Capítulo 5

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Al llegar a casa me despedí de Nadine, me daba mucha pena despedirme de ella pero ya no teníamos excusa para no vernos. Solo vivíamos a una hora y nos habíamos pasado un año sin vernos, pero a partir de ahora eso no se podía volver a repetir.
Mañana volverían mis padres y sabía que si no dejaba todo ordenado mi madre se enfadaría, a veces me sorprende lo maniática que puede ser con el orden y la limpieza. Puse una lavadora con toda la ropa sucia y le mandé un mensaje a Lily para ver si había vuelto ya de su viaje a Brighton, pero volvía mañana, así que no sabía qué hacer. Me negaba a avisar a Danny de que ya había llegado, sabía que volvía hoy y no había mostrado interés desde el mensaje que me mandó el día que me fui a Londres.
Como no tenía nada mejor que hacer decidí mirar mi cuenta de "Famous ID" que hacía mucho tiempo que no consultaba. Al entrar vi que tenía muchas notificaciones: siete peticiones de amistad, diez mensajes privados, más de cincuenta etiquetas en fotos, 32 comentarios y 258 comentarios en fotos. Estar una semana sin entrar en la cuenta tenía sus consecuencias. Me dispuse a aceptar las peticiones de amistad y ver los mensajes privados. Mientras miraba todo lo que tenía me llegó un mensaje por chat de Jake Buckley, no me sonaba el nombre así que supuse que nunca había hablado con él.
Efectivamente, nunca habíamos hablado pero poco tiempo después de haber empezado a hablar ya nos estábamos contando cosas de nuestras vidas personales. Vivía en Los Ángeles, tenía también 17 años, iba a estudiar psicología en la Universidad de Berkely y estaba preocupado porque su novia se iba a la Universidad de Brown, por lo que se verían menos que ahora. Lo gracioso era que la conoció por IDConnect, hablaban tanto que decidieron conocerse en persona y a partir de ahí comenzaron cada vez a verse más y hasta hoy.
Estaba hablando con Leo, ese era su nombre real, cuando mi móvil empezó a sonar. En cuanto vi el nombre de Danny en la pantalla me puse de los nervios, pero sabía que tenía que coger la llamada si quería arreglar las cosas.
-Hola – dije no muy convencida, sonando más como una pregunta que un saludo.
-Hola Olivia, ¿has llegado ya? – la voz de Danny era más fría de lo normal y eso me hizo preocuparme más de lo que estaba.
-Sí, llegué hace un par de horas.
-¿Y qué tal tu viaje? – preguntó en el mismo tono y ya me cansé de esta conversación incómoda y eso que acababa de empezar, pero tenía muy poca paciencia.
-¿De verdad Danny? ¿Podemos hablar de lo que tenemos que hablar y dejarnos de tonterías y conversaciones incómodas? Porque ya estoy bastante nerviosa como para escuchar ese tono de voz de tu parte. – Contesté de golpe y en menos de dos segundos.
-Tienes razón, pero no hables tan rápido, que por muy acostumbrado que esté a veces me cuesta seguirte – dijo riendo y eso hizo que soltara todo el aire que tenía retenido. - ¿Estás muy cansada para quedar ahora y cenar?
-No no, pero si quieres vente mejor a mi casa, mis padres no llegan hasta mañana. Así si terminamos gritándonos no montaremos ningún espectáculo en ningún sitio. Podemos pedir algo para cenar.
-¿Me llevo el pijama? – dijo riéndose.
-No, que te invite a mi casa no significa que te haya perdonado aún, además mis padres vienen mañana temprano.
-Vale, en media hora estoy en tu casa, estúpida.
-De acuerdo imbécil. – Hasta cuando estaba enfada me era imposible estar seria con él.
-Te quiero.
-Y yo, pero cuelga ya o llegarás en tres horas y estaré dormida.
-Eres experta en cargarte todo el romanticismo, hasta el más mínimo.
Y con esto último me colgó dejándome con la palabra en la boca. Odiaba cuando hacía eso, pero en este caso era lo mejor o hubiésemos estado así durante horas. Me despedí de Leo y me dispuse a deshacer del todo la maleta y a ordenar.
Gracias a la puntualidad de Danny, que llegó 20 minutos tarde, me dio tiempo a dejar todo recogido para la mañana siguiente cuando viniesen mis padres de ver a mi hermana en Manchester. Cuando lo vi bajar del coche empecé a ponerme nerviosa, se suponía que estábamos enfadados pero al mismo tiempo tenía muchas ganas de abrazarlo y estar con él. Era demasiado blanda y nunca duraba mucho tiempo enfadada, ni con él ni con nadie. Cuando tocó el timbre me dispuse a abrir, y ahora que lo pensaba no estaba nada presentable, pero llevábamos un año juntos y había suficiente confianza para estar con el pijama puesto y el pelo recogido en un moño despeinado.
-Hola Danny – saludé lo más seria que pude tratando de no sonreír al verlo.
-Hola Olivia – me saludó de la misma forma, sabiendo que esa haría que me enfadase. - ¿No me dejas entrar?
-No.
-Liv...
-De acuerdo, pasa. – Me aparté para dejarlo pasar, pero antes de poder reaccionar me cogió de la cintura y rozó sus labios con los míos. Hasta ese momento no sabía cuánto lo había echado de menos, por lo que ignoré la idea de apartarme y seguimos besándonos.
-Te echaba de menos – dijo sonriendo contra mis labios, a lo que yo no pude evitar sonreír también.
-Y yo a ti, pero sabes que estoy enfadada y no sé si quiero seguir discutiendo contigo del mismo tema porque tenemos puntos de vista diferentes. – Le dije apartándome de él y entrando a la casa.
-Yo tampoco quiero seguir discutiendo y más después de haber estado una semana sin verte. Te prometo que a partir de ahora tendré más cuidado con Michelle, pero tú también tienes que prometerme que no vas a estar a la defensiva en todo momento con ella. – Me quedé pensando un rato cuál debería ser mi respuesta.
-Te lo prometo, pero sabes que no tengo paciencia y menos con ella.
-De acuerdo. ¿Cuándo vuelven tus padres?
-Me llamaron hace un rato y me dijeron que al final se quedan allí a comer mañana, ¿por qué? ¿Piensas quedarte?
-Por supuesto – sonrió y sabía lo que estaba pensando, ya que era lo mismo que pensaba yo, pero iba a hacerlo sufrir un poquito más.
-Pero yo no quiero. – Contesté lo más seria que pude y, por la cara que puso, me había creído.
- ¿Por qué? Estamos bien, ¿no? – No pude aguantar la risa al ver su preocupación. – Muy graciosa.
-Eres muy tonto. – Le dije y lo besé.
Le cogí la mano y lo arrastré escaleras arriba hasta mi habitación. Seguí besándolo y comencé a quitarle la camiseta.
-Ya veo que tenías ganas de verme. – Dijo riendo.
-Cállate.
Seguimos besándonos y quitándonos la ropa hasta quedar ambos en ropa interior. Lo echaba de menos, había pasado más de una semana desde que estuvimos juntos y no siempre teníamos la casa de uno de los dos a nuestra entera disposición, así que había que aprovechar. Me tumbó en la cama y se puso encima besando mi cuello. Sabía que era mi punto débil y le encantaba. Siguió bajando besando mi piel hasta que llegó a mis pechos y los besó encima del sujetador, que no duró mucho ya que enseguida me lo quitó. Solté un pequeño gemido cuando llegó al borde de mis bragas, me estaba torturando.
-Joder Danny, ¿por qué te gusta hacerme sufrir? – en ese momento me miró con una sonrisa torcida.
-Porque sé que por mucho que te quejes en el fondo te gusta que te haga sufrir. – Dicho esto siguió con su tarea y me quitó la última prenda que quedaba en mí. Llevó su mano hasta mi zona íntima y comenzó a acariciarme. – Joder Liv, estás muy mojada. – Dijo entre jadeos mientras acercaba su boca a mi clítoris e introducía dos dedos en mi interior.
-Dios... Te he dicho que me estabas haciendo sufrir. Me cago en todo Danny, sigue – dije como pude entre gemidos mientras él seguía metiendo y sacando sus dedos.
-Ya no aguanto más, a la mierda. – Dijo entre jadeos subiendo a besarme y rozando su miembro duro contra mi bajo vientre. Se quitó los calzoncillos que ya le apretaban y colocó su pene en mi entrada, introduciéndolo lentamente y soltando ambos un gemido. – Joder Liv, como te he echado de menos. – Dijo entre gemidos mientras iba aumentando el ritmo y comenzó a besarme el cuello.
-Más rápido Danny – dije buscando su boca para acallar mis gemidos. – Dios Danny. – En ese momento me dio la vuelta y me dejo encima de él, por lo que podía notarlo más profundo aún en mí. Comencé a moverme arriba y abajo mientras echaba mi cabeza hacia atrás.
-Maldita sea Liv, no voy a aguantar mucho. – Dijo besando mi cuello y llevando su mano hasta mi clítoris.
-Joder Danny – dije mientras llegaba al orgasmo y sentía que él estaba a punto. – Quiero que te corras en mi boca.
-Me cago en la puta Liv – salió de mí y comencé a lamer su miembro que estaba palpitando, sabiendo que estaba alcanzando el clímax. – Te quiero, pero la próxima vez dímelo antes porque casi me corro cuando te he escuchado decirlo. – Me dijo mientras me tumbaba a su lado en la cama y nos tapaba con la manta. Me reí.
-Hacía mucho que no te veía, me ha apetecido y te lo he dicho en ese momento. La próxima prometo hacerte llegar una carta con una semana de antelación, solo asegúrate de que ni tus padres ni tu hermano la lea. – Me acurruqué en su pecho mientras él reía y poco a poco me fui quedando dormida.
A la mañana siguiente me desperté con mucho calor y con dolor de espalda debido a la postura en que había dormida abrazada a Danny. Miré el reloj y eran las 12. Mierda. No sabía a qué hora iban a llegar mis padres y tenía que recoger todo y echar al señor marmota de mi casa antes de que nos pillaran.
-Danny, levanta, fuera. Tienes que irte. No sé a qué hora van a llegar mis padres y no quiero cabrearlos nada más entren por la puerta. – Le dije mientras lo movía para que se despertara.
-Buenos días a ti también. Es una alegría despertar a tu lado.
-Te lo digo en serio, o te levantas o te levanto.
-Vale, ya me levanto, pero dame un beso de buenos días al menos, ¿no?

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