Epilogo

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Estaba muy pero muy nerviosa.

Joder, los nervios se había vuelto más que habituales en mí desde hace un mes atrás.

Pase mis dedos por mi (ya creciente) cabello, los pequeños mechones caían en mis hombros y me lo acariciaba una y otra vez para asegurarme que estuviese todo en su lugar.

Gire mi cabeza para ver a todas las personas que me rodeaban y el asiento vacío a mi lado. Llene mis pulmones de aire exhalado de otras personas-asqueroso-.

-Traje una coca de cereza y unos nachos-gire mi cabeza para ver a una de mis mejores amigas (Bertha) sosteniendo lo ya mencionado anteriormente y una botella de agua.

-Gracias-tome mis cosas tratando de controlar mi Charlotte interior que se moría por tomar los nachos con la mano y metérselos todos a la boca como si fuesen gomitas y abrir la lata y dar un trago largo de coca para luego soltar un gran eructo.

No seas guarra Charlotte.

Contrólate.

Solo son nachos.

Concéntrate.

Tome un solo nacho y me lo metí a la boca masticando unas veinte veces el pedazo de maíz tostado con queso.

Jo, qué delicia.

-Alejandra, soy yo o se ha metido un solo nacho a la boca.

Mi mejor amiga estaba hundida en el móvil, desde que había conocido a uno de los integrantes de lucha del instituto vecino, se la pasaba masajeándose con el tipo. Era mono, si un poco, pero nadie como mi Manson.

-Solo trata de controlarse.

El juego había comenzado y al ver el marcador cada vez me ponía más y más nerviosa, ya habían pasado dos tiempos y mi ex equipo iba abajo como por veinte puntos.

Era inevitable no verlo ahí sentado, desesperado a que lo metieran, pero por haber faltado tanto tiempo el entrenador no había querido meterlo por castigo.

Yo, bueno, digamos que después de lo que sucedió en el baile, Manson le conto a un amigo suyo que era mujer, ese resulto siendo hijo del entrenador y como el viejo era duro, tenía cierto control respecto a las conversaciones de su hijo.

Y por miedo a ser vista de mala manera decidí no volver a poner un pie a la cancha.

Bueno, hasta este dia.

Manson... el, dios ese hombre era todo una nenilla.

Seguía con su "No te contestó el móvil ni los mensajes porque estoy enojado" y su "si lo vi pero para que te duela no te los regreso".

¿Se imaginan que es estar pendiente al móvil para ver si va a contestar?

Definitivamente yo era el hombre aquí. Literalmente lo fui.

Estaba tan pérdida en mis pensamientos que de la nada sentí dos codazos que me atacaban por cada costado. Voltee a ver a la cancha y ahí está el.

Santos cielos, que guapo esta.

En cuanto entro el al juego para mi este comenzó.

Manson tenía una habilidad sorprendente al correr. A pesar de su estatura y tamaño corporal se movía con destreza entre el equipo contrincante y eso me emocionaba, mi cuerpo se llenaba de adrenalina al ver su forma de botar y de ganarles el movimiento a los visitantes.

Primera canasta de Manson y mis gritos y porras superaron a las de todo el público en general.

Al ver como la pelota entraba al aro me impulse hacia arriba en un brinco de emoción sin darme cuenta que todos mis nachos se había distribuido por el suelo y una parte en el cabello del señor de enfrente.

¿Ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora