❝ OO4 ❞

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《 Él nunca le dirá, nunca se lo dirá.
Y es mejor así para los tres. 》

【 ☾ 】

  Seokjin dió un leve respingo al escuchar como la puerta se abría de golpe. Suspiró pesadamente al ver a un atractivo y furibundo castaño frente a él.

  — ¿Es una puta broma, verdad?

  Jungkook sujetaba una carta en su mano izquierda, mientras cerraba la puerta tras de si con la otra.

  — No es una broma, Jungkook. La empresa ya está tramitando tu traslado.

  El castaño observó furibundo al azabache, estaba más que enojado. El ser transferido a mitad de su práctica de una empresa a otra iba a afectar inevitablemente su carrera, echando a perder su currículum perfecto. Mordió su labio, y arrugó el papel entre sus manos— ¿Y se puede saber por qué demonios estás arruinando mi puta carrera?

  — Jungkook, esto no va a arruinar tu carrera...

  — Cállate. Tú no lo entiendes, maldita sea. ¿Esto es por lo que pasó entre nosotros?— el castaño se acercó a él, para luego apoyar ambas manos en el escritorio y acercar su cara al atractivo rostro del empresario— ¿Es que acaso te sientes culpable y ahora tratas de librarte del problema?

  Seokjin lo observó en silencio, mientras analizaba el atractivo rostro del menor. Esos estúpidos deseos de besarlo volvieron a aparecer, pero se obligó a dejarlos de lado. Jungkook era su jodido fruto prohibido, no obstante, el azabache estaba luchando por mantener su puesto en el Edén junto a su Hoseokie, y haría todo lo posible para no caer nuevamente— No podemos seguir haciendo esto, Jungkook. No es bueno para ambos, y ya que ninguno parecía muy apto para alejarse del otro, decidí tomar la decisión yo.

  — ¿¡Tomar la decisión tú!? ¡Eres un infeliz, Seokjin! No puedes hacerme esto- dijo, para luego sujetar su corbata y acercar sus rostros—, no puedes hacerlo.— dicho eso, lo besó furiosamente.

  Seokjin jadeó ante el toque inesperado, los labios de Jungkook acariciando los suyos bruscamente. Empuñó sus manos, y se obligó a resistirse al beso, a resistir a la absoluta tentación que significaba tener los atractivos y deliciosos labios de Jungkook sobre los suyos.

  Se apartó con rapidez, para luego pasar el dorso de su mano por sus gruesos labios- No podemos seguir con esto, Jungkook. Yo no lo haré.

  El castaño lo observó, irritado y levemente herido en su orgullo— ¿Y por eso tenías que hundirme, Jin? Mierda, podríamos haber parado si lo hubieses dicho. Además, no puedes fingir que no te gustó o decir que fue mi culpa.

  — Nunca he dicho que no me haya gustado, ni mucho menos que fuera tu culpa. Pero, si no corto ésto de raíz no podré seguir adelante...

  — ¿Esto es por tu esposo y tu vida perfecta de mierda?— preguntó venenosamente— Eres un imbécil, Seokjin. De verdad. Si tan culpable te ibas a sentir, no debiste haberlo engañado.

  — Lo sé, fue mi error. Ésto— se señaló a ambos—, jamás debió pasar.

  — ¿Y que se supone que voy a hacer ahora?— inquirió el menor— Vamos, idiota, dímelo.

  Seokjin suspiró, para luego observarlo en silencio. Jungkook estaba herido y furioso, haciendo que el mayor temiera ser delatado a su esposo por él. Pensó rápidamente, hasta que una idea llegó a su mente.

  — Verás— comenzó—, sé que esto va a afectar a tu carrera. No lo suficiente como para que te lamentes el resto de tu vida, pero si lo suficiente como para hacerme sentir responsable. Por lo mismo— dijo mientras sacaba su billetera—, había pensado en hacerte llegar una indemnización todos los meses. Nada del otro mundo, pero lo suficiente como para que olvides lo sucedido.

  Jungkook abrió sus labios, pasmado. ¿Seokjin estaba comprando su silencio?— Es una jodida broma...

  — No, lo digo muy en serio— el empresario se levantó de su silla, para acercarse donde el menor. Lo observó en silencio, para luego suspirar— Lamento que esto haya llegado a tal punto, pero es lo único que puedo hacer. Espero aceptes.

  — ¿Estás comprando mi silencio?- preguntó el menor, incrédulo.

  — ¿Aceptarás o no?

  Jungkook tragó, y observó fijamente el papel que su hyung estaba escribiendo a toda velocidad, para luego ofrecérselo. Sintió que se le iba el alma a los pies al ver tal suma de dinero.

  — ¿Tanto deseas que no vuelva a aparecer por tu vida?— preguntó el menor, sintiéndose extrañamente herido. No es que amase a Seokjin, pero si había llegado a desarrollar cierta clase de cariño por el mayor, el cual había sido rápidamente exterminado con las palabras frías del azabache— ¿Realmente no sientes absolutamente nada por ésto? ¿Por mí?

  — Perdóname, Jungkook. Lamento que las cosas hayan terminado así.

  El castaño mordió el lado interno de su mejilla, y se tragó las ganas de llorar y golpearlo. Se sentía utilizado y desechado de la forma más baja— Siempre creí que eras alguien medianamente decente, Seokjin. Ahora veo que no es así. Yo... Realmente lo lamento por el tipo que está casado contigo.

  El azabache se mantuvo en silencio, a la espera de la respuesta del menor, pero sintiéndose igualmente herido por sus palabras.

  — Lo aceptaré. La verdad, me da exactamente igual, haz lo que quieras.— Jungkook caminó hacia la puerta, pero antes de abrir, se detuvo— Si crees que el alejarme de tí va a borrar lo que pasó entre nosotros, estás equivocado. Eso es algo que jamás cambiará.— dicho eso, salió de la habitación sin mirar hacia atrás.

  Seokjin suspiró, sintiendo todo su cuerpo en tensión. Caminó hacia su escritorio, para luego sentarse y frotar su rostro. Decidido a despejar su mente, comenzó a organizar sus horarios, pensando en la promesa de le había hecho a Hoseok, esperado así también apartar de su mente al joven que hace menos de unos segundos había abandonado la habitación.

  — Claro que sé que no cambiará...

(...)

  — ¡Estoy en casa!

  Al instante, se escucharon unos apresurados pasos, y un pequeño de cabellos azabache le saltó encima— ¡Papá! ¡Volviste!— dicho eso, extendió sus brazos, dando a entender que quería que lo levantaran, y besó el rostro de su padre entre risas.

  Segundos después, Hoseok fue a recibirlo con una amplia sonrisa y una enternecida mirada. Besó sus labios pausadamente, haciendo que el pequeño dejara claro el asco que le provocaban mientas salía corriendo hacia la cocina. Hoseok rió, y volvió a besar a su esposo, esta vez más largamente y a un ritmo lento, disfrutando el que por fin su Jinnie estuviese en casa.

  — Estoy tan feliz...— el castaño suspiró, colgándose de los amplios hombros del mayor.

  — ¿Lo estás? Yo también.

  Hoseok asintió, y lo abrazó— Te amo.

  — Yo también te amo, bebé.

  Definitivamente, Hoseok jamás tendría que enterarse. Seokjin no le diría que lo había engañado con alguien más, y con Jungkook fuera del sistema, sabía que había logrado acabar con ello. Ahora, sólo quedaba luchar contra su estúpida conciencia y enterrar ese pequeño desliz con el imparable paso del tiempo.

he ;; 2seok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora