Capítulo 4

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Dos copas más y un baile juntos en ese lugar. Las miradas insinuantes de JiMin, quien intentaba besarla y ella le huía riéndose antes de volver a acercarse a él y acariciarle el pecho con sus manos.

El joven sabía que la chica estaba jugando con él a su antojo, no veía la hora de poder castigarla. Los labios de ella besaron la nuez del chico, haciendo que él suspirara en alto tras el acto.

-Jefe... -Susurró ella jugando a seguir dejando besos por el cuello ajeno, sintiendo que las manos del mayor estaban deslizándose lentamente por su espalda hasta acariciar su trasero.- ¿Vamos al coche?

-¿Crees que has sido tan buena compañía como para tener sexo en mi coche? - Concluyó a decir el pelinegro al oído de la menor, aún acariciando sus nalgas y acercándola a él. Había empezado a sentir que aquellos besos en su cuello incentivaban a su pene.

-Quizá sólo quiero que me lleve a casa...

-¿Quizá...? -JiMin elevó una ceja al sentir que aquella chica se había alejado de él para ir hacia la barra y pagar, antes de dirigirse a la puerta. Cuando él quiso ir a pagar su parte, el barman dijo que la señorita lo había pagado todo, por lo que rápidamente se acercó a la puerta para ir a hablar con ella.- ¿Por qué has pagado todo? ¿No te qu...?

-Shh...- Los dedos de la chica se posaron en los labios de JiMin, quien calló al notar aquella cercanía que la chica había tomado.- No me venga con machismos de que el hombre siempre invita a todo, señor con complejo de Sugar Daddy...-Dijo tropezando su lengua con su paladar, estando bajo los efectos del alcohol.- A mí el dinero me suda el coño... Bueno, no me suda el coño porque en verdad quiero una camiseta de gucci pero que me da igual si me la compras tú, o tu padre, o me la compro yo... ¿Capicci? Capicci.- La chica rió ante sus propias palabras, y apoyó su cabeza en el pecho de JiMin, olfateando la zona y rozando levemente su nariz con el lugar.- Me da igual. Estás tan bueno, hueles tan bien, eres tan sexy... Quiero follar.

Y Ji Min, que estaba igual o más borracho que aquella chica, elevó su cara para mirarla a los labios. Sí, lo estaba deseando. No le gustaba besar a las chicas, ya se ha dicho, pero a ella sí, por lo que sus gruesos labios presionaron los belfos ajenos, siendo ese el primer beso que se habían dado en toda la noche, y con toda la lascivia acumulada debido a los juegos de aquella chica, su lengua empezó a recorrer la boca con su lengua, impactando con la de la otra, que rápidamente respondió a aquellos besos, enredando sus manos tras su cuello. Le encantaban esos labios, tenía todas las papeletas para ser su nueva compañera.

Estaban en mitad de la calle, besándose como si fueran dos adolescentes hormonales. El cuerpo de Azul chocó contra la pared del bar, las manos de JiMin paseaban ansiosas por todo el cuerpo de la joven, haciendo que ésta suspirara clavando sus uñas en la espalda del mayor.

Se separaron unos segundos, en los que JiMin tomó su mano para empezar a caminar rápidamente hacia el coche. No hablaron en el camino del aparcamiento, ambos estaban lo suficientemente calientes como para que sus únicos pensamientos fueran llegar de una maldita vez.

Abrió la puerta del coche, ocupando el sitio del copiloto mientras desabrochaba su pantalón. El asiento quedó de forma horizontal, mientras el joven JiMin mantenía su mirada en azul, quien había quitado su pantalón antes de entrar al coche, por comodidad. 

Su intimidad estaba justo sentada en el enorme bulto que reposaba despierto en el pantalón del joven, acto que había ocasionado un leve jadeo entre los dos antes que sus labios empezaran a jugar suciamente entre ellos.

Las caderas de cada uno se movía en contra de las otras. El coche era un espacio reducido pero debían admitir lo excitante que era también.

