Capítulo 3

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Danieeel..! Ya son las once de la noche hijo.
¿no vas a dormir?
---si madre ya voy.
Mis amigos, apenas se enteraron de mi llegada a casa, fueron a visitarme; y ahí estábamos a esas horas de la noche platicando.
Mi casa estaba cerca de la playa, había una palapa con hamacas que se rentaba a los turistas, una mas que era el restaurant.
Mis amigos y yo, formando un círculo en la playa, a la luz de la luna y las estrellas, sintiendo la brisa y escuchando el ruido rítmico del suave vaivén de las olas del mar, el reloj parecía detenerse. Y así cobijados por aquel cielo hermoso, seguíamos nuestra amena charla, libre de envidias, libre de odios, nos unía fraternalmente nuestra inocente adolescencia, más que amigos éramos como hermanos.

La enorme playa principal de más de dos kilómetros, se extendía como un enorme manto gris, y se podía ver a lo lejos a las parejas de turistas tomados de la mano caminando.
De pronto decidímos abandonar aquella plática y uno a uno nos fuimos retirando. Fuí el último en hacerlo, mi madre me volvió a llamar, al día siguiente tenía que presentarme a la escuela, los días sábados asistíamos a clases de siete de la mañana a dos de la tarde.
Mi padre me levantaba a las cinco de la mañana, a las seis pasaba un vehículo que nos transportaba a Puerto Ángel y ya una vez ahí tomábamos un taxi para Pochutla.
Éramos alrededor de ocho jóvenes de Zipolite que estudiábamos en la Escuela Secundaria Técnica número diez.
En cuanto llegué a la institución, inmediatamente traté de buscar a Leti.
Al instante que los dos nos vimos corrímos a encontrarnos.
--abrazarla y sentirla tan cerca de mí, y llenarme de su presencia, era algo que me transportaba a otra dimensión, a otro mundo, un mundo fantástico, donde solo existía ella y yo.
Y es que era tán linda, tán tierna, que el sólo hecho de tomar sus manos entre las mías y quedarme en silencio, por miedo a romper aquél mágico momento,era para mí un éxtasis; un torbellino de emociones guardadas y que de pronto encontraban el cauce para fluir libremente.
---No hubo ningún comentario a cerca del fútbol, en ese momento sólo importaba estar juntos, y robarle tiempo, al tiempo.

De pronto, el timbre de la escuela, anunciando el inicio de clases, rompió aquel encantamiento, nos despedimos no sin antes acordar que desayunaríamos juntos.

----Entrar al salón de clases y estar con mis compañeros,era algo que verdaderamente disfrutaba, las clases ya habían terminado como tal, nuestro asesor de grupo nos había citado para ponernos de acuerdo sobre la ceremonia de clausura, había eufória y emoción en cada uno de nosotros, pues la fecha tan esperada estaba a punto de llegar.
Valerdi, nuestra jefa de grupo nos pidió que guardáramos silencio, teníamos que ponernos de acuerdo para dar propuestas sobre el vestuario y algunas participaciones como grupo. No lográbamos ponernos de acuerdo, unos decían una cosa; otros tenían otras ideas, en fín aquello era un alboroto total.
¡ Pero al final lo logramos!

Éramos un grupo de jóvenes, que habíamos logrado formar un gran equipo, no recuerdo, qué en tres años de convivir diariamente hubiésemos tenido algún problema interno.
Todos los grupos cambiaban cada año de Asesor, nosotros decidímos conservar el mismo los tres años, éramos el único grupo que participaba activamente en la limpieza general de la Escuela. El único grupo que tenía equipo de fútbol y básquetbol.

Nos llamaban "El resto de Pochutla" debido a que se formo con ex-alumnos de otras escuelas ó jóvenes que estaban repitiendo año, algunos como mi caso, tuvimos que esperar a que se inscribiéran cierta cantidad de alumnos para poder ser aceptados, existían ya cuatro grupos de primer año, A,B,C, y D. Ya no había cupo en ninguno y nosotros tuvimos que esperar, y por fín se formó nuestro grupo E.
----fuímos objetos de burlas, nos llamaban "arribistas" "desechos" " indeseables" en fín, éramos la burla general.
Nos antepusimos ante todo eso a base de esmero y dedicación, les demostramos a todos qué también teníamos sed y hambre de salir adelante, poco a poco y con tenacidad nos ganamos un espacio en aquélla Institución, nos dimos a la tarea de participar en todos los eventos deportivos y culturales.
Recuerdo que mandamos hacer una pancarta con madera de triplay con la letra "E" de "Exelentes" y esa era como nuestra bandera. Eso motivó a una Maestra y nos mando llamar, ella tenía una idea, siempre había soñado con tener una hortaliza en la escuela, nos invitó a participar y fue así como empezamos con la pequeña parcela escolar, sembrábamos: ràbanos, zanahorias, pepinos y calabazas. Con la Maestra del Instituto de Industrias hacíamos mermeladas ó frutas en almíbar.

