Captulo 4 "Final"

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Mis lágrimas caían con rudeza en mi sabana.

Mi cama se encontraba llena de clínex con mocos.

Había llorado sin parar, me sentía fatal. Después de lo que sucedió, después de ese beso, de mi primer beso, me sentía tan bien, sentía tanta alegría, no podía dejar de pensar en sus labios y en los míos.

Pero fue como si me callera una tonelada encima.

Le marcaba para saber que pasaba, quería saber que era lo que el sentía, y el  nunca contesto.

Estuve dos semanas enteras marcando y él no me respondía, no atendía al teléfono. Fui a entrenamiento y el no había asistido en toda la semana. Ahí fue cuando supe de su arrepentimiento, a Manson no le había gustado...¿ y porque? Porque él pensaba que era un chico, cuando soy una chica y me maldecía a mí misma por todas las mentiras que le había echado.

Mentiras tras mentira, atrae a otra mentira. Y ahora estoy aquí, reprochándome todo el mal que les hice, tanto como a él, como a mis padres y a mis mejores amigas. En mi plan arrastre a las personas que más quería y a la que más perjudique, fue a mí misma.

Estaba decidida que debía de hacer algo. Alejandra me marcaba continuamente al móvil. Pero no le contestaba, solo escuchaba sus mensajes de voz.

 Era el día del baile de fin de año. y yo… yo no tenía ganas de ir.

No tenía absolutamente nada que ponerme, mi ropa era un asco y no tenía ningún vestido en mi armario y los de mi madre, eran para señoras mayores.

No tenía ánimos de asistir a esa fiesta. No tenía una cita. ¡No lo tenia a el! ¡No tenía nada!.

Caí en un momento de desesperación. Tome mi patineta y un gorrito azulado. Salí de la casa y me fui con destino al gimnasio.

Al llegar a la bodega, desde el exterior escuchaba un balón botar, y gruñidos que pronunciaba el que lo estaba utilizando.

Reconocería donde fuera ese gruñido.

Mis piernas no quería moverse y mis manos comenzaron a desprender sudor. Tenía que hacerlo. Camine hacia la entrada. Lo mire con atención, Manson Estaba tratando de encestar y ninguna echaba, me acerque seis pasos más y me pare, dando una distancia considerable entre nosotros.

Tres metros exactos.

-No me contestas las llamadas-solté con dificultad. Se sobre salto y me miro, dejo de botar el balón y lo puso en su cintura.

-No podré ir contigo al baile-dijo cortante.

-¿No estarás rayado por lo que paso la otra noche verdad?-

-Estos días he pensado en muchas cosas-

-¿A ti te gustan los hombres?-pregunte quedito, el me miro con sus facciones bien marcadas.

Estaba confundido al igual que yo lo estaba.

- ¿Y ti te gustan los hombres?-pregunto con dureza en su tono.

Macho.

No sabía que contestarle, cerré los ojos evitando escapar esa lagrima vagabunda. Abrí los ojos nublados, dudaba poder llorar, ya lo había hecho, y demasiado. Dos semanas sin parar de soltar lagrima, me deshidrataría por falta de agua en mi cuerpo.

-A mí me gustas tú- calcule bien mi respuesta.

Apretó sus manos y boto el balón muy fuerte, haciendo que este llegara a gran altura y al bajar chocara en la madera. Apretó su mandíbula y salió con rapidez del gimnasio, dejándome de nuevo sola y perdida.

¿Ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora