Capítulo I: "Expulsada"

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- ¡EXPULSADA! - Me grito la directora de la A.M. Los ojos se le salían del enojo, las arrugas de su cara se ponían cada vez más marcadas. Llevaba parada detrás de su escritorio, inclinada hacia mí, gritándome y lanzando hechizos por la ventana por mínimo dos horas. Su voz estaba ronca de tanto levantar la voz y señalaba con el dedo hacia a mi cada vez que un nuevo regaño se le ocurría y a mí se me ocurría responderle.

-Como si importara -Le respondí con ironía rodando los ojos, parecía que no se podía poner más roja, sus secretarias la miraban con miedo, como si en cualquier momento fuera a explotar.

-Te mandaré inmediatamente al mundo de los humanos, espero que estes contenta-. Su único propósito era hacerme enojar, lo sabía, sentía sus intenciones. Su largo cabello negro se encontraba despeinado por el mal rato que le estaba haciendo pasar.

-Lo estoy. -No pensaba darle el gusto de verme en mi peor estado-. Finalmente no estaré rodeada de un montón de raros, usted por ejemplo. -Con estas últimas palabras abrió los ojos a más no poder, comenzó a ponerse morada, mantenía su mentón apretado y dejo caer el sombrero al suelo, comencé a sentir un poco de miedo.

Seguido de eso lanzo un grito exageradamente agudo; juró que me rompió un tímpano. Nunca es bueno que grite, cuando se enoja pasan cosas malas, y no me refiero a que alguien además de mí pagará las consecuencias, si no que esta vez el librero se vino abajo con todo y todo. La directora y sus raras ayudantes salieron muy deprisa de la dirección y desde el pasillo se escuchaban maldiciones: "¡ya no quiero volver a tener otra niña como ella!", "!es imposible que existan estudiantes así!", "!ya no la soporto!", rodee los ojos. Yo también estoy harta de tener que convivir con hechiceros todo el tiempo, ya no quiero hacerlo. Es horrible ver brujerías, escobas, pociones, varitas y después recordar que eres la única de tu familia que no tiene poderes desde hace 500 años, me pone muy triste, pero mis papas solo quieren que yo sea una maga como mi hermana, no es mi culpa el no tener poderes ¿No es así? Ahora solo estoy buscando excusas para justificarme, pero... hay por dios ¿Por qué yo querría volar o parar el tiempo o cambiar de cuerpo? ¡Ni que fuera la gran cosa! Tal vez lo sea, pero no hay nada que yo pueda hacer; no tengo magia, aunque quiera, no la tengo.

Me levante de la silla y fui a mi habitación a empacar para irme de la escuela, solo quiero regresar a casa donde la gente es como yo. "Toc, Toc, Toc", se escuchó en la puerta, voltee para ver a mi maestra favorita de pie junto al librero.

-Ya lo escuche -Dijo refiriéndose a la expulsión. En su rostro se reflejaban varias emociones mezcladas, un poco de tristeza, un poco de decepción, un poco de todo disimulado con una bella sonrisa.

- ¿Va a extrañarme? -Si ella me lo preguntara a mí, yo conozco mi respuesta: Por supuesto que sí.

-Eres una pesadilla, pero... sí, te voy a extrañar-. Asintió bajando la mirada, justo la respuesta que necesitaba escuchar. -Si tan solo te hubieras presentado a clases... ¿2 veces? -Ahora lo arruino, no era necesario ese último comentario, no necesito las clases de magia, no me sirven de nada, sé que fue intencional.

-No quiero ser hechicera, -Mentí - Quiero ser cualquier cosa, menos una inútil hechicera.

-No creo que los hechiceros seamos tan inútiles. -Se acercó a mí. -Tampoco creo que debas rehusarte a lo que, por nacimiento, te corresponde ser. -Si usted supiera... - ¿Estas feliz? - No, mis padres me van a matar y voy a regresar al aburrido mundo de los humanos, jamás podré ser hacer magia ¿Cómo podría yo estar feliz?

-Muy feliz, al fin podré ser normal. No me obligarán a hacer magia y después me regañaran 2 horas por no querer hacerla. -Lo que más quisiera en este mundo es hacer magia.

- ¿Vas a regresar? -Su voz temblaba, jamás pensé que alguien aquí me fuera a extrañar y que esta maestra lo haga significa mucho para mí, ella significa mucho para mí, quisiera volver solo para verla a ella, no sé qué haré el resto de mi vida sin sus útiles consejos.

QUIERO SABER QUIÉN SOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora