"Olvídala", me dicen... "Hay muchas chicas como ella" siguen repitiéndome, pero ellos no saben cómo ni cuánto te amé y te amo. No saben la emoción que sentía cada vez que veía un mensaje tuyo. El cosquilleo en mi estómago cuando escuchaba esos veinte segundos de voz a través de un audio tuyo, o la gran sonrisa que en mi rostro se tatuaba con cada foto que veía de ti...
Tu hermosura siempre me descolocó por completo, y esa risa... Oh, esa risa, podría convertir los días más grises y miserables en días radiantes llenos de alegría.
Pero más allá de cualquier aspecto físico, en tu apariencia... Estabas tú, en tu mejor momento. A veces cerrada, como a veces te inundaba un sentimiento de confianza que te hacía contar toda tu historia llena de malos ratos. Tu fuerza, porque eres la persona más fuerte mentalmente que he conocido, y podrían decir que no es así, que me equivoco y que éstas palabras carecen de sentido en absoluto; pero no te conocen como me dejaste hacerlo.
La manera en que le das ánimo a las personas que te importan aún cuando te sientes perdida, cómo eres capaz de sonreír aunque tu mundo se vea envuelto en sombras y seas incapaz de ver una salida... Me cautivaste, simplemente siento tú.
Y es algo que los terceros no comprenden, ni comprenderán... No entenderán las noches de melancolía que paso entre lágrimas por recuerdos, palabras, promesas y confesiones de amor tempranas. No entenderán que te entregué mi corazón y que no pretendo recuperarlo, ni el porqué. No serían capaces de procesar todo lo que yo por ti sentí, y sigo sintiendo.
"Superala" me dicen... Pero no saben lo difícil que es dejar ir a la persona que te hizo enamorarte de su alma.
Es difícil dejar de amarte...
Y no lo entienden.
No entienden cómo tú, Freen Sarocha, entraste a mi corazón para quedarte por siempre.