El día mas emotivo fué un lunes, cuándo después del protocolo de honores a la bandera, el director del plantel, el Profesor: Valdemar Pinto López, llamó a nuestro grupo a pasar al frente, y nuestro eterno asesor portando nuestra pancarta, fuímos nombrados como el grupo del año, ese evento quedó grabado en el corazón de más de uno.
De pronto el timbre volvió a sonar, sacándome de mis recuerdos. Llegaba la hora del desayuno, Leticia y yo nos vólvimos a encontrar, que "chévere la estoy pasando", hubiése dicho Noél en un caso como éste, y es que en verdad disfrutába la presencia de mi novia, tanto qué había momentos en los que me preguntaba:
¿dónde carajos estuve los años anteriores?
¿cómo es que no pude darme cuenta de tu existencia antes?
----Leticia me pidió mi libreta y la guardo en su mochila, caminámos rumbo a la fonda de Doña Rosa, buscamos un lugar apartado y nos sentamos.
De pronto sentí todas las miradas puestas en nosotros, y eso me llenaba de cierta intranquilidad.
Leticia sacó un monederito, calculó para que le alcanzaba y al momento ordenó a la joven que atendía, su desayuno.----
¿tu, no vas a desayunar Daniel?
Me preguntó,
---claro que si Leti.
Ordené al momento también mi desayuno.
Hubo un pequeño silencio, que Leti se encargó de romper, Leticia era muy platicadora, yo en cambio; era muy tímido. En aquella ocasión me contó que era del Distrito Federal y que su papá era el nuevo recaudador de rentas, que tenía año y medio de haber llegado; que al menos a ella le estaba costando mucho adaptarse; sobre todo al clima, además le brotaban muy seguido unos granitos en la piel sobre todo en brazos y en las piernas.
Que le encantaba el mar, además me dijo:
----¡ah! ¡quiero que me enseñes a nadar!
¿si?
--¿puedes hacerlo?
---¡Hey! Daniel, !
te estoy hablando!
¿oye chamaco en que piensas?
--! En nada especial leti, te estoy escuchando, es que, ¿sabes? ¡me encanta oirte hablar!
---¿quieres aprender a nadar? --¡claro que yo te enseño!
Leticia abrió los ojos, levantó las manos y así como estaba me tomó con ambas manos la cara, y me preguntó: --¿en serio, me enseñarías a nadar? --claro que si amor... lo último no sé si lo dije ó solo lo pensé.
Pero si me arrepentí de haberlo dicho, Leticia sin importarle la presencia de los demás me abrazó y me besó, yo podría ser muy buen futbolista, muy buen nadador, exelente estudiante tal vez, pero había algo que siempre perturbaba mi ser, algo que al paso de los años aún no he podido vencer.
En cambio Leticia era expontànea, a ella no le importaba lo que los demàs pensaran o dejaran de pensar. Con aquella sonrisa aun en los labios me dijo: Daniel, empiezo a quererte; y mucho;-- y al decirlo extendío los brazos. --- ¡pienso en tí a cada momento chamaco! Se ríe y me dice: y tú Daniel ¿me quieres? Sólo atiné a tomar sus manos entre las mías y le dije muy despacio, ---¡cláro que si te quiero!

Esa noche; sentado como siempre a la orilla de la playa y sin la compañia de mis amigos, dejé vagar mi imaginación, de pronto sentí a Leticia sentada junto a mí tomados de las manos y mirando a las estrellas, me tiré de espaldas en la arena y extendí los brazos buscando al fruto de mi afiebrada imaginación.
A travéz de la suave e imperceptible brisa creí oir su respiración, el murmullo del vaivén de las olas trajó hacia mí su voz. El cielo, apenas perceptible en aquella noche obscura alumbrada tan sólo por vagos luceros, fueron mudos testigos de las lágrimas que brotarón de mis ojos, al ver que todo había sido fruto de mi imaginación
Sin embargo cerré los ojos y estuve así durante mucho tiempo más.

---Llegarón a mí las recomendaciones de mi preparador físico. ---¡jóvenes, dedíquense a descansar, los quiero frescos para la próxima semana!
Eso para mí era casi imposible de cumplir, al siguiente día era domingo y él equipo de zipolite estaba en la liga municipal, y pues, formaba parte del equipo.
Así que me levanté de la arena, me dirigí a casa, me bañé y me díspuse a descansar.

BAJO LA SOMBRA DE UN RECUERDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora