Introducción

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Iba a la deriva, sin rumbo aparente por la vida ¿Que podía esperara de ella cuando me arrebato a quien más amaba? Lo peor de todo fue que ese golpe no lo esperaba, apenas asimilaba la idea de que tuviera un cáncer terminal. El, un joven veinteañero que no consumía drogas ni alcohol, aficionado al deporte y el ser humano más maravilloso que jamás conocí.

Sepultado cinco metros bajo tierra.

¿Hasta cuándo?

— ¿Hasta cuándo? — me reclama Sara — ¿Hasta cuándo vas a desperdiciar tu vida?

No la miro, pero puedo imaginar la expresión en su rostro, esa que todos los que me conocen y los que conocen mi historia ponen, decepción. Decepción de que aún no pueda salir del luto en el que vivo, desde que mis sonrisas se apagaron.

— Deja el pasado atrás, levántate del suelo y sigue tu camino.

Es tan fácil decir eso a quienes morimos por dentro.

Como si fuera una resaca prolongada, una somnolencia que con dormir se quita pero no, tenía el corazón roto, estaba destrozada por dentro, un montón de polvo sin forma ¿Porque les costaba entender tanto aquello? No sólo mi mejor amiga, también mis padres y compañeros de trabajo ¡Hasta las enfermeras que trataron a Matt! Pero dudo que ellos hayan amado y perdido tanto como yo.

Aunque ya es tiempo.

Algo dentro de mí me dice que si no me levanto ahora jamás lo haré, mi momento de luto a llegado a su fin y la depresión toca las puertas de mi vida con insistencia. Y no podía dejarme morir así de fácil, no después de todo lo que había logrado.

— Venga, este fin está la inauguración de un nuevo bar ¿Que te parece? Como en los viejos tiempos.

Puede que sea demasiado pronto para eso pero ¿Porque no? Si he de salir adelante que mejor que iniciar con ánimos.

— Está bien.

Arráncame la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora