Limerencia I

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–Aún no entiendo porque simplemente no lo admite–

Sentado en el jardín cerca de la cafetería, Kibum miró triste el pasto debajo de sus manos al escuchar una vez más el reclamo de su amigo.

–Quizás aún no se haya dado cuenta– dijo, intentando convencerse a sí mismo.

Mir negó irritado.

–No, ya lo sabe, él sabe que es tu compañero... solo es un cobarde con miedo a madurar– Kibum siguió mirando el pasto mientras lo escuchaba –No entiendo porque tuvo que tocarte alguien como él, tan estúpido, irresponsable y...–

–Sabes que no es su culpa– lo cortó de pronto. Mir lo miró incrédulo –Mírame, no soy exactamente el ejemplar de Omega que cualquier Alfa querría– soltó con una sonrisita forzada, las comisuras le temblaban.

Mir suspiró frustrado.

–No seas idiota Bum-ah, eres perfecto tal como eres– y tomó al Omega entre sus brazos sin darle tiempo a reaccionar –Si ese idiota no sabe apreciar lo bello que eres, pues que se joda– las palabras de su único amigo hicieron que se conmoviera tanto que una lágrima traviesa escapó de uno de sus ojos, siendo limpiada rápidamente por el Beta que lo abrazaba.

–Gracias Mir– susurró.

Pero entonces algo en su pecho le comenzó a molestar, y empezó a sentirse observado.

Casualmente giró su vista hacia la cafetería y sus ojos irónicamente fueron a dar con aquella mirada afilada que lo acusaba silenciosamente.

Su compañero... su Alfa.

Y lo miraba como si fuera el ser más despreciable de la tierra.

Tragó en seco y desvió la mirada sonrojado.

No debería importarle si Jonghyun lo escudriñaba con la mirada, después de todo él había dejado muy claro que no lo quería en su vida.

Pero la realidad era que lo hacía, le importaba.

¿Y como no hacerlo? Si Jonghyun era la persona que la luna había elegido para él.

Claro que le importaba.

Por eso siempre se arrastraría con tal de recibir una oportunidad.

Tan solo una.

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¡Hey tú!

¡Sí tú! El que esta leyendo esto.

¿Quieres llorar?

Bien, aquí te dejo esto...

De nada.

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