Capítulo 08

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Era lunes. El fin de semana transcurrió de prisa, en esos días Sesshōmaru y Rin no se habían vuelto a dirigir la palabra, pero eso no era obstáculo para las miradas que intercambiaban cuando uno estaba cerca del otro.

Ese día el peli plata asistiría a la constructora necesitaba dar inicio a sus actividades. El reloj de la estancia marcaban las 6:30 de la mañana aun nadie bajaba a desayunar, se encontraba solo en el comedor. Escuchó unos suaves pasos, era Rin que se dirigía hacia él.

Portaba el uniforme de colegio que consistía en una blusa blanca de botones, una falda de paletón de tablones verde oscuro que le llegaba un poco debajo de las rodillas haciendo juego con unos calcetines altos y zapatos de medio tacón negros.

Rin por su parte quedó hundida en aquellos orbes dorados. Se veía guapo portando un traje negro, camisa blanca con los tres primeros botones sueltos dándole un toque elegante y rebelde al mismo tiempo.

Ambos se observaron por largo rato, no fue hasta que llegó Kaede interrumpiéndolos con el desayuno. La castaña volvió a mirarle para luego sonreírle; esta acción descolocó al peli plata por un segundo, pero luego lo invadió la dicha al saber que aquella sonrisa fue dedicada a él y estaba seguro que la atesoraría. Se escuchó el timbre sonar, al poco tiempo escucharon pasos acercándose.

-Rin, ¿Estás lista? -indagó un joven alto, esbelto, de tez morena con algunas pecas en su rostro, ojos negros al igual que su cabello, este caía un poco más debajo de sus hombros, pero siempre lo mantenía sujeto en una coleta alta.

La castaña giró al escuchar su nombre, recibiendo al recién llegado con una sonrisa.

- ¡Kohaku! Sólo cepillo mis dientes. -aclaró la chica levantándose presurosa para segundos después subir las escaleras a toda prisa.

El moreno de vez en cuando miraba de soslayo a Sesshōmaru, sabía quién era recordaba con claridad aquel día en la casa hacienda. Su imagen se le había grabado en la memoria. Era imposible olvidar al chico que le había robado el corazón de Rin.

El peli plata por su parte sentía la mirada del chiquillo sobre él mas no se inmutó ¿Sería ese el pretendiente de Rin?, no le importaba era un niñato que cuando él quisiera lo aplastaría. Viró su rostro al ver que el chico se dirigía a las escaleras. Rin bajaba en compañía de Izayoi.

-Buenos días, tía. -saludó el pecoso a Izayoi. Ésta le sonrió.

-Buen día querido ¿Cómo amaneces? -El chico devolvió la sonrisa.

-Bien tía, ¡Gracias!... Rin apresúrate o llegaremos tarde. -tomó la mano de la castaña.

El peli plata al ver aquello no pudo contener un leve gruñido que nadie logró escuchar. Rin besó la mejilla de su madre como despedida y salió de casa sin siquiera voltear a verle.

-Sesshōmaru, ¡Buenos días! -el peli plata asintió como respuesta. Inmediatamente se levantó del comedor para retirarse hacia su habitación dejando confundida a la mujer. Al retornar nuevamente se encontró a Tōga e InuYasha haciéndole compañía a Izayoi.

-Me voy a la empresa. Nos vemos allá. -avisó a su padre para segundos después salir de la casa sin esperar respuesta, tomó un Cadillac CTS-V color blanco que su padre había preparado días antes especialmente para él.

El camino fue algo estresante no lograba sacar la imagen de Rin tomada de la mano con ese mocoso. Kagura definitivamente había pasado a segundo plano desde que había regresado a Tokio no la había llamado ni pensaba hacerlo, ahora su prioridad era la empresa y Rin.

Poco después llegó al conglomerado. Un edificio de 5 pisos con una estructura de cristal y metal. Una de las mejores en el país. Había sido diseñada y dirigida por Taishō Tōga, la mejor tarjeta de presentación a su trabajo.

Mi Príncipe De Lagunas Doradas ☆Terminada☆ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora