Después del parto, la salud de Cagney se complicó. Tuvo que cerrar su tienda unos meses para cuidar del bebé. Descuidó sus flores a tal grado de que se marchitaron, pero sobre todo, se descuidó a sí. No podía dormir, y mucho menos concebir tranquilidad cuando el niño abrió los ojos. Poseía la misma mirada y color que los de King Dice. No quería admitir que al verlos le repulsaban, veía la mirada de un asesino, de alguien cruel, pero sobre todo, de aquel que lo abandonó. A pesar de ello el niño estaba sano y se desarrollaba felizmente en su mundo de fantasías. Fue bautizado con el nombre de Flowey.Y muchos años pasaron para que Flowey pudiera ayudar en la florería.
Cagney pudo haber regresado a a New york para trabajar de cualquier coda, pero con los cuidados y los gastos, apenas y le alcanzaba para mantenerse con las ganancias de la tienda. Había veces en las que no comía; y cada último día de la semana mientras su hijo dormía ameno, él se levantaba en plena madrugada y sacaba el montoncito de dinero que juntaba. Lo dividía en los gastos semanales, pero no importaba cuánto ganara, no le sobraba ni un cemtavo para él. Esto para los zapatos de Flowey que los anteriores están desgastados, aquello para la colegiatura de la escuela, eso para la luz que cada día sube más. Se ahogaba en un mar de cuentas, estresado y sin saber cómo continuar...
Un día, mientras llevaba a su hijo a la escuela, ocurrió lo impensable. Se cruzó de frente con él. Con King Dice. Ni siquiera supo reaccionar, sus ojos se iluminaron cuando chocaron y al alzar la mirada se encontró con un rostro conocido. Sin embargo, este pareció no reconocerlo, venía del brazo con una mujer que se le veía de clase alta.
"Discúlpenos" oyó decirle a su hijo.
-Dice- susurró.
-¿Hm? Nos conocemos- le dio una mirada de superioridad que lo hizo sentirse deshecho. ¿A caso estaba bromeando?
Agachó la mirada -No.- pudo decir mientras sentía cómo su corazón se rompía.
Pronto, la tienda dejó de producir y tuvo que verse obligado a cerrarla. Todos los días, algunos individuos acudían tocando incesantemente a ala casa. El pequeño flowey oía a su padre abrir la puerta, los gritos y los insultos inundaban el lugar para terminar con un portazo y los sollozos de su padre. No dejaba de preguntarse por qué su padre no comía y este respondía siempre con un "No tengo hambre". Aunque por las noches, podía oír el estómago de su padre rugir.
De manera que la situación no pudo ser peor, Cagney tuvo que acudir a aquel del que nunca hablaban. Al más temido de la isla: Devil. Tenía que hacer un trato con él para conseguir dinero, a cambio de su alma. No le importaba mientras pudiera salir adelante con su hijo.
Así que se encontraba en la oficina del diablo con la mirada baja. Se le había olvidado que su antiguo amor trabajaba ahí. Lo vio de nuevo en otra ocasión y este tampoco pudo reconocerlo.
-Mi cobrador vendrá por tu alma cuando lo desee, no importa dónde estés, ni lo mucho que nos ruegues, tú se la darás sin objetar, ¿de acuerdo?
Asintió con la cabeza.
Y de imprevisto, casi de un día para otro, su negocio comenzó a prosperar, ganaba mucho, y por primera vez desde mucho tiempo, le sobró dinero para él. Tanto que a veces no sabía en qué gastarlo. Pero aquello sólo fue una felicidad escasa, porque se sentía más cansado, le faltaban fueezas y sentía que su ánimo se apagaba.
No fue hasta que su hijo cumplió los 12 cuando finalmente King Dice llegó a reclamar la parte del trato. Estaban festejando su fiesta de cumpleaños a punto de cortar el pastel cuando oyeron la campana de la puerta. King Dice llegó y miró todo como si nunca hubiese estado ahí. Se paró firme en medio del lugar y vio con una mirada inexpresiva a Cagney.
"Hora de irnos", escuchó Flowey salir de los labios del hombre. ¿Quién rayos era?
-¿Papá?- Flowey le dio una mirada a Cagney esperando respuesta, pero este estaba petrificado, y su mirada expresaba temor, eso le asustó- ¿quién es él?
-N-No puedo- dijo Cagney.
-Hiciste un trato, muchacho. Y si no estás dispuesto a cumplirlo- king Dice deslizó sus mangas y sacó una baraja- Acepta las consecuencias.
Lanzó las cartas a Cagney y su hijo apenas pudo empujarlo para que las esquivara. Las filosas cartas quedaron incrustadas en la pared.
No le dio un respiro, cuando menos se lo esperaba, King Dice saltó a su lado y lo golpeó en el rostro.
-¿Qué está haciendo?- preguntó alterado su hijo.
Lo tomó del su ropa y golpeó una vez más su rostro- Este muchacho hizo un trato con el diablo. Si se resiste, es mi deber llevarme su alma por la fuerza. Ahora,- lo sacudió- ¿vendrá conmigo por las buenas o tendré que hacerle algo a su hijo?
King Dice desenfundó su arma y apuntó a dirección de Flowey.
Pero Cagney no prestaba atención. Los golpes lo dejaron confundido. Estaba imaginando lo que pudo haber sido si King Dice hubiera regresado, si no hubiera cumplido sus promesas, si hubieran sido una familia feliz.
-¿Dice...?-murnuró apenas.
Pero cuando la vista le regresó, el retrato del hombre honorable que poseía se borró. En cambio, un completo desconocido le apuntaba a su hijo.
Su expresión cambió. No iba a permitir que el hombre que los abandonó tocara lo último que le importaba en esta vida.
"No te atrevas a hacerle daño" pronunció con los ojos llenos de ira mientras arañaba los ojos de King Dice.
El hombre retrocedió ante el dolor mientras Cagney se levantaba. Tomó el cuchillo del pastel y se abalanzó hacia él.
-Llenaste mi mente de ilusiones y nos abandonaste, ¡¿Y te atreves a volver fingiendo que no nos reconoces?!
King dice no entendía de qué hablaba. Una punzada en la cabeza lo hirió. La sonrisa cálida de un muchacho se atravesó por su mente. Se tomó de la sien mientras intentaba no perder el equilibro. ¿Qué tenía que ver él con esto?
Cagney clavó el cuchillo en su brazo mientras estaba distraído. Su hijo salió corriendo de ahí en busca de ayuda, pero él no. El rencor que le tenía nublaba su razón. Hasta creía estar dispuesto a asesinarlo.
Y antes de que Cagney estuviera a punto de matarlo, King Dice cayó de rodillas al suelo mientras gritaba:
-¡¡NO ME LASTIME, VOY A SER PADRE!!
Cagney paró en seco y la sangre se le heló. ¿A caso estaba recordando algo?
King Dice levantó la vista y sus ojos se abrieron mostrando insania. Entre toda la sangre y moretones se encontraba a punto de ser asesinado por la persona que más amó en el mundo.
-¿... Cagney?- susurró.
El dolor lo hizo doblegarse, su mente le hacía ruido, las voces no dejaban de cesar, mientras imágenes se atravezaban por su mente de alguien corrompiéndolo. Borrándole sus recuerdos, asesinando a sus padres, volviéndolo su títere. Pero sobre todo, negándole la oportunidad de ser feliz con la única persona que pudo haber reparado su corazón.
King Dice gritó. Gritó con todas sus fuerzas, la herida era insoportable, el coraje al saber que alguien te lo había arrebatado todo, el dolor físico. Todo se mezclaba en una sola oleada.
Mientras el suelo de la casa parecía abrirse, alguien emergía du un agujero. Mostrando una mueca furiosa y con una pistola al lado de quien creyó que eran sus familiares: Devil.
Antes de caer en plena batalla, miró la silueta del muchacho que tanto le había importado. Le había fallado a su verdadera familia.
-Cagney... Perdóname.
Murmuró mientras el brillo de sus ojos se desvanecía.
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CagneyX... Mini-fanfics
Short Story¿Solo el 14 de febrero? ¡Yo tengo la solución! Estos serán mini-fanfics u one-shots que me pidieron de cualquier shippeo de Cagney.