Las manos de azul recorrían el pecho del empresario, sintiendo lo fuerte que éste estaba por encima de es camisa que no tardó mucho más en desabrochar, como Ji Min había hecho con la suya para poder tocar sus pechos. No intercalaban palabras lascivas, estaban demasiado ocupados en terminar de desnudarse.

Un condón rápidamente puesto en el duro miembro de Ji Min, que reposaba sobre su abdomen cuando fue descubierto, era el último paso para qué, después de una brusca nalgada que hizo gemir a Azul en lo alto, la posicionara sobre su pene, el mismo grueso y largo pene que había visto follándose a una tipa en la mañana.

Pero Azul no estaba para ponerse meticulosa en ese momento, pues lo único que ansiaba era divertirse. Llevaba tanto tiempo sin haberse acostado con alguien porque su madre le comía la cabeza con 'la dignidad de una mujer y el no tener sexo con cualquiera fuera de una relación' que sin darse cuenta, estaba perdiendo la dignidad por esperar a un hombre, mientras ella tenía lo justo y necesario para hacerse con cualquiera.

La caderas de la chica fueron tomadas por Park, quien la estaba haciendo bajar por completo para penetrarla, y pudo escuchar sus amplios gemidos mientras clavaba sus uñas en su espalda y desgarraba mínimamente ésta, dejando sus marcas.

-¿Duele? - Preguntó irónico JiMin, con una sonrisa ladina en su rostro, seguro de sí mismo y de su dotación en el miembro a lo que ella respondió contrayendo su vagina como había leído en varias páginas de internet, haciendo que ahora fuera JiMin el que gemía.

-¿Duele?

-Perra...-Dijo en un gemido, mordiendo clavando sus dedos en las caderas de la joven.

-Me pone que me insulten durante el sexo.

Y como regalo, una nalgada en el trasero de Azul que la volvió a hacer gemir. Había entrado en una batalla de quién sacaba más gemidos a quién. Mientras Azul saltaba sobre el duro miembro de JiMin, contrayendo su vagina en ocasiones sólo para hacerlo gemir, éste maniataba sus pezones con la lengua y dientes, acariciando su clítoris con uno de sus dedos para incentivarla más.

Mordidas, chupetones, más nalgadas cuyo sonido podía escucharse desde el exterior y había llamado la atención de aquellos que hacían vida nocturna. Los arañazos en el pecho de Ji Min junto a la sangre que había en su labio después de una mordida al perder el control en el primer orgasmo de Azul, las huellas de JiMin marcadas en sus nalgas y todo el vaho acumulado en las ventanas del coche que impedían que los de afuera pudieran verles.

Cuando Ji Min se corrió, no pudo decir que había follado con una chica, porque se habían follado mutuamente. Había estado con muchas mujeres pero ninguna como aquella que ahora jadeaba en busca de aire con su frente apoyada en su pecho. Y Azul, por su parte, ya sabía que su nuevo mejor amigo iba a ser el pene del su jefe.

-¿Bien...?- Susurró JiMin casi sin voz, acariciando levemente el cabello de la menor.

-Le amo...-Unos segundos de silencio en los que Ji Min había dejado de acariciar el cabello de Azul y sus achinados ojos habían quedado abiertos como platos. Pensaba que esa joven se había vuelto loca, nadie debería de enamorarse por tener sexo y menos después de haber hablado de ser su Sugar Daddy. La escuchó reírse elevando su cabeza para mirarlo a la cara.- Es broma, idiota. ¿En serio se lo ha creído?

-Me asustó, ya iba a llevarla a su casa y pedir un traslado a la otra empresa.- Musitó JiMin, por fin respirando tranquilo y alzando levemente su mano para golpear una nalga de Azul.- Y no me llame idiota.

Una mordida en el su propio labio mientras sonreía ladina y relamió sus labios.- Si me va a nalguear siempre que lo insulte, seguiré haciéndolo...

-Rebelde...

ᴄᴏᴄᴋᴛᴇᴀsᴇʀ      ||         [P.J.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora