Sábado, 11:47 de la mañana.
—¡Auch!—Me caí de la cama—Maldita sea, por un día que logro conciliar el sueño...
No intenté retomarlo, una vez despierta no había manera posible de volver a dormirme.
Genial.
Me dirigí a la cocina para prepararme el desayuno, perfecto, el infierno comenzaba de nuevo.
Volvía a tener esas ganas de algo dentro de mí.
Me giré para coger una pieza de fruta pero el hambre se esfumó cuando noté que ese ardor dentro de mi no cesaba.
Me senté en el sofá.
Cada movimiento me estimulaba, quería más.
Hacia por lo menos dos semanas que no hacia nada, absolutamente NADA, me habían recomendado abstenerme y agradecí que la terapia funcionase pero pensé que tampoco debía dejar mi vida sexual en el recuerdo.
No quise resistirme, cogí mi móvil y llamé a Hugo, otro adicto al sexo como yo. Él sabía hacer que me quedara bien a gusto.
Dos tonitos y...
—¿Hugo, podrías venir? No aguanto más.
—En diez minutos estoy ahí pequeña.
—Bien.
Me costó pero esperé su llegada.
Trece minutos después tocaron a la puerta.
Sí, los conté, era él.
—Comenzaba a pensar que habías encontrado a alguien mejor que yo.
Oh Hugo, era tan caliente. Su atractivo era irresistible y estaba a mi plena disposición.
—No seas idiota, no hay otro.
—Estás tremenda, ¿Te lo he dicho alguna vez?
Me mordí el labio.
—Ven aquí.
Cerré la puerta con seguro y entrelacé mis piernas alrededor de su cintura agarrándome en su cuello.
Empezó a besarme mientras me llevaba a la cama. Esa cama que habíamos ensuciado tantas veces.
Me estiró en ella y empezó a besarme lentamente, gradualmente fue acelerando el ritmo. Me lamió el lóbulo de la oreja a lo que solté un leve gemido.
Como lo había echado de menos.
Me desabrochó la camisa de botones sensualmente y quitó mi sujetador, yo hice lo mismo con su camisa. Hacía una calor horrible ahí dentro, era pleno verano, además del calentón por supuesto. Chupó mi pezón el cual se tensó y se puso duro como una piedra. Con su otra mano masajeo mi otro pecho, gemí, después de eso comenzó a bajar su mano por debajo de mis pantalones y finalmente agarrando mis bragas, estirándolas hacia arriba estimulándome peligrosamente.
—Oh, ¡Dios!
Estaba a punto de correrme, si, tan pronto.
Se quitó los pantalones haciendo un baile extremadamente sensual, contrariamente me arrancó los míos de un simple tirón.
Ya solo quedaba la ropa interior.
La retiró con los dientes y luego de eso continuó chupando mi pezón.
Bajó lentamente por mi abdomen hasta llegar a mi vagina.
Gemí, de nuevo.
La lamió y comenzó a introducir y sacar su lengua.
Iba a correrme en cualquier momento.
Después introdujo sus dos dedos en mi y comenzó a juguetear allá dentro, no podía más.
—¡Fóllame ya, Dios!
—Aguanta nena, sabes perfectamente que los orgasmos que tienes conmigo no son gracias a que te folle en el momento en que lo haría cualquier otro—Me guiñó un ojo y retomó su tarea.
Tenía razón, los orgasmos que conseguía con el no lograría conseguirlos con nadie más, era bueno, muy bueno.
Dobló sus dedos dentro de mi estrujando el punto, no pude hacer más que gemir de nuevo.
Realmente ya no podía más, decidí que también quería jugar. Con las fuerzas que tuve lo tumbé y me subí encima suyo.
Sonrió burlón, entonces utilicé cada centímetro de mi cuerpo para realizar un baile sensual y quitarle los calzoncillos con los dientes para dejar a la vista su gran erección. Por dios, este chico había nacido con un GIGAPENE, la primera vez que lo vi me sorprendí muchísimo, pensé en que iba a romperme si me acostaba con él.
Y sí, nuestra primera vez juntos hizo daño, y mucho, pero él fue muy cuidadoso.
Habéis escuchado bien, perdí mi virginidad con Hugo cuando tenía 13 años y el 15, era año y medio mayor que yo. Des de entonces nos acostábamos juntos, era por así decirlo mi folla-amigo.
Lamí su polla a lo que él gimió. Empecé por chupar el principio de su miembro, el movía sus caderas en signo de placer y yo continué, mis pechos caían justo entre sus piernas y mi boca empezó a chuparle todo el miembro, dentro-fuera, dentro-fuera, el gemía de placer, podía notar sus ganas de metérmela.
Moví mi cabeza hacía los lados y él agarró mi cabello dirigiendo mis movimientos.
—Ahora si te voy a follar nena—Dicho y hecho me agarró por la cintura.
Entonces me aparté un poco para que se pusiera su preservativo durex play y me estiró en la cama, se posó encima de mi y....
—¡Oh!—Por fin, lo que tanto ansiaba.
Empezó lento pero bruscamente. Luego continuó mas rápido, mucho más rápido, mas duro, una y otra vez dentro-fuera, dentro-fuera.
Me agarró por las piernas y las subió a sus hombros.
La gota que colmó el vaso.
Y llegó, o más bien; y llegué.
—¡¡Oh dios mío!!—Mi hiper orgasmo.
Me sentí genial, por fin, el placer que tanto ansiaba, el continuó con sus duros movimientos. El colchón hacia que me hundiese en el así que me agarró aún con su pene dentro de mi y me llevó al salón sentándome en la mesa que estaba empotrada contra la pared y continuó, eso fue aún mas placentero y de nuevo..
—¡Por Dios Hugo!—Amaba esa sensación, me llevaba a otra dimensión.
O más bien adoraba su pene. Su GIGAPENE.
Que más da.
Sentía mi espalda empotrarse contra la pared cada vez que la introducía, se sentía de manera más profunda.
Besó mi cuello.
—Como me encantas, nena.
Me mordí el labio.
—Córrete idiota.
Besó mis labios y esta vez fue él quién los mordió.
—Oh, tú también me encantas, pero ya lo sabes, sino no estaría aquí.
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El diario de una ninfómana
Teen FictionHola, me llamo Kayla Herdrich, y si, soy ninfómana. Podreis pensar en mi persona de muchas formas distintas, pero, recuerden; no juzguen un libro por su portada. ¿Mi situación? Soy una simple camarera de 19 años que trabaja en horario nocturno para...