Cuando te das cuenta de que no eres parte de una mayoría tu mundo y todo lo que creías de ti mismo se viene abajo, tienes que replantearte todo, un millón de preguntas surgen e intentas que todo cobre sentido.
Si todo sale bien a las personas que te aman no les importará a quien quieras, pues sabrán que tu corazón funciona de la misma manera. Lo difícil llega cuando te das cuenta de que aquellas personas que deberían apoyarte incondicionalmente no lo hacen, por el contrario son aquellos que día a día te hacen notar que eres un error, te pueden hacer sentir inútil y enfermo, como a mí.
Hace 5 años me arme de valor para decirles que estaba enamorada de una chica y la relación que por tanto tiempo habíamos formado, cayó, su manera de verme cambio y durante todo este tiempo he escuchado los mismos insultos una y otra vez, pensando que tenía que aguantarlos porque ellos eran la autoridad, creyendo que tenían el derecho de violentarme porque estaba sujeta a sus reglas, porque dependía de ellos. Crecí con rencor, con un rencor que me cegaba, aún cuando no se tratara de mi sexualidad, para mí lo que ellos decían estaba equivocado, llene mi corazón de rabia sin darme cuenta de que poco a poco me destruía.
Con el paso del tiempo cada vez pasada menos momentos con ellos, mi mente comenzó a aclararse y sentirme feliz nuevamente, pero cuando los veía, aún cuando los amaba solo podía ver toda l violencia y todo el rencor que tenía, no había confianza.
Un par de días atrás me atreví a responder a su pregunta ¿porque estaba tan enojada con ellos? Tengo que admitir que hasta cierto punto fue liberador pues fui capaz de verbalizar lo que estaba sintiendo, mientras que en la realidad solo había empeorado la situación, les molesto tanto mi respuesta que decidieron que ya no sería parte de su supuesta familia, que era yo la culpable de esta ruptura, cada palabra que decían se sentía como una puñalada, sentía que estaba cayendo a un pozo sin fondo, regrese cinco años atrás cuando me sentía completamente sola.
Hoy puedo entender que no es culpa mía, no decidí ser como soy pero puedo decidir cómo quiero vivir, no puedo agradarlos en eso y nunca lo haré, decido qué a partir de este momento soy libre, libre de pensar y de sentir como yo decida. No merezco humillación ni mas violencia pues quizá ellos no se dan cuenta pero el seguir tomando importancia lentamente me estará matando a mi.
