6: Nerea Gatti.

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03 de diciembre de 2016.

18:08

Entre Ríos, Argentina.

Nerea caminaba tranquilamente de vuelta a su casa. Había pasado el último par de horas tratando de alejar todos los pensamientos que atormentaban su mente desde hace unos días.

Después de la pequeña discusión que se había presentado a la hora de comer entre su madre y hermana menor, había salido de su casa y comenzado a andar sin un destino específico, pasó por un parque y observó la gente que cruzaba por ahí, pensando en cómo sus vidas se desrrollan tan ajenas al resto del mundo.

Cada sentimiento, cada recuerdo y cada parte de la personalidad que forman a las personas individualmente. Se mordía descuidadamente las uñas mientras observaba, parada al lado de un árbol mientras veía a todas esas personas y las comparaba mentalmente con su vida.

Tuvo que irse de ahí lo más rápido que pudo cuando vio a una de sus compañeras de la mano de su novio, él probablemente estudiaba en su secundaria también, aunque no en su curso.

Siguió caminando sin rumbo, sin llamadas perdidas y sin interés por regresar por donde vino.

Hasta que se dio cuenta que regresar cuando comience a oscuerecer era una mala idea y sin muchas ganas, dio media vuelta y comenzó a caminar de regreso.

A un par de calles de llegar se dio cuenta de que había dejado las llaves y maldijo en voz baja, rogando que su hermana le abra cuando llegue. No terminaba de decidir si era mejor llamarle o tocar la puerta, bueno, definitivamente no le abriría si le dijera que se había dejado las llaves.

Suspiró pesadamente, aburrida por el hecho de que no tenía más opción que regresar. Su mamá la necesitaba.

Al estar frente a la puerta tocó el timbre y esperó un poco. Para su sorpresa, no fue su hermana quien la abrió, si no su mamá.

-Me preocupaba que llegaras en la noche -le dijo.

-Vivimos en Argentina, ma -contestó cerrando la puerta- todavía tengo ganas de seguir viva.

Entró a su habitación y se recostó en la cama después de quitarse las botas. Se quedó mirando al techo, sintiéndose completamente vacía y sin ganas de hacer nada en específico. En cualquier otro momento probablemente habría comenzado a dibujar, escribir o escuchar música pero ni eso parecía una buena idea.

Solamente se quedó ahí. Quieta. Por lo que se sintió como una maldita eternidad. La luz que entraba por las cortinas poco a poco se fue haciendo más débil, hasta que la oscuridad la envolvió por completo.

Cansada de sentirse de ese modo, tomó su celular buscando algún modo de distraerse. Pusó un poco de música, en un volúmen apenas audible y vago descuidadamente por redes sociales.

Al momento de abrir Wattpad, un libro llamó su atención en la sección "Recomendados".

El usuario que la escribió fue lo que verdaderamente la atraía. Sabía que era ella. Podría reconocer donde estuvo en cualquier lado.

También sabía que era una estúpida idea leer los poemas escritos ahí, pero Nerea había llenado su vida de estúpidas desiciones así que en realidad una más no le importaba.

Siempre se sentiría atraída a ella de cualquier modo. Y era consciente de que eventualmente terminaría abriendo esa historia.

Presionó la portada para comenzar a leer y se colocó de lado, dándole la espalda a su puerta. También le subió ligeramente el volúmen a su música, temiendo que su madre pueda llegar a escucharla llorar.

Apenas había leído el primer párrafo cuando se dio cuenta de que el poema trataba sobre ella.

Con el corazón en las manos, terminó de leerlo.

Respiró profundamente antes de pasar al siguiente. Siempre había amado el modo de escribir de Rebeca, tan profundo y hermoso, le dolía leer esas palabras. Aunque ya había pasado tanto tiempo todavía dolía.

Nerea temía que el dolor se quedara con ella por siempre. Ya no quería sentirlo. Ya no quería tener que estar en esa posición. Y de cualquier modo, ella terminó pasando al siguiente poema.

Esta vez no hablaba únicamente de Nerea. Hablaba sobre su relación y como las cosas terminaron yéndose al carajo. Hablaba sobre las risas a medianoche que compartieron y las canciones dedicadas. Hablaba sobre el amor y la confianza que se tuvieron. Todo lo que ya no estaba entre ellas.

Y aunque las dos sabían que era el momento equivocado para ambas, y que las cosas no podrían avanzar debido a las circunstancias, eso no borraba los recuerdos.

A veces ella desearía poder hacerlo.

Terminó de leer los poemas. Con lágrimas nublando su vista, los leyó una y otra vez. En total eran trece. Todos escritos para Nerea.

Con manos temblorosas, cerró la aplicación. No quería seguir leyendo. No quería seguir torturándose con los sentimientos que sabía que debían irse.

Al levantar la vista de su celular pudo notar lo tarde que era. Puso su celular a cargar y se metió a bañar, esperando que el agua pueda ayudarla a relajarse aunque sea un poco.

Al salir se topó con su hermana entrando a la cocina. Entró detrás de ella al darse cuenta de que no había comido nadad desde la tarde y su estómago pronto se comenzaría a quejar.

-No me vayas a decir nada -le dijo Jazmín en cuanto la vio.

-No necesito hacerlo -conestó Nerea en un murmullo- ya estás grande para saber lo que te conviene.

-Lo sé -su hermana salió de la cocina con un vaso de agua en la mano.

Nerea suspiró y pasó las manos por su cabello. Recordó cuando lo tenía más largo. Tantas cosas que habían cambiado con su cuerpo y tantas malas acciones.

No sirve de nada recordarlas de cualquier modo.

Se preparó un sándwich y regresó a su habitación después de comerlo. Sin prender la luz se volvió a acostar, esta vez decidida a mantenerse alejada de Wattpad.

Y decidió revisar sus mensajes por primera vez en todo el día. Era más de medianoche y sus sentimientos estaban sensibles, tal vez podría encontrar a alguien con quien hablar por un rato.

Tan solo unos segundos después de enviar un mensaje al grupo comenzaron a aparecer unas chicas.

Cinco.

Les habló sobre Rebeca y ellas estuvieron ahí. Le habló sobre el libro de poemas y ellas lo leyeron. La aconsejaron y la apoyaron.

Le recordaron todas las razones por las que habían terminado y que no era bueno seguir pensando en ella.

No había sentido una conexión tan especial con nadie desde hace mucho tiempo y se alegraba porque la encontraron.

Las necesitaba más de lo que le gustaría admitir.

Todas lo hacían.

Marginales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora