6: Problemática.

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NAIARA.


Debido a que dormí bastante, llego temprano a la universidad, y con suficientes energías para sobrevivir al día, también, temprano tengo a Miller cerca de mi casillero, se ve que le urge bastante hablar conmigo, porque ni siquiera me saluda cuando llego, va directamente al grano.

-Necesito tu tarea de Cálculo -suelta de golpe y yo lo vuelvo a ver con una ceja alzada, ¿así de descarado? Ni siquiera sé por qué me sorprende-. La necesito.

-Se la daría, si no la hubiera arruinado cuando me lanzó a la piscina -suelto con voz pacífica, y claro que es mentira. Sencillamente no quiero darle mi tarea de Cálculo, pero eso es algo que solo yo sé-. Igualmente, no recibimos las mismas clases... usted estudia una carrera diferente.

-Pero Cálculo es el mismo -gruñe y de golpe me quita mi mochila. La abre de par en par y la voltea hacia el piso, todas mis cosas terminan desparramadas en el piso.

La computadora de Harold casi cae al piso con todo, pero yo logro salvarla a tiempo, mientras mis cuadernos, bocetos y libros caen como si fuera una lluvia muy peculiar. Eso también me sirve para poner en mis notas mentales que debo limpiar mi mochila. Agradezco a todos los dioses existentes e inexistentes que hoy no recibo Cálculo, porque de lo contrario probablemente estaría en serios problemas con él. No tengo a Miller muy contento que digamos, y hacer más cosas con la intención de que explote solo va a terminar jodiendo a una persona, que si me permito jugar a las adivinanzas, con una balanza bastante inclinada con varios puntos en su contra, esa persona no es Miller, tampoco Bradley y menos Harold, soy yo.

- ¿Qué es esto? -Recoge del piso la bolsita donde tenía los lentes de Bradley-. ¿Qué es?

-Son unos lentes que rompí cuando me lanzó a la piscina -explico con aparente tranquilidad, cayendo de rodillas al piso mientras recojo mis pertenencias.

-No son tuyos -decreta.

Trago duro, un escalofrío me recorre el cuerpo y mi piel de inmediato se pone chinita. Él los observa con mucho cuidado y abre la bolsa, posteriormente, saca solo una de las patillas de la misma, y le da vueltas, observando con tremenda cautela, como un guepardo que observa a su presa con cuidado, al menor movimiento, saltará, la gira un par de veces hasta que lee lo que desea leer.

-Son de Bradley Dellower -señala el nombre en la patilla, y gruñe con impaciencia-. ¿Qué hacen en tu mochila los lentes de él?

-Yo... yo... realmente... este... yo... -mierda, no sé cómo explicarme. Tengo miedo de su reacción-. Yo se los iba a devolver, es que se le cayeron el otro día y yo los recogí, pero...

-Suficiente -su mano se levanta y me calla con ese gesto tan egocéntrico y prepotente, Miller se cree un jodido dios-. La próxima vez, haz tu puta tarea. Y ten más cuidado.

-P-Pero...

-Pero nada. Vas a hacer mi tarea de Cálculo ya mismo -decreta, tal cual rey-. Y yo le iré a dar esta porquería al imbécil de Bradley.

Mierda. Maldición, esto es un error. Mierda. No sé ni en qué pensar, empiezo a entrar en pánico como si estuviera tomando la decisión de mi vida.

- ¡No! -Exclamo, aferrándome a la tonta idea de que quizá me llegue a creer-. Yo se los doy, estamos en las mismas clases. Y te prometo que para la siguiente lección tendrás tu tarea hecha, con un diez asegurado.

- ¿Por qué temes que le devuelva esto a Dellower? -Cuestiona, acercándose a mí a pasos lentos y amenazadores-. ¿Es que me ocultas algo? ¿Es que estás teniendo algo con ese cretino?

La última oportunidad [Libro II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora