces las vi. Sus amigas habían llegado a la playa. Lo primero que se me vino a la cabeza fue irme pero no iba a dejar a Anna allí. Era de cobardes. Y no me parecía ético exigirle a ella que no se escondiera y que luego yo huyera.
- ¿Qué haces? - pregunta al ver que intento quitarle la gorra.
- Están tus amigas ahí, es mejor que no te vean con esto puesto.
- Me gusta la gorra y no me la quiero quitar.
- Anna..
- Ni Anna ni nada.
- ¿Anna? - la llama una de sus amigas - ¿Qué haces aquí? ¿Y con eso puesto?
- ¿Qué pasa? Estoy hablando con Ana. - me agarra de la cintura.
- ¿Te sabes su nombre? Pero si es una vulgar surfista que no tiene donde caerse muerta... - me mira con asco. No aguanto más, no soporto que me traten así. Lo mejor que puedo hacer es irme. Y eso hice. Salí de ahí mientras escuchaba cómo sus amigas se reían y entré en mi cabaña. Me senté en la cama e inevitablemente las lágrimas salieron de mis ojos sin mi permiso.
- ¡Ana! - Escucho su voz y la veo entrar. - Ana no les hagas caso, no te conocen, no saben lo que dicen.
- Anna... ¿De verdad te compensa esto? Vas a perder a tus amigas por estar conmigo...
- ¿Y qué más da? Tú vales más que ellas. - me limpia las lágrimas antes de sentarse a mi lado.
- ¿Piensas eso de verdad?
- Es que es la verdad Ana. - me acaricia la mejilla - Me da mucha vergüenza mostrar mis sientimientos pero... Quiero que sepas que te has convertido en una persona muy especial para mí. - se sonroja y yo la beso lentamente, saboreando cada centímetro de sus labios.
- Nunca se me habría ocurrido imaginar que tú y yo podríamos estar así. Quien lo hubiese dicho cuando nos conocimos.
- Sí, me pasé un poco aquel día... Y los siguientes también... Nunca te he pedido perdón por ello...
- No hace falta que te disculpes. Tú eres como eres y punto. Es cierto que tu actitud para mí no era la mejor pero has cambiado.
- He cambiado por ti, veía que te hacía daño con mi forma de ser y me dolía.
- ¿Te dolía? - la miro tiernamente.
- Sí, yo también sufría cuando te veía mal.
- Eres muy adorable. - la beso.
- Mira quién fue a hablar.
- Bueno, no vayamos a discutir ahora sobre eso. Y yo tengo que salir ya, que están los niños fuera.
- Espera, tengo algo que proponerte antes.
- ¿El qué?
- Mis amigas me han dicho que esta noche unos amigos suyos y clientes del hotel de mi padre van a hacer una fiesta. Y me gustaría que vinieras conmigo. - ¿En serio? ¿No le importaba que me vieran con ella allí? Me había gustado ese detalle pero no me veía en esa fiesta.
- Te agradezco el detalle y me gusta mucho que me lo hayas propuesto. Pero ese no es mi ambiente Anna, encima tus amigas van a estar ahí y no voy a estar cómoda.
- Por favor Ana, me encantaría que fueras conmigo, te lo pasarás bien. No tengas en cuenta que mis amigas van a estar allí, ellas no importan.
- No sigas insistiendo por favor. Es que no tengo ganas de ir Anna, lo siento.
- Pues nada... - se levanta.
- Anna, espera. - voy tras ella y la agarro del brazo. - No te enfades.
- No, si yo no me enfado. Pero me hubiese gustado que aceptaras mi invitación. Tenía ganas de estar contigo sin tener que venir a las clases de surf. - responde seria. Sí que está enfadada, se le nota en la voz y en la cara.
- Anna, estás enfadada. Se te ve. Y te entiendo pero espero que me entiendas tú a mí también. Ese no es mi ambiente y lo pasaría mal, no estaría cómoda y no quiero estés pendiente de mí. Ve tú y disfruta.
- No te entiendo. Quieres que me quite el miedo y la vergüenza y que te muestre en público como quien dice y después cuando lo intento pasas de mí.
- Yo no paso de ti...
- No, ya se ve.
- ¿Por qué tengo que ir si no quiero? Respeta mi decisión. Ese no es mi lugar y esas personas no encajan conmigo Anna. Son unos niños ricos y caprichosos. Y sus padres son unos pijos impertinentes.
- ¿Sigues pensando eso de mí?
- ¿Qué?
- Esas personas son como yo era antes. Entonces sigues pensando que soy una pija superficial y mimada.
- Yo no he dicho eso.
- Ya, no lo has dicho. Pero estoy segura de que lo sigues pensando. Y yo estoy haciendo todo lo que está en mi mano para cambiar. Para ser mejor persona por ti.
- Anna, tú no tienes que ser mejor, ni para mí ni para nadie. Y lo que estás diciendo no es verdad. Yo no pienso eso.
- Pues yo solo siento que tus ojos me juzgan cada vez que me miras y me haces daño. - me mira triste y se va. No sé a que ha venido eso, es que juro que yo no pienso eso para nada. Es verdad que a veces creo que todavía le queda algo de la Anna de antes pero no la juzgo por ello. Porque se que no es fácil cambiar totalmente en tan poco tiempo.
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Un verano perfecto
FanfictionA veces el amor llega cuando menos te lo esperas y de la mano de quien menos te lo esperas.