Revoltijo.

Es una tregedia.

Han pasado dos semanas desde aquel "tragico" hecho, si, leyeron bien, es algo trágico, el perder el control de los sentimientos es algo tragico, ¿quien puede refutarlo? Creo que todo va bien hasta que uno deja de controlar lo que siente, cuando se empieza a navegar por aguas desconocidas en las que la vastedad de lo incierto carcome nuestra mente buscando respuestas...
Que trágico es que esa mujer desde el primer momento se llevó mi mente a un viaje sin retorno, una travesía por lo más recóndito de su mirada, un laberinto en el que me veo envuelto con sus palabras, un vaivén de sensaciones de las cuales la verdad prefiero callar...
La verdad al estar con ella me encanta guardar silencio, ¡su mente es una maldita obra de arte! De la cual te quedas estupefacto de admirar, cada palabra una línea de perfecta poesía en prosa que llega de forma refulgente y voraz, no puedo evitar quedarme apreciando sus rasgos al platicar, se que ella a notado que me quedo mirando sus labios al hablarme, pues intenta no dejarlos al seco cuando lo hago, peina su cabello cuando la míro a los ojos, sonríe randiantemente al preguntarme sobre algún tema y espera ansiosa a mis respuestas, al beber el primer sorbo de su café siente primero su aroma y luego cierra los ojos para disfrutar ese cálido sabor a vida (así lo describe Ella), y como no notar ese deslumbrante brillo en los ojos al hablar de sus sueños... era algo cotidiano notar cada uno de estos detalles, la cotidianidad no siempre es mala, almenos se que está no lo era.

Que trágico y desconocido se volvió ese sentimiento... Ese maldito revoltijo que aún no logro mitigar, es como si desayunara mariposas.

Lo que aún no les he contado es que amo el misterio, lo desconocido, y ella era ese misterio tan oculto que yo quería desentrañar. Me encanta esta tragedia, perder el control es de las mejores cosas que me han pasado, y estoy seguro de que no quiero que está tragedia termine nunca.