El circo de los espectros

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Pasó el fin de semana, en mi casa me había divertido como nunca, en mi casa solo, y teniendo una piscina para mi solo. Era lunes y debía de ir a clases, me levanté temprano para ir al colegio t, ya no iba a ser el mismo antisocial con complejo grosero de siempre, me sentía muy dispuesto a cambiar, desde ese momento me sentía dispuesto a ser un nuevo Allen.

Llegué a la escuela con total alegría, saludando a quien se me cruzara en frente, mi alegría era incontrolable. En las clases cada vez que los maestros pedían participación yo era el primero en levantar la mano, normalmente solo me quedaba callado en mi asiento sin responder a nada. En el recreo incluso me metí a un partido de fútbol en el que anoté un gol.

Dieron las 3:30 la hora de salida, y me dirigí a mi casa, tomé el camino largo solo para divertirme un poco mas, primero pasé por un parque, una parte de el era un sendero de árboles por el cual pasé corriendo a toda velocidad para sentir como el viento recorría mi cuerpo.

Luego pasé por una tienda de dulces y compré algunos para tener de reserva en casa, al salir de la tienda pasé corriendo por unas cuantas tiendas y al lado de un callejón.

Llegué a casa y aun por haber corrido tanto no me sentía cansado, fui a cambiarme a mi cuarto y me puse a limpiar la casa, terminé de hacerlo y me puse a ver en la televisión, lo primero que estaba eran las noticias y lo primero que ví es que habían cancelado las clases debido a ciertos incidentes ocurridos, así que por 3 días podía quedarme en casa tranquilo.

Estuve viendo televisión y me dio sueño, ya era hora de irme a dormir, el fin de semana no había tenido otro de esos raros sueños, supuse que no me iba a pasar mas, pero me equivoqué. Me quedé dormido y otro de mis raros sueños estaba frente a mi.

Ahora me encontraba en un raro lugar, era a las afueras de un circo, el cielo era gris, tal como si fuese a llover, pero había algo que no me tranquilizaba, los arboles eran negros y retorcidos, no tenían hojas, se parecían a todos los que son contados en los cuentos o películas de terror infantiles.

La carpa de circo estaba frente a mi, la tela estaba rota y tenía muchos colores, pero todos ellos se sentían sombríos igual al ambiente, el viento estaba frío y mi corazón empezaba a latir a mil por hora.

Ya que no veía a nadie quería entrar en el circo, así que me dirigí sobre un camino, estaba lleno de las luces navideñas, pero estas parpadeaban raro.

Entré al circo y me recibió un extraño pero educado sujeto, estaba vestido con el traje de un bufón:

-Muy buenas tardes joven, ¿Usted desea ver la función?. -
-Yo- Mm, si está bien.
-Excelente, mi nombre es Gill y tengo el gusto de poder ser el maestro de ceremonias en el espectáculo de hoy.-Dijo quitándose su gorro.- tenga la gentileza de acompañarme por favor.

Seguí a Gill hasta un comedor, estaba todo lleno de comida y postres que pudiese imaginar.

-Gill- Por favor espere aquí mientras le llamamos para cuando empieze la función, como verá aun es muy temprano, pero también nos gusta atender muy bien a nuestros visitantes, sientase libre y sirvase toda la comida que quiera.

-Yo- Oh, muchas gracias.-le dije sonriendo.
-Gill- No es nada, siempre nos gusta tener visitantes.-

Gill se fue y me dejó solo en ese comedor, era demasiada comida, y la verdad yo no sentía hambre, era un sueño así que no creía que pudiese comer nada, solo agarre algunos de los postres pequeños y daba pequeños bocados.

Me empezaba a preguntar, como sería la función, porque la verdad el circo a pesar de parecer sombrío y oscuro por fuera por dentro se veía hermoso, y no parecía tener nada oscuro en el.

¿Como escapar de un juego de ajedrez cruel?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora