Me pones nervioso

1K 93 28
                                    

Los alumnos de Watford estaban en clase practicando y creando nuevos hechizos. La profesora les había dado un espejo, y los alumnos debían encantarlo, cada quien con un hechizo diferente.

Estaban trabajando en parejas, cada uno probando el hechizo en su compañero frente a toda la clase.

Baz y Penelope trabajaban juntos, ya que así los habían asignado. Normalmente trabajarían Penny y Simon, pero el rubio no se había sentido bien esa mañana, por lo que faltó a clases.

Baz ejecutó perfectamente su hechizo en Penelope, este consistía en que al ver el espejo, verían reflejado el secreto que más temían que fuera descubierto, y funcionó.

Ahora era el turno de Penelope, quien le mostró el espejo a Baz para que viese a través de él. No estaba esperando escuchar lo que dijo el vampiro.

-Agh, ¿Porqué veo al estúpido de Snow?

La chica frunció el ceño, debía haber un error.

-¿A Simon, estas seguro?

Baz rodó los ojos.

-Si Bunce, completamente.

-Señorita Penelope - interrumpió la profesora - ¿podría explicar a la clase, que era lo que el joven Pitch debía ver reflejado?

Penelope balbuceo un poco, no podía.

-Yo... Creo que eso es algo íntimo y...

-¡Solo dilo! -grito alguno de los alumnos.

-Háganos el favor -volvió a decir la profesora.

-Bien... Cualquiera que mire el espejo- dudo un momento, y después siguió, no muy convencida - debe ver reflejada a la persona que más ama en el mundo.

Todo el salón se quedó mudo, poco a poco comenzaron a surgir voces, algunas sorprendidas, otras decían que el hechizo no funcionaba bien. Cuando la profesora salió de su trance -también la habían sorprendido- indicó a los alumnos que podían salir y se quedó en el aula con Penelope y Baz.

-Para determinar su calificación... ¿Podría mostrarme el espejo?

Así lo hizo Penny.

-Excelente, tiene 10 señorita Bunce.

Baz no decía nada, no lo había hecho desde que la chica explicó su hechizo. El sabía perfectamente que su encantamiento funcionaba, claro que Simon Snow era la persona a la que más amaba en el mundo, pero jamás pensó que terminaría siendo expuesto por un estúpido trabajo en clase.

-Señor Pitch -lo llamó la profesora, deteniéndose en la puerta justo antes de salir -esta bien, ¿de acuerdo?

Y sin decir una palabra más, salió, dejando a Penelope y Baz solos en el salón.

Baz tomó sus libros y se apresuró a la entrada. Pero la chica de cabellos morados lo sujeto antes de que pudiera salir.

-Vamos Baz, no finjas que no sucedió... ¿Vas a decírselo?

-No, Bunce. No lo haré, y espero que tu tampoco se lo digas. Ahora sueltame por favor, debo irme.

-¡Es la persona que más amas en el mundo! Jamás habría creído algo así, además, se pondrá feliz cuando sepa que es mutuo.

El corazón de Baz se paro por un segundo, no podía ser cierto, Simon Snow sintiendo algo por el que no fuera odio, si claro, seguramente era una estrategia de la chica para convencerlo de contárselo.

-Lo siento Bunce debo irme.

Y sin más, se fue. Esos chicos eran realmente difíciles, pero no iban a librarse de ella. Necesitaba ir a buscar a Simon.

...

Simon estaba tomando una ducha, al terminar las clases Penny había ido a visitarlo para preguntarle si se sentía mejor, y así era. Además le contó lo sucedido en clase. El rubio simplemente no lo creía, Baz, el mejor alumno, el mejor mago, el más talentoso, el más atractivo y sobre todo su enemigo mortal, no podía estar enamorado de él. Sonaba absurdo.

Simon se había dado cuenta de que lo que sentía por Baz no era odio, que esa necesidad de tenerlo cerca, de verlo, de hablarle, de saber que estaba ahí, se debía a que, en realidad, estaba enamorado de él.

Asumiendo que aún estaba solo en la habitación, Simon salió del baño solo con su ropa interior y pantalón puesto, tenía el torso desnudo.

-Mierda, ¡Snow cubrete! -había gritado Baz, dándose la vuelta y mirando hacia la puerta.

-Baz, ¿qué haces aquí?

-Aquí duermo, estúpido -el peli negro volteo a mirar a Simon, pero este aun no se había cubierto -¡te dije que te vistieras! -recriminó nuevamente y en sus mejillas apareció un leve sonrojo.

Simon lo contempló divertido, hacia demasiado drama solo por eso.

-¿Porqué, te molesta? -preguntó, con una sonrisa en los labios.

-Me distrae -respondió como si fuera lo más obvio del mundo.

Simon sonrío y se puso su camisa, entonces Baz se maldijo internamente.

-No quise decir que me distraes-dijo Baz- solo que me pones nervioso.

Mierda.

-Baz, vino a verme Penny.

El vampiro se tenso.

-¿Y eso que tiene?

-Me contó lo de los hechizos con espejos -al notar que Baz no dijo nada, siguió adelante. Ya estaba metido en esto, no podía detenerse ahora -y me presto el suyo.

-Si, bueno ¿y eso que tiene que ver conmigo? -se defendió Baz, al fin recuperando el control de si mismo.

-¿Sabes que si quiero, puedo permitirte ver lo que yo veo? -Simon tenía miedo, realmente no sabía lo que pasaría.

-Claro que lo sé Snow, yo sí presto atención en clase.

-Pues ven, quiero mostrarte lo que refleja el espejo.

El chico se ojos grises dudo y se quedo parado en el mismo lugar, frente a la puerta, así que Simon fue hacia el, lo tomó de las manos y ambos se sentaron en su cama.

-Bien, ¿listo para ver quien es la persona a la que más amo en el mundo?

-¿Porqué compartes esto conmigo? No se supone que...

-Shh, callate y mira.

Ambos se inclinaron y miraron el espejo, al inicio no pasó nada, pero poco a poco comenzó a formarse un remolino en el, hasta que al final completo un rostro, la persona a la que Simon Snow más amaba en el mundo. BAZ.

Simon sonrío, sabía a quién mostraría el espejo, sin embargo, Baz estaba totalmente estupefacto, su corazón comenzó a latir muy rápido, demasiado a decir verdad.

-Simon... -dijo Baz, con la mirada aún fija en el espejo.

Simon jamás lo había visto así, tan calmado, sin una pizca de burla en sus palabras.

Lo tomó del mentón e hizo que lo mirara a los ojos.

-Así es Baz - acaricio la mejilla del pelinegro con su pulgar - Te amo.

Y sin dejar que Baz respondiera, unieron sus labios en un tierno beso, lento y cargado de sentimientos. Baz coloco sus brazos al rededor del cuello de Simon, mientras el seguía acariciando su mejilla. Siguieron besándose hasta que sintieron que les faltaba el aire.
Entonces se separaron, Baz aún con los brazos rodeando el cuello de Simon, y la mano de este aún en su mejilla.

-También te amo, Snow.

Simon sonrío, era una enorme y tierna sonrisa. En realidad, ambos tenían una gigantesca sonrisa plantada en el rostro.

-Antes me llamaste Simon.

-No, no lo hice.

-Claro que sí, hace un segundo.

-Bueno, entonces... También te amo, Simon.

Y sin decir más, ambos volvieron a juntar sus labios. Sintiendo la sonrisa del contrario a mitad del beso.

Snowbaz One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora