Camila
Estaba embelesada mirando a través de la ventana la lejanía de algunas luces de la ciudad, todo era gris cuando caía la tarde y la habitación empezaba a inundarse de penumbras. Suspiré hondamente imaginándome en el límite de una profunda fosa a la que me aproximaba con la diferencia de que esta vez no tenía miedo, el oscuro precipicio colmado de misterios me atraía en lugar de atemorizarme, quería perderme entre aquellas sombras y descubrir cada rincón que albergaba...
Mi mano junto a su mano se sentía tan maravillosa, encajaban perfectamente, como si hubiesen sido hechas la una para la otra... me detuve, eran los síntomas de cuando estás enamorado y todos los colores parecen estar en otro tono, y nada es natural o todo es muy natural. Yo la amaba. Detuve por un momento esos pensamientos para regresar la vista a aquella figura, descansando sobre la cama con los ojos puestos sobre el techo, podía perfectamente admirar su perfil, aquella fina nariz, cuyas faldas iban a dar en la depresión que estaba a unos centímetros de aquellos labios que brotaban como si de una flor se tratase al amanecer, casi podía sentir su calidez al recordar el sabor de su boca...
-¿Qué pasa allá afuera? – Preguntó de repente sin apartar la vista del techo y sin cambiar aquella expresión de seriedad, yo me asomé nuevamente a la ventana.
-Nada extraordinario... aquí adentro está más interesante. – Le contesté y ella finalmente miró hacia donde yo estaba, y sonrió ampliamente. Lauren se puso de pie de un salto, permaneció así unos segundos antes de acercarse, a ella le gustaba capturar mi atención, con su esmeralda mirada buscaba mis ojos, pero yo no podía quitar la vista de aquellas caderas, a las que solo las cubría sus bragas, entonces satisfecha se apresuró a sentarse frente a mí, apresándome con sus piernas y rodeando mi cuello con sus brazos mientras me miraba con una intensa ternura. - ¿Hasta cuándo tienes planeado que estemos aquí? - Inquirí.
-No lo sé... ¿El resto de las vacaciones? – Respondió entretenida con uno de mis mechones del cabello.
-No creo que sea suficiente. – Comenté y ella asintió con una sonrisa. – Pero debo volver a casa. – Le recordé, ella hizo un mohín en desacuerdo y yo la besé para enmendarlo.
-Pero por poco tiempo. – Me aseguró retomando su seriedad. – No vas a querer deshacerte de mí... otra vez. – Añadió poniendo los ojos en blanco. – Ya me encargaré de eso. – Dijo iniciando su camino de besos que partía desde mi boca, pero unos fuertes golpes en la puerta la interrumpió. Lauren me miró frunciendo el ceño, ella no esperaba a nadie, además siempre desde recepción llamaban para pedir autorización del paso a su apartamento... Rápidamente comenzó a vestirse, desesperada por la urgencia del desconocido, yo me fui tras ella intrigada.
-¡¿Qué demonios...?! – Lauren exclamó en su intento de reclamo, pero al ver la cara de mi padre al otro lado, la sorpresa truncó sus palabras, entonces resopló cuando Alejandro con cara de muy pocos amigos irrumpió dentro del apartamento. – ¿Con qué derecho vienes así a mi casa? – Preguntó la pelinegra en un tono bastante neutral, tratando de conservar la calma, mi padre no se inmutó, tenía sus ojos encendidos puestos sobre mí.
-¿De qué se trata todo esto, Camila? – Indagó con un dejo de decepción. – Hace cinco días no te apareces en casa, pero eso es casi insignificante comparado con el hecho de que estés aquí con esta... - Calló y miró de soslayo a la chica de ojos verdes, Lauren continuaba casi imperturbable. – Si es lo que estoy pensando... no creas que voy a permitirlo.
-Papá, tienes razón con lo de no reportarme a casa durante estos días, pero debes entender que tengo la suficiente edad para tomar mis propias decisiones... no puedes prohibirme nada y mucho menos estar con Lauren.... no después de lo que hiciste.
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No quiero ser tu esposa (Camren)
FanficLauren pasó de ser su sueño a ser su pesadilla.