Felizmente libres

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FELIZMENTE LIBRES

Miró hacia arriba, el cielo nocturno, estrellas y una brisa fresca. Un sonido irrumpiendo el silencio, un aleteo. Mira a su costado y ahí está; Castiel.

Le sonríe y no puede evitar hacer lo mismo. Ambos dejan escapar una pequeña risa, se sonríen de nuevo y es entonces cuando ya no lo pueden evitar. Le mira ladeando su cabeza y con una mirada y sonrisa tierna le invita a avanzar, el ojiazul camina hacia él y le abraza: Se abrazan.
Respiran el aroma del otro, aferrándose con fuerza, unen sus frentes y sus ojos se encuentran. Azul y verde.

Tan azules como los océanos, tan verdes como los ríos. El aire, la libertad, el amor y la vida.

El ángel del señor le toma de la mano, luz blanquecina y está en paz. Tomados aún de la mano, el cazador sabe que ese es su cielo, felizmente libres; juntos por siempre.







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Volví siglos después. Mi excusa es que no tenía inspiración, en serio, nada me llegaba a la mente, hasta ahora. Es corto, lo sé, pero me gustó. Y sí, Dean está muerto, y bien muerto (aquí no revive nadie, je).

Agradezco su paciencia; gracias por leer.

No prometo nada, pero espero poder actualizar pronto.
Nos leemos luego.

—M.

Entre espinas y rosas » DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora