3: Jessie Muñoz.

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03 de diciembre de 2016.

13:42

San José, Costa Rica.

-Jessie -escuchó una familiar voz cerca de su oído.

Perezosamente, ella dio la vuelta en la cama, enterrando la cara en la almohada.

-¿Qué? -se quejó como pudo.

-Ya van a ser las dos de la tarde y vos sigues acá acostada. -Ahora pudo identificar a su hermano menor, Ian, como el portador de la voz.

-¿Y?

-Mamá dice que debes darle de comer a Cookie.

-¿Y por qué no lo haces vos en vez de venir a despertarme? -levantó la cabeza y alcanzo a ver su mejilla izquierda entre toda la maraña de cabello.

-Porque no me lo pidió a mi -el pequeño se encogió de hombros y después salió de la habitación tarareando una canción que estaba de moda.

Jessie contó hasta diez y después se impulsó para salir de la cama. Rebuscó su celular entre las sábanas y lo terminó encontrando debajo de su almohada, tenía muchas notificaciones del grupo al que se había unido hace unas semanas así que decidió no leer los mensajes, pasó al siguiente chat y se encontró con mensajes de sus amigos confirmando la salida de ese día.

Escribió un rápido "estaré ahí en una hora" y bajó a alimentar a su gato. Sentada en la mesa de la cocina se encontraba su mamá, leyendo algo en su computadora muy concentrada.

-Buenos días mami -saludó Jessie abriendo un pequeño sobre y poniendolo dentro del plato que tenía una desgastada etiqueta con el nombre del animal.

-Que graciosa, niña, ¿vas a comer algo?

-Estaba pensando en comer en la plaza con mis amigos.

-No te daré dinero -su madre, tan caritativa como siempre.

-Lo sé, yo tengo.

Jessie le dio un beso en la mejilla y regresó a su habitación para comenzar a vestirse, debía salir un poco temprano ya que se encontraría con Karla, una de sus amigas, a un par de cuadras de su casa para irse juntas caminando.

Después de bañarse y vestirse, comenzó a hurgar en los bolsillos de su uniforme, segura de que había algo de dinero ahí dentro, cuando por fin lo encontró, lo guardó en sus bolsillos y volvió a bajar las escaleras, en el camino se encontró con Ian, quien mordía una manzana felizmente.

-¿A dónde vas? -le preguntó en cuanto la vio.

-Saldré a la plaza con mis amigos.

-¿Puedo ir contigo? -preguntó inocentemente el niño.

-No, Ian, debes quedarte con mamá.

-Pero yo quiero ir contigo -insistió.

-Otro día, hoy no.

-¿Por qué?

-Porque iremos al cine a ver una película para mayores de doce años.

Su hermano frunció el ceño y se fue sin decirle nada más, molesto de no poder acompañarla.

Su mamá seguía sentada en la mesa con su computadora, así que le dijo una rápida despedida y salió de su casa, momentos después su celular sonó con una notificación.

Karla: ¿Dónde andas?

Jessie: Ya casi llego, no desesperes.

Karla: Apúrate, está haciendo mucho calor.

Jessie puso los ojos en blanco y guardó su celular, caminó un poco más rápido hasta encontrarse con su amiga, se saludaron rápidamente y entre bromas y risas llegaron a la plaza.

A las primeras personas que vieron a penas entrar fue a Andrey hablando alegremente con Mariangel, se acercaron a ellos y los saludaron. Después decidieron sentarse en un café a esperar al resto.

Poco a poco fueron llegando los demás: Aaron, quién Jessie y sus amigas sospechaban que tenía algo con Andrey, pero ninguno de los quería admitirlo, Cristian, Esmeralday por último, Ariana.

Conversaron un poco antes de que Jessie comenzara a quejarse porque tenía hambre.

-Ay ya cállate, vámos por tu comida -se quejó Cristian.

Jessie le sonrío exageradamente y lo acompañó a la sección de comida rápida, los demás habían decidido esperarlos en el café. Se formó con Cristian en el KFC detrás de una chica que no paraba de reír mientras sostenía su celular contra la oreja.

Estaban conversando tranquilamente cuando Jess divisó a alguien familiar a lo lejos, se sonrojó ligeramente.

-Oye... allá está Sebastián -le murmuró a Cris.

-¿En serio? Oh, iré a saludarlo, quédate aquí.

Antes de poder decir nada se alejó y la dejó ahí parada sin saber qué hacer, incómodamente sacó su celular y se alegró al encontrar distracción en el grupo, ya que la mayoría de sus amigos estaban ahí así que no tendrían razón para escribirle.

Intercambió unos mensajes con unas chicas hasta que Cristian regresó, volvió la vista hacia Sebastián, en ese momento él levantó la mano para saludarla y le sonrió ligeramente, Jess imitó el gesto y se volvió a sonrojar, alegrándose de que esté demasiado lejos como para notarlo.

-Ay, estás toda rojita -se burló su amigo al verla, mala suerte que él estaba cerca.

-Cállate -lo golpeó ligeramente en el brazo.

No necesitas ser un genio para notar que a Jessie le gustaba Sebastián. Aunque en realidad también le gustaba otro chico, Christopher, los dos eran tan lindos que simplemente no se podía decidir y honestamente, ella no quería pensar en tener que decidir, toda ésta situación era extraña y no tenía la necesidad de desenredar sus pensamientos, estaban bien revueltos.

Poco después fue su turno de pasar a ordenar, así que pidió su comida y en cuanto la tuvo en sus manos comenzó a comer, caminando de regreso con sus amigos al lado de Cris, en cuanto llegaron al café, su amigo no perdió el tiempo y les contó a todos lo que había pasado con Sebastián.

-Lo hubieras saludado -se quejó Esmeralda.

-¡Oye! Tenía que ir por mi comida -se excusó Jessie.

-Ajá, lo que digas -Mariangel puso los ojos en blanco.

-Mejor así, que pena -soltó Ariana y todos la miraron confundidos- ¿Qué?

Ignorándola, siguieron molestando a Jess hasta que terminó de comer y les dijo que era hora de ir al cine.

Subieron a comprar los boletos para una película que querían ver desde hace tiempo y después de comprar palomitas, entraron al cine.

Enn lo que los cortos de la película pasaban, Jessie se quedó pensando en lo que Ariana dijo, pero decidió que no era importante y se concentró en sus amigos y el escándalo que estaban haciendo, probablmente terminarían sacándolos del cine y en ese caso, ella fingiría no conocerlos porque en serio quería ver esa película.

Su fanatismo por Harry Potter ya había esperado demasiado.

-Cállense -les reclamó cuando las luces se apagaron y la película comenzó.

La buena noticia es que no los sacaron del cine, aunque no se quedaron completamente callados, pudo disfrutar felizmente su película.

Era un poco tarde cuando salieron de la plaza así que Andrey acompañó a Karla y Jessie hasta que lleguen a sus casas.

En cuanto llegó, se puso la pijama y se metió en su cama, puso algo de música y entró en el grupo. Había otras cinco chicas conectadas y se quedó hablando con ellas hasta altas horas de la noche.

Judie, Nerea, Natalia, Marina, Lucía.

Unas marginales rodeadas de gente. Al igual que ella.

Sonrió, pensando que todo iría bien por primera vez desde que su papá se fue y su vida se complicó casi tanto como su mente.

Marginales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora