Capítulo 09

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El nuevo día había llegado, los rayos del sol se asomaban por las rendijas de la ventana de la castaña mientras el sonido de la alarma inundaba insistente el lugar. Estiró su brazo para buscar el aparato y poder desactivarlo. Se sentía con ánimos nulos, detestaba aquellos días en que el insomnio le cobraba factura. Alejó las sabanas de ella entre suspiros necesitaba iniciar el día o llegaría tarde a clases y de paso se ganaría una reprimenda de su primo. Otra vez.

Tiempo después bajó al comedor ya lista. Arrugó el entrecejo al observar al causante de su desvelo. Tomó asiento sin siquiera mirarle, sin siquiera hablarle no estaba de humor para sus juegos.

— ¿A qué hora pasa por ti? —al escucharlo dirigió su vista desconcertada hacia él no sabía a qué se refería. El peli plata enarcó una ceja y resopló. — ¿A qué hora es la cita? —volvió a preguntar. El rostro de la chica pareció serenarse para segundos después embozar una sonrisa.

—A las siete. —aclaró un poco más animada.

—Ya veo… —el chico hizo una pausa mientras tomaba un sorbo de café. —estaremos listos a esa hora. —le miró fijamente, ahora la chica parecía más confundida que antes.

— ¿A quiénes te refieres? —éste sin más se retiró del comedor sin dar una explicación, a su hora se daría cuenta.

Al salir de casa pudo observar que llegaba Kohaku, intentó no darle importancia pasando por su lado, pero el moreno al ver su actitud lo detuvo mientras le veía de forma retadora.

—No te acerques a ella, no volverás a lastimarla. Si lo haces te arrepentirás. —el peli plata le miró con el ceño fruncido ¿Quién se creía para hablarle de esa manera?

—Escucha bien mocoso a mí no me amenaces, porque él que perderá serás tú. —amenazó con una voz lúgubre. En ese momento Rin atravesaba el umbral de la puerta principal observando lo que sucedía. Sin pensarlo se acercó a ellos.

— ¿Qué pasa aquí? —Inquirió entre curiosa y preocupada.

—Nada Rin, sólo nos saludábamos ¿Cierto? —calmó el moreno. El ambarino asintió para luego seguir su camino dejando a los jóvenes solos.

= ° =

La mañana pasó con total tranquilidad. Rin se encontraba en la empresa platicando animadamente con Naraku. Estos se habían conocido en la fiesta de Tsubaki, pero no fue hasta que ella cumpliera los quince años cuando empezaron a frecuentarse gracias a sus visitas diarias a la empresa por el trabajo de su madre.

De inmediato simpatizaron. Los dos eran vivaces, se entendían perfectamente, con el tiempo Rin le tomó un cariño especial a Naraku lo consideraba su mejor amigo tenia plena confianza en él y sabia casi todos sus secretos incluso secretos que Izayoi desconocía; sin embargo nunca habló de sus sentimientos por Sesshōmaru, sabía que eso simplemente no cabía en su vida, no valía la pena mencionarlo, ya que su amor no era correspondido.

Además ¿Quién creería que una niña se había enamorado? ¡Nadie! Lo tomarían como una ilusión banal, simplemente un juego. Un juego que fue aumentando su fuerza con el pasar del tiempo, algo que ya no podía ignorar y cada día le dolía más.

En cambio Naraku tenía un apegó particular hacia la castaña. Cada vez que la veía su corazón se llenaba de una felicidad indescriptible. Escuchar su dulce y tierna voz lo tranquilizaba, lo desarmaba.

La forma de ser de la chica lo había deslumbrado nunca había conocido una persona tan sincera, rebelde y vivaz como lo era ella. En el transcurso de los días se dio cuenta que lo que sentía por Rin no era solamente cariño, era amor. Esa chiquilla sin proponérselo le había robado el corazón.

Mi Príncipe De Lagunas Doradas ☆Terminada☆ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora