Capítulo 1

9 3 0
                                    


La chica del bar.

Esto tenía que ser una broma.

Una maldita broma.

¡Me han robado los bóxers!

Las malditas calenturientas universitarias que tengo por vecinas seguido me hacen esta clase de bromitas y por alguna estúpida razón juvenil creen que voy a terminar liandomelas. Vaya estupidez las de ellas. Definitivamente esas novelas juveniles les fríen en cerebro, mira que andar por la vida con ropa que apenas tapa y toneladas de maquillaje es una verdadera chorreada pero bueno, quien es uno para criticar la moda femenina.

Con esos pensamientos me dispongo a subir hasta mi departamento y acomodar mi lavandería. O lo poco que queda de ella, estoy pensando seriamente en quedarme mientras se lava mi ropa pero tendría menos tiempo para ensayar y ahora mismo no puedo darme ese lujo. Desde hace ya un tiempo estoy es una banda como guitarra principal y es de las pocas cosas que aún permanecen estables en mi vida. Empleos he tenido de todo, las historias servirían para un libro de buenas anécdotas, ya sabes, de esas inusuales y muy divertidas.

- Hola Adam. - saluda la señora Ramírez, una agradable mujer mayor que se portó estupendo cuando recién llegué al edificio.

- Buenos días señora Ramírez.

- Ya te lo dije, niño. Llámame Marta - me regaña con el señor fruncido. Sonrío y la levanto con un abrazo - ¡Bájame inmediatamente jovencito!

- ¿O que? - le desafío con una sonrisa altanera.

- Nada de pie para usted.

Río ante su tono amenazante y la bajo de inmediato, esta mujer es una abuela que todo chico quisiera tener y por suerte vive debajo de mi apartamento. Ella me regala una sonrisa cálida y le doy un beso sonoro en su frente.

- Sólo porque me alimenta la respeto, Marta.

- Y lo hago muy bien, querido - alardea y nos hechamos a reír - Adelante, ya casi está la comida.

- Sólo dejo esto y regreso. - Señalo el canasto y me apresuro a llevarlo a mi apartamento.

Cómo ya es la costumbre, Jessica me espera recargada en el lumbral de mi puerta ¿Es que acaso no tiene dignidad? No recuerdo la cantidad exacta de veces que se me ha ofrecido, no insinuado, ofrecido. Apenas y lleva una pillama de short diminuto y bluse de tirantes que hace relucir su figura, porque debo admitir que tiene un cuerpo precioso, pero su puntería le quita todo el atractivo.

- Hola Adam.

- Jessica.

- ¿Porqué tan poca ropa? - Señala el canasto con una sonrisa traviesa.

- Tu dímelo - no estoy de humor para soportar sus estúpidos juegos.

Pone ojos de inocencia y moviendo las caderas exageradamente se acerca a mi, doy un paso atrás cuando intenta tocarme el hombro. Ella ríe.

- ¿Miedo Adam? ¿Acaso te pongo nervioso?

Pongo distancia entre nosotros con el cesto de ropa y le doy una mirada astiada.

- No te hagas ilusiones Jessica...

- No lo hago, sólo te doy un empujón.

- ¿Ah?

- El inevitable final de que tú y yo seamos vecinos, las posibilidades son 9/10 cariño.

- Lastima para ti que está sea la número diez.

Arráncame la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora