II

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II. El Baile.





Abrocho el último botón de mi traje antes de salir de la habitación para así asistir a la celebración del rey.

Salgo de la cabaña encontrándome con el auto ya parqueado frente a la entrada esperando únicamente a que yo saliera.

Uno de los mayordomos se encuentran parado rectamente junto a la puerta, me acerco a este y él abre la puerta por mi.

—Su alteza. —Dice haciendo una reverencia, asiento en su dirección como respuesta adentrándome en el auto.

Escucho el sonido de la puerta cerrarse, paso mi mano sobre mi cabello maldiciendo de inmediato al recordar que lo había tratado de peinar, probablemente lo había arruinado.

El camino hasta el castillo dura casi tres horas, no me quejo porque en realidad necesito pensar, además que disfrutaba del silencio y la tranquilidad que se emitía en la cabina.

Cuando llego al castillo principal de Dinamarca ya son casi las diez de la noche, el auto se detiene por un instante antes de seguir avanzando esta vez con más lentitud, adiviné a que se debía a los vehículos delante de este pertenecientes a los otros invitados.

El auto finalmente se detiene, la puerta se abre y salgo ajustando el saco de mi traje.

Hay una gran cantidad de guardias y unos cuantos mayordomos en la puerta principal, en el instante que me ven hacen una reverencia y yo me limito a sonreír pasando de largo.

Doy un paso dentro del salón donde la fiesta se estaba llevando a cabo, estaba decorada con demasiados lujos, dignos de un baile celebrando a un rey.

Casi me hizo sentir lástima.

Hago mi camino entre la gente que llenaba el lugar, algunos de los presentes se detenían  a saludarme preguntando por los reyes de las Netherlands y cuestionando como siempre su ausencia.

—Príncipe Nash, cuan grato es volver a verlo, ¿como se encuentran sus padres? Hace bastante tiempo que no los veo. —El Duque de Dinamarca se acerca con una copa en su mano, no puedo dejar de notar a la mujer que lo acompaña, probablemente tenía la mitad de años que él, incluso parecía menor que yo.

—Se encuentran bien, y no se preocupe, lo más probable es que pronto los vuelva a ver. —Le respondo por educación, porque lo más seguro es que no sea así.

—Eso espero, joven príncipe. —La mujer a su lado no deja de mirarme extraño, y eso me incomoda, así que decidí alejarme cuanto antes.

—Si me disculpa Duque Harrington, tengo que buscar a mi primo. —Le digo ofreciendo mi mano para despedirme.

—Por supuesto, no lo detengo más. —Dice estrechando mi mano e ignorando completamente a su acompañante me alejo de ambos.

Busco por un buen rato a Shawn, en el transcurso de este tiempo tomo una de las copas de vino que están repartiendo, doy un largo trago disfrutando del sabor, casi relajándome al instante.

—Nash, hijo, ¿cómo estás? —El rey, mi tío, aparece frente a mi con una sonrisa ladeada, al igual que yo se encuentra sosteniendo una copa, solo que la suya trae piedras extravagantes de decoración, rubíes, si no me equivocaba.

NEVER KING  |N.G.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora