Capítulo 4

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Concentrados en el campo de fútbol y en espera de que el vehículo que nos transportaría a Pochutla pasara a recogernos, ahí estábamos ya listos para un episodio mas, punteábamos en la tabla general y queríamos ademàs llevarnos el goleo individual, Luis Escamilla; era el candidato mas próximo con veintidos goles.

Aquél Domingo fue verdaderamente un festival de fútbol, el partido lo ganamos con un marcador de cuatro goles a favor y dos en contra, cada minuto del partido lo disfruté intensamente, lleno de sueños e ilusiones; no habían barreras ni obstáculos suficientes para detenerme.
En esta etapa de la vida, todo ser humano está lejos de imaginar lo que el destino pueda depararle; se está tan lleno de vida, que ni en su peor momento piensa que la vida puede terminar, Alejandro, Julián y Benjamín además de estar en el equipo de fútbol eran salvavidas voluntarios; y se apresurarón a separarse del resto del equipo, pues tenían una concentración en la playa con el resto del equipo heroico de resguardantes de dicha playa, había que hacer preparativos para apoyar a los vacacionistas que arribaban en aquellas fechas a aquél paradisíaco lugar denominado Zipolite.
El resto del equipo también nos fuimos dispersando poco a poco, cada quién por su lado. Algunos más se quedaban a ver los siguientes partidos, de pronto recordé que tenía una actividad pendiente y terminé por irme a casa.

Siempre que había tiempo en las tardes, me encantaba ir a las rocas a pescar; disfrutaba hacerlo; bordeaba una enorme roca que separaba a la playa principal de la playa nudista, aclaro que no lo hacía por morbo; más de una vez estuve tentado a quitarme la ropa y disfrutar de aquella desnudez que muchos turistas hacían, sobre todo extranjeros; libre de morbosidad y de complejos, sentir el contacto directo de las olas del mar, como una enorme mujer acariciando tu intimidad.
Así, absorto; imaginándome totalmente desnudo se me fué la tarde, apareció enfrente de mí, el Astro rey, apenas unas horas muy imponente, y ahora yacía vencido, como haciendo una reverencia total, ante la inminente noche que amenazaba con minimizarlo.
Disfruté aquella tarde de un hermoso atardecer, una puesta de Sol maravillosa.

Un vez que todo había concluído, me levanté de mi observatorio que había montado en aquella roca, recogí mis anzuelos, mi caña de pescar y me dirigí a casa; al siguiente día tenía que participar en la elaboración del periódico mural de la escuela y me tocaba la sección deportiva.
Cargado con todo tipo de recortes y periódicos llegué el lunes a la escuela, pero pude darme cuenta que pasaba algo raro, no había ruido, todos los que híban llegando recibían indicaciones del prefecto de concentrarse en la plaza cívica, Leticia se apresuró a encontrarse conmigo, traía los ojos llorozos, se abrazó a mí y me suzurró al oído:
Dani, ¿Que crees? ---¡José luis esta muerto.!
--¿Luis? --Sólo atiné a decir.
Sí Daniel; Luis.
José Luis, mejor conocido por todos como "wicho" había fallecido en un accidente automovilístico y toda la institución estaba consternada, algunos lloraban, otros sólo atínaban a abrazarse entre sí.

La escuela estaba de luto, y las indicaciones del director eran: que se suspendían todo tipo de labores y nos organizaríamos para asistir al velorio.

El olor a flores, alcohol y formol llenaba aquel ambiente.
para esos momentos de dolor, no hay palabras adecuadas que puedan mitigar el dolor ni la tristeza del doliente. Entregamos una corona de flores con el nombre y grupo al que Josè Luis había pertenecido.

Pude darme cuenta que casi nadie ponía atención a aquel mensaje, que muy a su manera, aquella mujer con un crucifíjo en la mano trataba de dar.
"Si el grano de trigo,no cae en tierra y no muere, sólo quedará... En cambio si muere y es enterrado dará un fruto de vida eterna"
Ver aquel ataúd rodeado de cuatro cirios y flores, al fondo estaba el altar con la imagen de la Vírgen María, arriba pendiente de un remache, colgaba una enorme cruz, representando a Cristo crucificado.

BAJO LA SOMBRA DE UN RECUERDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora