Capítulo 2

4 2 0
                                    

Misterioso nombre.

La resaca pudo haber sido peor, no tengo migraña y estoy parcialmente deshidratado. Pero sí o suficientemente fuerte como para hacerme olvidar del nombre de aquella chica... ¿Cómo diablos comenzaba? No estaba seguro y cada que intentaba recordarlo la memoria me jugaba una mala pasada, entre más intentaba más lejos estaba de su verdadero nombre porque ninguna de las opciones me terminaba de sonar, no por lo menos en aquel bar. Faltan algunos minutos para el almuerzo, así que después del visto bueno ingreso la factura al sistema. Jamás imaginé que terminaría como vendedor en una sucursal de acero, creo que ni mis propios padres. Realmente no me gusta este asunto de ventas pero se me dan muy bien. Ironías de la vida ¿no? Reviso el correo.

James

Buen día compañeros, solo para recordarles que los precios ya se actualizaron. Tómenlo en cuenta y sobre todo en los descuentos.

Ese es mi gerente, un hombre mayor y arisco que lo único que supera su amargura es su tacañería. Puede que no sea el mejor ejemplo de persona pero ha mantenido la sucursal a la cabeza de venta mes tras mes durante tres años, nuestras compañeras no pueden igualar tres días de venta en una semana. De ahí que solo los mejores se queden y los que comienzan a ser un lastre son despedidos sin titubeos. Puede que la paga no sea la gran maravilla pero si la empresa te presta un coche, paga tu gasolina y el mantenimiento se puede sobrevivir con lo ganado.

-Vamos, mueve el culo -asiento y sigo a mis compañeros hacia nuestro ya típico lugar de comida.

Una casa de una señora mayor que día a día nos prepara las mejores delicias que llegaremos a probar, claro que debemos decirle que es lo que queremos unas horas antes o no habrá comida. Mientras los demás se sumergen en una animada conversación de lo que hicieron en su fin de semana, yo por otra parte intento recordar el nombre de la chica ¿Cómo puede llamarse alguien de ojos tan bonitos? ¿Janeth? ¿Eliza? ¿Amara? ¡No! Su nombre no es común, jamás lo había escuchado antes y aun así soy tan idiota que no puedo recordarlo. Gruño y termino de comer rápidamente, volvemos al trabajo y algunas horas después vuelvo a mi departamento no sin antes pasar a reportarme con Marta.

Estoy agotado.

En cuanto regresamos los pedidos comenzaron a llovernos, los teléfonos no paraban de sonar aun después de que la hora de atención ya había pasado. Como puedo subo las escaleras y agradezco a los cielos que Jessica no me esté esperando para intentar manosearme, son contados los días en que esto ocurre pero se agradece cuando pasa. Cierro con seguro y me quito la camisa, abro las ventanas y dejo que la brisa oree el lugar. Algo me pasa por las piernas.

- ¿Qué quieres Misha? - maúlla y me ronronea en las piernas.

Es curioso cómo la gente gasta miles de dólares por una mascota con pedigrí, Misha llegó por casualidad una tarde de invierno por la ventana, tenía las patas congeladas y estaba tan flaquita que parecía un esqueleto con pelo andando, no pude resistirme y termino siendo mi compañera de apartamento. Si soy sincero la prefiero bajo mi techo que a muchas mujeres que he conocido, mis vecinas, por ejemplo. Una vez intento hurtarla y recibió un lindo recordatorio de que las gatas son más peligrosas que una acosadora. Desde ese entonces odia a mi gata y yo la amo un poco más.

-Venga pues, vamos a darte de comer.

Voy a la cocina y sacó un sobre de alimento que vacío en su plato, le cambio el agua y limpio su caja de arena. Abro una cerveza y me dejo caer en el sofá. Después de un rato de dar la vuelta a los canales, decido dejarle en una película de suspenso. Mi chica viene para hacerme compañía y se acurruca en uno de mis hombros con la cola sobre mi cabeza, en serio que a los gatos les encanta presumir su elasticidad. Sigo así por un rato más hasta que el móvil suena, leo el nombre de Colin y contestó.

-Hey.

- ¡Hermano que noche! - se carcajea.

-Ni que lo digas - bufo algo molesto

-No recuerdas nada ¿verdad?

-Solo un poco ¿Qué pasó exactamente?

-Nada fuera de lo común, baile con Thara y después nos fuimos a los baños, luego al pasillo de entrada y mi hermano, no sé cómo diablos llegamos a mi cama, te juro que no me la quitaba de...

-¡Eso no idiota! - suspiro y me rio - Quiero decir ¿Qué pasó conmigo? No recuerdo nada.

-Ah bueno, te quedaste en la barra charlando con aquella chica. No sé cómo no terminaron en la cama, parecían dos adolescentes hablando de no sé qué estupideces...

La chica

-Alto, alto ¿Cómo se llamaba?

Collin hace sonidos extraños y escucho que camina.

-No lo sé, si lo habías dicho y sé que ese nombre no lo había escuchado antes pero sinceramente no recuerdo.

Mierda.

-Está bien... ¿algo más que haya hecho?

-La verdad no sé, me diste luz verde para ir con Thara, por cierto ¿Cómo diablos llegaste a tu apartamento?

-Es lo que trato de averiguar hermano, pero no recuerdo ni el nombre de la chica.

Ambos guardamos silencio por un rato.

- ¿No te habrá llevado esa chica misteriosa?

- ¿Tan ebrio estaba? No me dio ni migraña en el trabajo.

-Si no fue ella ¿Quién más? Hasta donde alcance a ver no parecías interesado en nadie más.

Medito la posibilidad y me intriga aún más esa chica, que si fue ella quien me trajo hasta acá debe ser una buena persona, cualquier otra se habría aprovechado de mí (lo digo por experiencia propia) pero ella no ¿Qué tan mal debí haber estado para no recordar nada? Seguimos hablando de cosas sin sentido hasta que la hora de dormir llega, a veces Collin parece más una novia que un amigo, llamando en mis tiempos libres y llevándome a lugares que desconocía su existencia. Puede que no sea la mejor influencia pero es un buen amigo que espero tener por mucho tiempo.

Me voy a dormir con la intriga de saber la identidad de la misteriosa chica del bar ¿Quién es? ¿Ella fue quien me trajo aquí? Y lo que más me importa ¿Qué tenia de especial que no me le separe en el bar?



Arráncame la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora