37

9.9K 1.1K 385
                                    

Los ojitos de Taehyung se abrieron lentamente, dejando que la luz de la mañana casi lo cegara. Gruñó insatisfecho, quería más horas de sueño incluso si casi eran las doce del mediodía. Se movió en la cama para darse cuenta de que el menor había desaparecido, y por un momento, pensó que tal vez solo había imaginado todo lo que había ocurrido la noche anterior, pero al notar el dulce aroma de Jungkook en las sábanas de su cama, se levantó deprisa, colocando unos calcetines en sus pies -porque de verdad hacía frío- y corrió al baño. Hizo su rutina diaria y  después se dirigió a la cocina en la primera planta, encontrándose con Jungkook de espaldas, con un montón de diferentes alimentos sobre la encimera y sus manos moviéndose con profesionalidad por sobre esta, como si el pequeño pelinegro hubiera nacido para ser un chef.

— ¿Qué estás haciendo? — Preguntó el castaño, mirándolo absorto.

— Buenos días para ti también, hyung.— Respondió con una tierna sonrisa, antes de limpiar sus manos con un trapo y acercarse a Taehyung. Dejó un pequeño beso de buenos días en su mejilla, y el mayor sintió su cara arder. Sin duda, todo lo de la noche anterior no había sido un sueño.— Estoy preparando el almuerzo.

— Pero no es necesario, Jungkookie.— Habló con un puchero en sus labios.— Suelo preparar yo el almuerzo porque papá y mamá llegan al mediodía y...

— Hyung, es mi forma de agradecerles por dejarme pasar la noche aquí y por acogerme durante unos días hasta que pueda emanciparme.— Explicó, esperando así que el castaño comprendiera y le dejara seguir con su tarea.

Aquello entristeció un poco a Taehyung, pero era más que obvio que la estadía de Jungkook en su casa no duraría para siempre, por mucho que no quisiera que fuese así, por lo que debía aprovechar el tiempo que pasaría junto al menor al máximo, porque quién sabe qué sería de su amistad -o lo que fuera que tengan- una vez el pelinegro hubiese encontrado un trabajo y un apartamento donde rehacer su vida. Lejos de él.

— Tae, ¿estás bien? — Cuestionó con un deje de preocupación al ver que su mayor fijaba su vista en algún lugar, pareciendo perdido en sus pensamientos, con una mueca triste adornando su preciosa cara.

— S-Sí, sí. Es solo que...no quiero que te vayas.— Dijo en un susurro apenas perceptible para ambos, y Jungkook no pudo evitar ampliar su sonrisa por lo tierno que era a veces Taehyung. O siempre. Para él siempre se veía tierno, pero había gestos que el mayor hacía a veces, que lo hacían ver aún más adorable. Malditamente adorable y prohibido.

— No me voy a ir por ahora, pero no puedo vivir siempre a costa de tus padres.— Explicó, acariciando la mejilla del mayor con suavidad.

— Lo sé pero...Ah, no importa.— El castaño se encogió de hombros, restándole importancia a aquella pequeña aguja que se clavaba en su corazoncito cuando pensaba en Jungkook estando lejos de él.

El menor suspiró antes de agarrar el rostro de Taehyung firmemente entre sus manos.— Te amo.— Remarcó cada letra, asegurándose de que el mayor comprendía a la perfección lo que sentía.— Y ya me he cansado de no tenerte en mi vida, así que ni pienses en que voy a irme de aquí,— Señaló su pecho, haciendo referencia a su corazón.— porque no lo haré.

Taehyung asintió lentamente, sus ojos picando por las lágrimas que amenazaban con aparecer, y es que Jungkook siempre conseguía hacerle emocionar, siempre sabía cómo sacar a flote sus emociones más profundas. Y amaba eso como amaba cada parte del menor.

Más tarde, cuando los padres de Taehyung estaban por llegar a casa, la comida ya estaba lista. Al final Jungkook se vio obligado a compartir la tarea con el castaño, pues éste se empeñó en ayudar al menor, y Jungkook era demasiado débil ante el tierno puchero que Taehyung hacía con sus labios siempre que rogaba por algo.

𝗟𝗹𝗲́𝘃𝗮𝗺𝗲 𝗮 𝗣𝗹𝘂𝘁𝗼́𝗻 → 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑉 / 𝑉𝐾𝑜𝑜𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora