[Después de los problemas que hubo durante gran parte de la semana, al fin las cosas en la mansión tomaban su curso natural.
Usami, junto a sus padres, deseaba poder cuidar pronto del pequeño Keiji con la normalidad de siempre, mientras Kirie deseaba atender a su esposo e hijos como si el asunto de los retos ya no estuviese vigente.
Por suerte la semana ya casi terminaba y eso les tenía más tranquilos, por decirlo de alguna manera, pero estaban sufriendo por los actos cometidos de los días anteriores.]
Kirie: No puedo creerlo ¿Cómo fue posible que tratase de esa manera a mi ranita? Afortunadamente él ya sabía del reto sino ya me imagino, me hubiese dejado y pedido el divorcio-. La expresión del felino era de terror ante el minímo pensamiento de ese estilo mientras daba caricias a una especie de rana azul que se hallaba en sus piernas durmiendo.- No me dejes Rainy, no volveré a decirte cosas feas.
Ciel: Deberías agradecerle que desde el día tres alejó a sus hijos para que no escuchasen nuestro escándalo-. Al comentar aquello la cara del ex-conde estaba teñida de un leve rojo por el mero recuerdo de sus comportamientos y palabras de aquel día.- Sinceramente, hasta deberíamos darle algún regalo por soportarnos en los dos días siguientes luego de ello, resultó golpeado e insultado, ante tal demostración de paciencia se lo debemos.
Sebastián: Estoy de acuerdo con ello, ese joven en verdad merece un premio-. En ese momento el ex-mayordomo había llegado a la sala cargando en sus brazos a Usami, quien estaba algo mareado y tenía una expresión de vergüenza absoluta.- Nosotros solo hemos causado estropicios que no son nada dignos de nuestros apellidos ni estéticas, solo de recordar mis comportamientos siento vergüenza casi infinita, me hace sentir patético...
Usami: ...Y-yo solo quiero que todo este tranquilo como antes, quiero volver a poder cuidar a mi hijo que ha estado al cuidado de mis sirvientes a causa de esto-. El pequeño fue bajado y con ciertos tambaleos se sentó junto a Ciel, quien le ofreció un poco del té que bebía y una galleta.- Gracias... No puedo creer las estupideces que ayer cometí, el embriagarme solo es lo más leve que hice... Por suerte no tenía ningún pendiente con la reina o del trabajo como conde, hubiese deshonrado el apellido Phantomhive si hubiese fallado en algo...
Ciel: Desde el principio sabía que esto solo causaría desastres, esto no puede volver a ocurrir, en verdad que no... Ahh ¿Y bien, qué idiotez haremos hoy?-. El ojiazul miró a su esposo, quien puso una expresión pensativa al tratar de recordar que harían mientras servía otra taza de té para su hijo, que solo probó un poco del de su papá.
Sebastián: Es algo sencillo y que no implica la humillación ...o eso espero... Debemos cumplirle un deseo a alguien, basta con que uno de nosotros lo haga para que sea válido el día-. Una vez sirvió el té a su hijo se sentó al lado de Kirie, a su regazo prontamente saltaron los hijos de este teniendo su apariencia felina, el pelinegro encantado comenzó a mimarlos con gran dedicación.
Kirie: Entonces solo es cuestión de esperar que alguien nos pida algo, eso esta bien por mí, solo deseo que no resulte en una acción humillante o imposible de realizar-. Con esas palabras todos parecieron coincidir, pues su paciencia estaba casi en el límite de lo que podían soportar.
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