xv.

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Alex se sentó en la litera más cercana y esperó a que Jasper se acercara, cuando lo hizo, tomó su rostro para examinar el sangrado y limpiar el rastro de sangre que quedaba.

—Ya no sangra —susurró.

—Al menos no está rota —repuso, volviendo a bajar la cabeza cuando Jasper alejó la tela. Observó sus manos, esperando paciente a que la lluvia de preguntas cayera sobre su cabeza pero se sorprendió cuando su amigo murmuró:

—Siento haberte tratado tan mal.

Elevó la mirada, encontrándose fugazmente con la de Miller, quien estaba de pie apoyado contra la pared con un caño en su mano, atento a lo que estaba pasando entre ellos dos. Tal vez creía que así encontraría una razón por la que Bellamy y Clarke no estaban allí o tal vez esperaba que sucediera algo entre Jasper y ella. Giró para mirar a su amigo con una sonrisa y tomó una de sus manos entre las suyas, ignorando por completo la mirada de Miller. Creía que tras tanto tiempo aislado dejaría de ser el perro faldero de Bellamy pero al parecer aún no había aprendido a ocuparse de sus propios problemas.

—No tienes que disculparte, Jasper. No he estado en mis cabales últimamente —soltó en un tono bajo. Su voz le sonó lejana, como si no hubiera sido ella quien había hablado. Pero fue por aquella voz que se dio cuenta de que era verdad. Recordó todo lo que había pasado este último tiempo y cuando su mirada se encontró con la de Jasper, sintió el deseo de contárselo todo—. No sé qué estoy haciendo —comenzó—. Salí de aquí esperando encontrarme con Bellamy pero he visto cosas horribles, Jasper —Se inclinó hacia delante para que solamente él pudiera oírla—. Es un campo de batalla.

—¿Qué quieres decir? —cuestionó con cierto temor, escudriñando su mirada como si así pudiera averiguar a qué se refería en realidad.

—El Arca bajó —soltó.

—¿Qué? —preguntó, ahogándose en sus propias palabras—. ¿Tú mamá...?

Alex sacudió la cabeza. No había pensado en su madre durante un tiempo y recordarla ahora le causó un gran estremecimiento en el pecho.

—No vino con ellos —concluyó. No queriendo hablar más del tema. Jasper suspiró pero no cansado o frustrado, sino asimilando lo que estaba oyendo. Estando allí dentro no tenía idea de nada, no cabía en su imaginación qué tan grande era lo que estaba pasando fuera—. Cuando salgamos de aquí —añadió Alex en un tono un poco más animado pero igual de cauteloso para que nadie los escuchara—, podemos irnos. —Jasper frunció el ceño, claramente preguntándose a qué se refería—. Podemos ir al clan donde se suponía que íbamos antes de que nos atacaran los terrestres.

—¿El de la playa?

Alex asintió.

—¿Qué te hace creer que nos aceptarán? —preguntó desde una inocencia fingida.

Lo observó unos segundos, pestañeando varias veces mientras contemplaba la pregunta. Tenía razón. Después de todo lo que habían hecho, ¿por qué aceptarían a personas que no traían más que problemas?

Abrió la boca para contestar, pero las puertas de la habitación volvieron a abrirse.

Alex giró sobre sus talones para encontrarse con la misma fila de guardias encabezada por la Dra. Tsing. Miró a su alrededor, en busca de una forma para defenderse cuando su mirada se encontró con la de Miller, quien le arrojó un fierro que atrapó en el aire. La Dra. Tsing sonrió ante tal acto de valentía pero no fue suficiente para que se retirara. Con la misma tranquilidad que la primera vez, señaló con el dedo a uno de los delincuentes, esta vez en la punta contraria a donde Alex estaba parada.

Beautiful Mess II → Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now