Capitulo 3

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¿Y que quieres ver exactamente?—Me miró diabólicamente.

Mmhh, sorpréndeme— Le agarré el paquete y me mordí el labio.

Entonces su mirada se centró en mis labios color carmín y lo supe, ya no aguantaba más.

Cerró la puerta del baño, me agarró del trasero y me sentó encima de la encimera. Estaba contra el espejo, empezó a besarme, a quitarme la ropa que me quedaba.

Me excitaba mucho que los hombres tomaran el control en el sexo y al parecer a ellos también.

Gemí.

En aquel momento el nombre de Hugo me vino a la cabeza y pensé en si realmente era correcto que hiciera eso pero quería desaprovechar la oportunidad así que le arranqué los pantalones y se bajó los boxers que tapaban su gran erección, me agarró, apretó mis pechos contra su cuerpo, los besó, los tocó, los mordió y por fin.

—¡Ahh!

Notar su gran erección dentro de mi, entrando y saliendo, marcando cada movimiento, empotrándome contra el espejo.

¡Ah si Jake, dame más!— Mierda, había dicho su nombre.

Pero el sonrió descaradamente y siguió entrando y saliendo de mi, gemí de nuevo. Y ahí llegó mi hiperorgasmo.

—¡Ohh ya ya he llegado!— Entonces le miré.

Él me devolvió la mirada y nos besamos por ultima vez ya que no era demasiado partidaria de los besos. Entonces me observó confuso mientras me deshacía de su agarre y recogía mi ropa.

Esto no es justo—Dijo acercándose a mi burlón.

—Es lo que hay.

Además sabes mi nombre, pero yo no el tuyo—Hizo un puchero.

No creo que te resulte difícil descubrirlo.

Carmín..—Se recostó en la puerta mordiendo su labio inferior.

—Oh cierto, no puedo irme sin compensarte.

—¿Compensarme?— Se puso frente a mi, bajando la mirada hasta mi pésima altura.

Aún no he gastado todo el carmín de mis labios, ¿Viste?—Relamí mis labios y lo empotré contra la puerta

Me miró y sonrío.

Entonces le bajé de nuevo los pantalones y rápidamente los boxers para lamer su aún duradera erección. Dejé mi pintalabios color carmín por todo su miembro. Se removía de placer. Y en unos minutos el glorioso sabor de una buena mamada.

Bueno, pues esto ya está—Me miré en el espejo intentando recuperar mi imagen y pinté de nuevo mis labios color carmín.

Eso ha sido genial, deberíamos repetirlo algún día—Agarró mi cintura y se posó detrás mío ya vestido.

Me giré quedando pegada a él.

—Quizá si—Le guiñé un ojo, agarré mi bolso y salí por la puerta del baño.

Al salir Roxy levantó el pulgar en señal de como había ido y le hice una mueca indicando que todo había salido a pedir de boca.

Nunca mejor dicho.

Le envié un mensaje.

Yo: Gracias Roxy :*

Roxy: Esta juventud :') ¿Ya te vas?

Yo: Estoy algo cansada, nos vemos pronto.

Roxy: Cuídate.

Yo: Lo mismo digo.

Una vez llegué a casa me estiré en el sofá, la caja de Hugo aún se encontraba en la mesa del comedor y me hizo pensar en él. Tenia curiosidad por saber donde se había metido y que estaría haciendo. La verdad no pensaba contarle lo que había hecho con aquel chico, Jake, no había necesidad de hacerlo ya que no era mi pareja, pero en lo profundo de mi interior algo andaba mal y no descifraba el que.

Durante muchos años solo me había acostado con él pero últimamente actuaba distinto y le veía menos, además de que comencé a dejar de necesitarlo tan cerca y por eso mismo me atreví a disfrutar algo más de mi sexualidad y esa ocasión en el bar fue perfecta, aunque, algo dentro de mi se removía inquieto cada vez que me satisfacía con una persona que no fuese Hugo, pero no me conocí tanto a mi misma para saber de que se trataba así que simplemente lo ignoré.

La tarde caía y necesitaba dormir un poco antes de trabajar, pensar tan profundo me agotaba porque nunca conseguía de mi misma respuestas en claro así que puse la alarma y dejé mi mente en manos del mundo de los sueños.

El diario de una ninfómanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora