Capítulo 6

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Daniel, quítate la camisa hijo, no voy a dejar que te la pongas así, toda arrugada, a ver siéntate y desayuna tranquilamente aún hay tiempo.
Mi madre se esmeraba para que yo llegara a mi gran evento lo mejor posible, eran ya las nueve de la mañana y nos habían citado para las once, pero había que esperar que pasaran por mí.

Mis padres llegarían un poco más tarde.
Entusiasmado y nervioso a la vez volví a ponerme la camisa, mi madre pasaba sus manos sobre mi, alisando con sus delicadas manos mi ropa.

Sonó de pronto el claxón del vehículo, me levanté y abrazé a mi madre, trazó una cruz sobre mi pecho y con un beso en la mejilla me despidió.

Todo nervioso me acomodé en el asiento de atrás, todos se asombraron al percibir mi loción, Benjamín fue él primero en decir: ¡huele a tu inconfundible pachuli! Todos rieron, y yo acepté con un ligero movimiento de cabeza.

El pachulí ó pachuli, es una planta muy aromática, y de sus flores y hojas se obtiene un aceite con el que se elabora un perfume. La planta es originaria de Asia y Oceanía.
Los "Hippies" solían usar ese perfume, por lo tanto te relacionaban con ellos, o pensaban que eras un "mariguano" pero no por eso yo dejaba de usarlo, lo conseguía presisamente con los "chilangos" y "hippies" que llegaban a Zipolite.

El trayecto de Zipolite a Pochutla fue tan rápido que cuándo me di cuenta, el chofer se estaba estacionando.
¡habíamos llegado a la escuela!
Toda la escuela lucía engalanada para presentar su magno evento anual, la ceremonia de graduación, el fín de un propósito más, los alumnos llegaban acompañados de sus papás (en ese momento heché de menos a mis padres) pero estaba seguro que llegarían mas tarde.
Busqué con mucha avidez a Leticia, ella sería mi madrina, por fín la ví, esta vez vestía diferente, traía un vestido entallado totalmente y hacía resaltar su ya formado cuerpo, no pude evitar un aguijonazo de un sentimiento que nunca había sentido, y que con el paso del tiempo comprendí que eran celos.
Traía zapatillas, y eso la hacía ver más alta, se acerco a mí y me dió un beso en la mejilla, yo le correspondí de igual manera, percibí su perfume a flores frescas, hubiera querido seguir abrazado a ella pero fuimos conducidos al lugar preparado para tal evento.

Llegamos al lugar e inmediatamente fuimos tomando nuestro lugar, el maestro de ceremonia estaba invitando a travéz del micrófono a guardar silencio.
Aunque era imposible hacerlo, ya que aquel lugar estaba en su máxima capacidad.
Heché un vistazo a mi alrededor y me impresionó ver a los cinco grupos de tercer año reunidos, pero sobre todo porque estábamos en completa calma.

Poco a poco fueron llegando los que ocuparían la mesa de honor.
El Director de la institución sede, fue presentando a cada uno de aquellos personajes.
Aquél protocólo tan necesario para el evento,se me hizo bastante aburrido.
Conforme fueron pasando los minutos, mi ansiedad por tener en mis manos aquél tan esperado certificado de secundaria hiba en aumento.
Y, así poco a poco fueron pasando uno a uno los alumnos de acuerdo al orden ya preparado. Del grupo "A" al grupo "E" éste último al que yo pertenecía.

Leticia, sentada en un lugar apartado de los egresados, me veía; se daba cuenta de mis nervios, sabía lo que yo estaba sintiendo en ese momento, y trataba de animarme con su sonrisa encantadora. (sonrisa que hasta hoy día, no la puedo olvidar)

El tiempo transcurrió lento, y llegaron a mi pensamiento uno a uno aquellos momentos imborrables de mi estancia en aquella institución, recordé aquél día que me presente ante el grupo: me llamó Daniel, les dije, soy de Zipolite, entre las cosas que más me gustan es nadar y jugar fútbol.

Algunos aplaudieron, otros mas se rieron y me hacían señas de que me callara.
Uno a uno se fueron presentando aquellos que vendrían a ser mis compañeros de aventura: yo me llamo Ofelia dijo otra, me encanta cantar y soy de la Ollaga, ¿que es eso? Preguntaron entre risas al fondo del salón.
Así se llama mi pueblo dijo la interpelada.

Méndez Villafaña Daniel, dijeron de pronto; acompañado de su madrina,
la Señorita: Leticia Gallegos.
Mis recuerdos se esfumaron así como llegaron.
Me levanté como impulsado por una fuerza extraña, busqué disimuladamente a Leti que apresuradamente se habría camino entre aquella multitud.
Sentir su cercanía me ponía mas nervioso de lo que ya estaba, Leti me llevaba del brazo, yo caminaba a su lado como autómata, guíado sólo por aquél éxtasis embriagante que era para mí aquel instante.

Recibí mi documentación, y después de saludar a cada uno de los invitados de honor,
leti me abrazó y me plantó tremendo beso en la mejilla. Acostumbrado a eso lo tomé con mas serenidad, una vez terminado el evento de clausura de fín de curso; mis compañeros y yo nos despedimos, no sin antes tomarnos la foto del recuerdo, había alegría, había llanto en algunos, sobre todo en las chicas; por lo que marcaría en aquel instante la desintegración del grupo.

Leticia y yo caminamos hacia el centro de Pochutla, desde hacía unos días había notado en ella una tristeza en su mirada, el trayecto de la escuela al centro de la población era aproximadamente como de 20 minutos, lo hicimos tomados de la mano, ella en silencio totalmente.
Caminábamos despacio, todos los demas pasaban a nuestro lado, no había prisa en notros, era como si quisiéramos detener el tiempo.
Tiempo que pasó mas rápido de lo que yo pensé.
Leticia el gran amor de mi vida, la niña que le vino a dar vida a mi vida, la que me enseño a amar, la que me enseño a darle sentido a mi vida, la de mirada tierna, la sentía ausente.
Mis padres se habían retirado nomás termido el evento, yo los alcanzaría mas tarde en casa.
Leticia y yo decidímos ir a tomar un helado a nuestro lugar de siempre.
Ahí pasamos el resto de la tarde.
La abracé y ella dejó caer su cabeza sobre mi hombro.
bese su pelo, acaricie su cara, y ella me ofreció sus labios, y así nos fundimos en un beso cargado de amor.

BAJO LA SOMBRA DE UN RECUERDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora