El día de mi muerte

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Me llamo Sasha, tengo 17 años y acabo de morir en un accidente, atropellada por un coche para ser exactos. Sé que suena un poco melodramático, pero mi historia empieza justo aquí, así que no sintáis lástima, todavía es pronto para eso. 

Recapitulemos [Flashback on]:

Viernes 13, 19:00p 

Para los escépticos como yo, un viernes 13 es un día como cualquier otro. He terminado las clases hace una hora y estoy con mis amigos dando una vuelta, mañana es sábado después de todo así que ya tendré tiempo de hacer los deberes. ¿Se me podría considerar irresponsable? puede que un poco. Hasta ahora me he dedicado a vivir el día a día, seguir el camino que la sociedad nos impone. ¿Cual es? pues lo típico: ir a clase, estudiar y prepararse para el futuro, tener amigos y algún que otro novio. Bueno, de eso último no tengo, pero tampoco lo he echado en falta. Como todos, siempre he pensado "soy joven, tengo mucho tiempo y futuro por delante, ya llegará el momento para hacer esto o lo otro (en lo que incluyo tener un novio)". Y aquí es donde llega el pero; Cuando llega el día de tu muerte, que será completamente inesperado, te das cuenta de que esa forma de pensar era muy estúpida o por decirlo de una forma más suave...inocente. Tampoco voy a soltar el topicazo de "hay que aprovechar el momento al máximo", porque esta historia no es tan simple como eso.

Retomando mi día, a las 19:00 me encontraba paseando por la calle con algunos amigos. Cuando llegamos a un paso de zebra, el cual empezamos a cruzar todos juntos. Y os estaréis preguntando ¿si lo cruzaron todos, ella no es la única que murió? pues no, queridos amigos, vuestra protagonista fue la única imbécil que se adelantó un poco caminando de espaldas mirando a sus amigos de frente. ¿Por qué hice eso? Yo que sé, soy una adolescente que hace el idiota, qué queréis que os diga, a veces parece que a la vida le guste mofarse de personas como yo, porque en ese momento, por razones que desconozco, un coche se saltó el semáforo en rojo y me arrolló. Creo que morí casi al instante, pero recuerdo el impacto y joder eso sí que dolió me cago en la...perdón, no era necesario que entrara en detalles desagradables, me he dejado llevar por el cabreo. Si, estoy cabreada porque me he muerto; es frustrante tener que pararse a pensar en como cojones he desperdiciado tanto mi vida, lo que podría haber hecho o lo que desearía cambiar. Me dio tiempo de pensarlo mientras moría, sí.  Eso de que cuando mueres ves toda tu vida pasar ante tus ojos es una chorrada que alguien debió de inventarse, por que yo no he visto nada más que sangre.

Y aquí viene lo importante, qué me ha pasado después de morir. La pregunta que todos se han planteado alguna vez como ¿Existe el cielo o el infierno? ¿hay algo después de la muerte o nos espera la nada, un vacío en el que nuestros pensamientos, nuestro cuerpo y alma (si es que tenemos una) dejan de existir? Os voy a dar la respuesta, sé que lo estáis deseando.

Estoy de pie frente a mi cadáver. Nada divertido, la verdad. Conservo mi aspecto (menos mal, no querría tener el aspecto de mi cadáver por toda la eternidad o alguna cosa así). Nadie puede verme (cómo no) así que presupongo que este cuerpo es lo que llamarían espíritu. Estaba tan concentrada en mi misma que apenas pude percatarme de lo que había a mi alrededor. El tiempo siguió adelante, varias personas se amontonaron a mi alrededor (bueno, al de mi cuerpo sin vida obviamente, porque "a mi" no me ven), mis amigos lloraban y gritaban, a lo lejos podían oírse las sirenas de la ambuláncia, los comentarios de la gente, etc. Hasta aquí todo mas o menos normal, como en la película de "Ghost", soy un jodido fantasma. No veo una luz al final del camino ni un cielo o infierno, tampoco han venido ángeles o demonios a buscarme.

De pronto sentí un escalofrío, el ambiente empezó a volverse oscuro, como si el cielo estuviese nublado y una neblina gris empezó a cubrirlo todo. Esto empieza a ponerse raro y empieza a darme miedo. Sí, tengo miedo, para qué negarlo, esto es tan desconocido para mí como para vosotros. Miré a mi alrededor. Una especie de seres...llámalos espíritus, monstruos o como quieras, empezaron a aparecer. Algunos no me prestaban atención, caminaban, flotaban o volaban por ahí. Otros con una pinta algo siniestra me observaban. Pude ver como uno sonreía, con dientes afilados. Joder eso sí que da miedo, pero lo que casi me produce un infarto es lo que ese ser me dijo (que ironía decir que me va a dar un infarto si eso ya no es posible, en fin).

