LA PRESENCIA DE UN ÁNGEL Y UNA CORBATA AZUL
Vive día a día con el recuerdo de su partida. Esperando sentado en el porche de la casa, en su vieja silla mecedora bajo el sol de verano: Han pasado años desde que Castiel se marchó.
Compartieron treinta años antes de que el ángel decidiera marcharse. Rompiendo así su unión, entregándole el anillo que le dió como muestra de su amor, y dejando con el corazón roto al ahora viejo cazador mayor, Dean destrozado y sin aún rendirse estaba seguro de que Castiel, su Castiel regresaría. Seguía pensando que no lo hizo por gusto propio, que alguien más le obligó a irse y por eso le dejó. Se sentaba todos los días a esperar, sufriendo en silencio su ausencia. De vez en cuando Sam y sus hijos le visitaban.
Aquel día en su silla, observando hacia el cielo y rogando con todo su corazón que la silla de al lado ya no estuviera vacía, el ruido de un motor atrajo su atención.
Era su hermano Sam... y sus revoltosos sobrinos también.
—Entonces, Sammy, su padre dijo; «—Hermano, eso es asombroso.»
Los hijos de Sam chillaron emocionados, el tío Dean acababa de contarles una de sus tantas historias de su juventud. Aunque no había sido su intención, ellos también terminaron creciendo como cazadores. La nueva generación de muchachos Winchester pensaba que su tío era genial, pero, también estaba otra duda. De pequeños recordaban haber conocido a otra persona, más cercana a su tío que a su padre. De cabello oscuro y ojos azul intenso. ¿Qué había sido de él? ¿Dónde estaba ahora?
—Tío Dean, ¿te puedo preguntar algo? —Samandriel, el mayor habló.
—Ya lo hiciste muchacho —los Winchester mayores rieron y los muchachos rodaron los ojos. —Ya, de acuerdo, házlo.
—Recuerdo que cuando era pequeño, había un sujeto siempre con ustedes. De corbata y gabardina, cabello despeinado y ojos de color. Era muy cercano a ti, ¿qué fue de él? ¿Murió en alguna cacería o simplemente se fue?
Sam tragó saliva, ese era un tema muy personal para su hermano mayor. El gesto de Dean se endureció y los jóvenes cazadores lo notaron.
—Se marchó. Es todo lo que necesitan saber. —dijo serio, los muchachos asintieron con la cabeza y guardaron silencio. Comprendieron con una mirada de Sam, su padre, que no debían hacer más preguntas.
—Ya es tarde muchachos, hay que ir a dormir. —Sam dijo. Obedeciendo, dirigieron sus pasos rumbo a las escaleras.
—Dean. —Llamó Sam. —Siento lo de los muchachos, ellos no...
—Tranquilo Sammy —le interrumpió el mayor. —Está bien.
Dean le dió una palmada en el hombro y sonrió:
—Como ya dijiste Samantha, hay que ir a dormir. —Rodando los ojos y riendo, Sam se retiró a su asignada habitación.
Un estruendoso ruido proveniente de la planta baja despertó a los cazadores. Alertas y protegiendo a los muchachos los hermanos Winchester bajaron primero. Cuchillos y pistolas en mano, sólo por si acaso. Al llegar al final de las escaleras notaron que las luces de la cocina estaban encendidas. Dean siempre dejaba todo apagado. En silencio, les dió Dean una orden a sus sobrinos «Esperen arriba», los muchachos asintieron. Sam miró a su hermano mayor y con un asentimiento de cabeza ambos se dirigieron a lo que parecía ser, el punto de origen del ruido.
No había nada. Revisaron toda la planta baja y ésta estaba completamente vacía.
—¿Qué demonios...? —murmuró Sam.
—Sammy, —Llamó Dean— mira allá.
Estaba él de pie en la puerta trasera observando el patio, había huellas. Marcas de humanos y animales. Más de una.
—¿Qué crees que haya sido? —preguntó el menor. Un gruñido tras de ellos evitó la respuesta del mayor. Se giraron y no había nada. Otro gruñido y lo supieron:
—Perros del infierno —serio, Dean dijo.
Gritos en la planta alta y entraron en pánico. La criatura del infierno les atacó y ellos también lo hicieron. Con ahínco combatieron y acabaron rápido. Subieron a prisa los peldaños de la escalera y llegaron con las muchachos. En penumbras la habitación, un aleteo y ligera brisa.
Ellos estaban bien.Sam abrazó a sus hijos y junto con su hermano mayor se aseguraron de que ambos estuvieran bien. Efectivamente, ni un rasguño tenían.
—¿Qué pasó aquí? —su tío les preguntó.
—Escuchamos un ruido, un gruñido y... —Bobby, el menor, respiró— algo parecía estar aquí y entonces parecía que iba a atacarnos. Luego un aleteo se escucho, las luces parpadearon, la cosa soltó un aullido y después estaba todo bien.
Conmocionado Sam miró a Dean. Este le devolvió la mirada y con ella le dijo que guardara silencio. Samuel obedeció a su hermano mayor.
—Encontré esto, tío Dean —Samandriel, el hermano mayor, le entregó algo. Ofuscado aún por como el Hellhound había logrado romper los sellos de protección, extendió la mano y lo que vió le rompió más el corazón. Desgarrándole el alma, tomó la corbata azul.
Tal vez una vieja trifulca entre el infierno y el cielo... Ahora lo entendía mejor.
—Castiel...
Sin aliento, susurrando dijo su nombre.
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Ya sé, ya sé. Tardé siglos en actualizar pero era porque le estaba preparando un OS más largo que los anteriores. Bueno, aquí está. Disculpen la tardanza gente, quería traerles algo distinto y mejor que los otros y pues, no sé si lo logré...
Trataré de actualizar de nuevo más seguido, promise!
Cualquier error que noten no duden en hacérmelo saber.Misha
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Entre espinas y rosas » Destiel
FanficRecopilación de relatos, poemas y demás de una de mis parejas predilectas y shipps favoritos desde hace ya bastante tiempo, la pareja del ángel y el cazador: Dean + Castiel. Castiel + Dean. CasDean; Destiel. Todo contenido aquí será (y es) de mi tot...