Lanzé a Ross sobre la cama. Durante el camino en el auto de Ross no habiamos hablado. El solo se limitó a mirar mi cuerpo a traves de la bata transparente que me habían dejado conservar, al igual que todos los trajes de baño que había usado en la session de fotos.
Sonrió cuando puse mis rodillas en la cama y me subí sobre él.
-Sácate esa bata, nena.- dijo.- Puedo ver a través de eso de todas formas.
Y antes de poder quitarmela, él ya me la había sacado de un tirón.
El traje que traía puesto se amarraba por atrás y, para que no se me caíga en la session de fotos, lo habían atado muy bien.
-Ross.- dije dandome la vuelta.
Él rió con eso. Yo tenía el trasero en todo su erecto miembro, y gemí al contacto.
Ross tardó unos segundos en desatarlo y me sujetó las caderas para evitar que saliera de esa posición.
-¿Lo hacemos así?- me dijo. Más con tono de pedido que con de pregunta.
Cojí sus manos y las bajé hasta mi sexo.
Puse la cabeza para atrás cuando sus dedos empezaron a moverce.
No podía ver a Ross, pero imaginaba su rostro: Pupilas dilatadas por la excitación, boca abierta por la falta de aire y por su agitada respiración. Tuve ganas de recostarme sobre él, pero...
-Oh ven aquí, ______- Ross me jaló y le colocó sobre de pecho, justo como lo estaba pensando.
Planté mis uñas en sus piernas y caderas, mientras que él continuaba presionando mi clítoris. Sus dedos eran mágicos. No solo para eso. Quiero decir, tocaba la guitarra, piano, bajo y sabía cocinar muy bien, pero sin duda esto era lo que le salía mejor.
Cada segundo me excitaba más y mis gemidos empezaron a salir de mi boca.
-Más fuerte ______. Que todos se enteren cual es mi nombre.
-¡Ross!- grité. Me cojí de las sábanas porque sabía que lo lastimaría si lo cogía así.
Metió un dedo en mi mientras que con otro frotaba mi clítoris. Levanté las caderas como reflejo, pero eso hizo que los dedos de Ross casi salgan de mi.
Bajé las caderas inmediatamente, tratando de controlarme un poco, y no moverme mucho.
-Mi nombre entero, ______-dijo con dificultad. Tambien le costaba hablar.- Grita mi nombre entero.
-No haré eso...
-Ahora.
Metió 2 dedos en mí, volviendome loca.
-¡Ross Lynch!- grité rindiendome. No podía negar algo cuando tenía algo de él dentro de mí.
Metió y sacó sus dedos con fuerza, pero sin hacerme daño.
-¡Oh Dios! ¡Estás muy mojada!- dijo.
Adentro, afuera, adentro, afuera y el mismo proceso una y otra vez.
-¡Oh Ross!- gemí.
-Me estás apretando los dedos.- dijo.- Eso me gusta mucho.
Logré levantarme y sentarme nuevamente. Levanté las caderas y empeze a sobar mi sexo sobre la mano de Ross.
-Nunca antes alguien me había follado la mano.-dijo.
Continuamos con esos movimientos hasta que estaba apunto de correrme.
-Ross, voy a...
Me dió la vuelta en el aire y me lanzó en la cama. Acercó su boca a mi sexo y empezó a meter su lengua en mi vagina.
Me corrí allí, en su maravillosa boca, y observé maravillada la manera en la que se comía todos mis fluidos.
Esperé unos segundos a que mi respiracion se calmara y pudiera sentarme. Ross estaba recostado, con la cabeza casi entre mis piernas.
Me incliné y lo saque de mis piernas.
-¿Cansado?- pregunté.
-El viaje fue largo.- contesto, colocandose a lado mio.
Puse mis largos brazos alrededor de él.
-¿Quieres dormir un poco?
Ross asintió y cerro un poco los ojos.
-Te despertare en unas horas.- respondí pegandolo a mi cuerpo y cubriendolo con las mantas.- Aun te debo un orgasmo.
