𝗟𝗹𝗲́𝘃𝗮𝗺𝗲 𝗮 𝗣𝗹𝘂𝘁𝗼́𝗻 → 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑉 / 𝑉𝐾𝑜𝑜𝑘

9

Taehyung llegó a clase el viernes por la mañana  con un dolor de estómago que le daba ganas de vomitar. Sus padres le habían pedido, muy amablemente, que le informara a Jungkook sobre una cena a la que los habían invitado. Los padres de Jungkook acostumbraban a invitar a los suyos a su casa para cenar, y como sus hijos eran mejores amigos, solía ser un rato agradable que pasaban entre ellos. La madre de Jungkook había hablado con la de Taehyung, invitándoles a pasar el domingo por su casa para cenar juntos. Cuando su madre se lo explicó al castaño, este no pudo hacer otra cosa que sonreír como si no hubiera nada malo en ir a casa del chico que le gustaba, sabiendo que ya ni podía poner de excusa su amistad. Ya no eran mejores amigos, el pelinegro para él solo era el chico que le gustaba, y eso hacía que todo fuese más incómodo. Su madre le pidió que hablara con Jungkook ya que el menor todavía no sabía nada de dicha cena, pero por supuesto que ella no sabía nada de su reciente discusión.

Se acercó lentamente al pupitre que ocupaba el pelinegro, que ahora estaba junto al de su novia, y carraspeó nervioso para llamar su atención. Jungkook se giró hacia él, su mirada llena de confusión y...¿desagrado?

Taehyung ya se esperaba lo peor.

— Emm, verás, tu mamá...dijo que te informara que el domingo iremos a tu casa a cenar.— Habló tímidamente, bajando la mirada y jugando con la costura de su camisa bien planchada. Escuchó la risa sarcástica de Jungkook y de entonces supo que todo iría mal. Apretó sus ojos antes de abrirlos y encarar al menor.— ¿Qué es tan gracioso?

— No sé, dímelo tú. O tal vez...— Llevo la mano a su barbilla, fingiendo que pensaba.— Tal vez debería preguntarle a tu novio, ¿no?

Taehyung sintió el suelo moverse bajo él. Las ganas de vomitar incrementaron y, aunque se había visto venir eso desde el mismo día en que Jimin y él se besaron, jamás llegó a pensar que el desprecio de Jungkook sería tan doloroso.

— ¿Q-qué estás diciendo?

— Que te van los chicos, Tae, ¿O acaso no he sido suficientemente claro? — Lo dijo bien alto, no con la intención de que todo el mundo lo escuchara sino porque la ira acumulándose en su sistema empezaba a controlar sus acciones. Jungkook ni siquiera era responsable de lo que decía en esos momentos. Estaba eufórico por hacer enfadar a Taehyung y atacarle con eso era el método perfecto para conseguirlo.

— Y-yo...— Al castaño se le llenaron los ojos de lágrimas y, sin querer quebrarse allí mismo, salió corriendo hacia los baños.

— ¿No fuiste muy duro? — Jieun dijo, un poco preocupada por Taehyung. A ella tampoco le agradaban las relaciones entre chico y chico, pero Jungkook estaba sobreactuando. El pelinegro no respondió, queriendo dar por finalizada la conversación. Sabía que no se estaba controlando pero desconocía el porqué.

Taehyung hundió la cabeza en la pica, echando el desayuno en esta. La mezcla de emociones le había pasado factura y había acabado vomitando en los baños del instituto. "Patético" pensó para sí mismo. Se odió tanto en ese momento, se sintió tan errado para este mundo, que lo único que pudo hacer fue llorar mientras se miraba al espejo y encontraba todos y cada uno de sus defectos, no sólo exteriores sino interiores. Se desahogó dando algún que otro puñetazo a la pared, consiguiendo que sus nudillos sangraran, pero no le importaba. El dolor físico no conseguía superar al emocional.

Había una explicación lógica para todo y Taehyung la tenía, pero era algo que no podía explicar a Jungkook bajo ningún concepto, algo que debía ser un secreto entre él y Jimin.

Días antes...

Aquel día, Jimin y Taehyung fueron a pasear al parque. El rubio necesitaba despejarse y Taehyung no dudó en llevarlo a su sitio favorito, al cual solía acudir con Jungkook cuando eran más pequeños. Ese parque lo tranquilizaba. Inspiraba el aire fresco del día y expiraba la paciencia y tranquilidad que necesitaba. Anduvieron un rato por allí, hasta que se sentaron en una banca cerca del lago. Entonces, Jimin se armó de valor y confió en Taehyung.