-Oye niña...hueles bien...- dijo, empezando a babear.

Ay madre, ay madre....

-Has aparecido en el mejor momento...tengo hambre..-rió.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡Me cago en la puta que me quiere comer el cabrón!!!!!!

A lo que salgo por patas, es que ni me paré a pensarlo, acojonada salí corriendo de allí aún sin saber a donde dirigirme. Había dejado de ver a la gente normal. Los edificios y las calles eran iguales, todo parecía corriente a excepción de estar todo medio nublado, como turbio, y lleno de...¡monstruos, joder vamos a llamarlos así porque si me quieren comer no tienen otro nombre! Empiezo a plantearme que esto sea el infierno. No hay llamas ni gritos de dolor y agonía pero...¡nunca se sabe! nadie ha muerto y ha vivido para contarlo.

Cerré los ojos, llorando, para no ver más esa pesadilla, pero sin dejar de correr en línea recta como una posesa. Hasta que de pronto choqué con algo. O mejor dicho...alguien. ¡Dios mio, alguien, era una persona, o el primer ser con el aspecto de una como yo! Físicamente se veía como un chico de mi edad o mayor, alto, con el pelo negro y los ojos grises. Vestía todo de negro y se me quedó mirando frunciendo el ceño. Aúnque no presté atención porque me alegré tanto de ver a otra persona que le abracé con todas mis fuerzas y sollocé fuertemente contra él. De pronto sentí su mano agarrando mi cabeza como a una pelota y empujándola hacia atrás con fuerza.

-¡Oye tu! ¿Pero qué te crees que haces, eh? primero, no soy tu puto pañuelo, así que aparta, que me estás llenando de mocos y me has mojado la camiseta- soltó enfadado, intentando apartarme como si de un bicho se tratara- Y segundo, ¿Con qué derecho te crees que puedes abrazar a un desconocido de esa manera?- dijo en un tono algo amenazante.

Lo ignoré por completo y continué aferrándome a él con fuerza. Estaba tan acojonada que al principio no me salía la voz. Temblaba como un flan. Por alguna misteriosa razón, el chico dejó de intentar apartarme y se rindió ante mi agarre. Una vez me hube calmado un poco, me aparté levemente, pero todavía sin soltarle por miedo a que saliera corriendo.

-Dime, ¿Que es esto? Acabo de morir, no entiendo nada, han aparecido monstruos diciendo que querían comerme y hasta ahora no había visto a ningún otro ser humano...-pregunté entre lágrimas.

-¿Y quien dice que yo sea humano?- respondió con indiferencia.

-¡No me jodas! ¿Me vas a decir que tu también eres un monstruo y me comerás?-chillé desesperanzada.

-¡Oye no me insultes, que yo no soy ningún monstruo! Y ni de coña te voy a comer, seguro que tienes un gusto horrible...-puso cara de asco.

-No sé si sentirme aliviada porque no quieras comerme o cabreada por insinuar que tendría mal gusto-le miré confusa.

-¿Y a mi que me explicas? Suéltame ya, joder- continuó con su indiferéncia.

-¡¡¡No, no!!! Espera por favor, no me dejes aquí sola...al menos dame alguna explicación, no sé qué hacer o a dónde ir. Tengo muchas preguntas....¿Dónde estamos? ¿Si estoy muerta...que se supone que soy, un espíritu? ¿Y tú, estás muerto? ¿Si no eres un ser humano, entonces qué eres? Y más importante...¿Qué eran aquellos seres y porqué querrían comerme? -Empecé a soltar una retaila de preguntas sin parar hasta que me tapó la boca con su mano.

-Vale, vale, no me taladres más joder...-dijo tapándose la oreja con su otra mano- . Ven conmigo, esto no es seguro. Cuando lleguemos, responderé a tus preguntas.

-Gracias...-respondí suspirando aliviada- Espera, ¿llegar a dónde exactamente?

-Al mundo de los espíritus. Éste es el mundo terrenal, esos monstruos, como los llamas tú, vienen aquí a cazar porque pueden hacer lo que quieran. Pero en el mundo de los espíritus hay normas, leyes que no pueden incumplir o les harían desaparecer. Por eso es más seguro, así que mantente callada y sígueme.- 

Me quedé estupefacta, con los ojos abiertos mirando a la nada. Mi cerebro debió cortocircuitar con aquella información, si le sumamos que soy idiota... Pero el chico no estaba para tonterías así que me dio un cogotazo para despertarme. 

-¡¿Pero qué haces imbécil?!-dije molesta, lo cual le entró por un oído y le salió por el otro. Me agarró de la mano e hizo que le siguiera obedientemente.



FIN del primer capítulo,¡espero que os haya gustado!

Comentarios y votos harán muy feliz a esta autora mediocre que escribe por diversión ;)

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