El Sueño de Una Noche de Verano

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Esta es mi primera historia. Es de 1º de ESO.

La norma era que el título fuera El sueño de una noche de verano, en honor a William Shakespeare.

A partir de eso, creé este cuento.

Espero que os guste. <3

Os voy a contar una historia. Puede parecer un sueño, pero es real. Me la contaron a mí, hace pocos años, en un bar antiguo. Un anciano, vestido de juglar la contó. Ese hombre era muy conocido por todos: cada noche iba allí, a narrar historias diferentes. Las más mágicas siempre las narraba las noches de verano, y todos los presentes soñaban con él. La última noche de verano contó su más grande y preciosa historia. Pero no era un cuento. Era una realidad. Vosotros podéis hacer lo que queráis: publicarla, guardarla, contarla a otra gente... Y podéis extraer vuestras propias conclusiones. Yo no os recomendaré nada. Vosotros sois vuestros propios amos. Vosotros escogéis el camino que queréis. Solo vosotros: que nadie os lo impida. Este es el sueño de una noche de verano, la última noche de verano.

-Os voy a contar una historia – dijo el viejo Jez -. Una historia real, parecida a un sueño. En este sueño real hay peligros, luces de esperanza, sombras de oscuridad, mentiras, verdades peligrosas, magia, aventuras, valor y amor. Mucho amor.

El personaje se recostó en la silla. Iba con un atuendo extraño, algo antiguo, muy colorido tiempo antaño, descolorido ahora por el roce del tiempo.

Parecía que hubiese salido de las entrañas de la Época Medieval.

-Érase una vez un chico. Él solo pensaba en una cosa. No se permitía distraerse con nada más que con él mismo. Todos lo odiaban: padres, compañeros, profesores, familia... Era egocéntrico, demasiado. Hasta que ella llegó al instituto; Cate.

El anciano paró, imaginando a la muchacha, saboreando sus ojos, sus facciones.

-Era preciosa, todos los chicos la querían tener como pareja. Y quiso la suerte que ella posase sus brillantes ojos en el chico egocéntrico. Pero él, por cierto – añadió el excéntrico juglar – era el único que había resistido a sus encantos.

El anciano esperó una reacción por parte de los oyentes. Todos se quedaron callados.

-La chica no sabía qué hacer, y fue acercándose a él poco a poco. Él, por su parte, empezó a notar que algo nuevo derretía su corazón de hielo.

Ese personaje tan excéntrico respiró un segundo, como si el tiempo fuera un enemigo que debía vencer.

-Unos días después, corrió la noticia de que Cate, la chica más bonita del pueblo, ya tenía pareja. Pasaron meses, días y noches enteras, horas, minutos y segundos, pero ellos dos seguían tan enamorados como el día en que se declararon a la vez, en el parque de delante el instituto. Pero el futuro, su futuro, no era el que esperaban, como a mínimo el adolescente.

Jez tosió, pero su tos fue breve.

-A medida que pasaba el tiempo, ella iba volviéndose más reservada, más misteriosa, pero también más activa: quería vivir cada momento de la vida.

-La vida es muy corta – se quejaba él -. Solo tengo 18 años y podría morir en cualquier momento, quién sabe...

-La vida se tiene que disfrutar al máximo – replicaba ella -. Como una naranja.

Y en eso, ella tenía toda la razón. En su anillo, un anillo de acero, con un cristal imitando a un diamante, había una inscripción, escrita por su madre:

EXPRIME TU PROPIA VIDA HASTA EL LÍMITE, con amor, Gaja

El anciano sonrió, como si esa frase tan simple arreglara todos los problemas de la vida.

Historias cortasWhere stories live. Discover now