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Jungkook llevaba dos semanas sin aparecer por clase y los exámenes finales se acercaban. Taehyung no podía evitar preocuparse por el pelinegro, pues las noticias que había tenido de él desde lo ocurrido en el parque habían sido nulas, y a pesar de tratar de contactar con él por todos los medios posibles, Jungkook parecía haberse esfumado de la faz de la tierra. No respondía mensajes ni llamadas, y la puerta de su casa no estaba abierta para nadie, mucho menos para Taehyung. Intentó conseguir algo de información a través de sus padres, que trabajaban junto con los de Jungkook, pero lo único que pudo saber es que la señora Jeon se veía decaída y ojerosa, y el señor Jeon, en cambio, estaba malhumorado y más prepotente que de costumbre. Parecía ser el líder de una dinastía en la que Jungkook y su madre no tenían derecho a opinar.

El castaño tampoco quiso indagar mucho en el tema, pues sus padres eran reacios a hablarle sobre la situación de Jungkook en casa, y eso le dejaba mas que claro que nada bueno podía estar pasando ahí dentro.


— Kim Taehyung.— La señorita Jung llamó su atención.— ¿Sabes algo de Jeon Jungkook? Sé que son amigos y se acercan los finales, ¿podrías avisarle de que debe asistir a clase?

— Sí, señorita Jung.— Confirmó antes de darse cuenta de que no tenía forma de avisar al pelinegro, ya que este había estado ignorándole por dos semanas. Aunque, pensándolo mejor, quizá era su oportunidad de volver a verle. Tal vez, si Jungkook sabía que tenía exámenes por hacer, volvería a clase.

***

— ¡Jimin-ssi! — Taehyung alzó su mano mientras caminaba en dirección al pequeño rubio que lo esperaba en la entrada del parque.

— Hey, TaeTae, ¿dónde quedaron los honoríficos? ¡Soy mayor que tú! — Rodeó al castaño por los hombros, acercándolo a él.

— Cualquiera que no nos conociera, juraría que yo soy mayor.— Rio, señalando la baja estatura de su amigo. La verdad era que había extrañado al risueño Jimin. Se centró tanto en Jungkook y los dolores de cabeza que le daba no saber nada de él, que se olvidó por completo de los pequeños momentos de felicidad que el rubio le daba.

Anduvieron hasta la casa de Yoongi hablando sobre todo lo que les había pasado en estas semanas que apenas habían tenido tiempo de verse. Las cosas para Jimin habían cambiado de forma drástica. Sus padres poco a poco aceptaron a Yoongi como pareja para su hijo, incluso si no les gustaba la idea de que Jimin fuese gay, Yoongi les pareció un buen chico, así que lo acogieron como una familia a su bebé recién nacido, y aunque muchas veces no lo trataran como el novio de Jimin sino como su amigo, para él estaba bien. Por suerte alguien le había traído un poco de paz a su vida, y qué irónico era que fuese la misma persona que puso todo patas arriba.

Taehyung realmente se alegraba por su amigo, pues había sido testigo del dolor de Jimin en varias ocasiones y estaba agradecido de que su familia por fin comenzara a entender a su hijo, pero por otra parte, no podía evitar sentirse algo triste. Si Jimin lo había pasado tan mal cuando lo echaron de casa, no se imaginaba lo que debía estar sufriendo Jungkook, que durante años ha estado viviendo bajo una dictadura marcada por su padre, siendo esclavo de unas normas que no le hacían justicia. Bajo golpes y amenazas, Taehyung no quería ni imaginarse lo dañada que estaría la mente de Jungkook y lo que eso podría causarle en un futuro.

— ¿TaeTae? ¿Estás bien? — Jimin preguntó con un deje de preocupación en sus ojos cuando vio al menor totalmente ido de la conversación.

— Sí, solo...estaba pensando. Lo siento.— Sonrió nervioso.

— Oye, ¿Pasó algo con Jungkook? Hace semanas que no aparece por la escuela, ¿te preocupa él?

— Tampoco he sabido nada de él durante este tiempo, Jiminie.— Una mueca triste se formó en sus labios, dándole un aspecto aniñado.— Pasó algo, pero creo que no puedo decirte nada sobre eso.

𝗟𝗹𝗲́𝘃𝗮𝗺𝗲 𝗮 𝗣𝗹𝘂𝘁𝗼́𝗻 → 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑉 / 𝑉𝐾𝑜𝑜𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora