Capítulo 1

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Enero 2016

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Enero 2016.

Haileigh.

— ¿Crees que sea muy simple?— deslizo sobre la mesa, la pequeña caja rectangular dorada que contiene el obsequio para él.

Bea le da un sorbo a su margarita y deja la copa de cristal a un lado, me da una extraña mirada retirando la tapa, deja caer sus ojos en el interior y sus facciones se desencajan en completa sorpresa.

— Es un Patek Philippe— murmuro jugueteando con los dedos de mis manos que descansan sobre mi regazo.

Ella saca su móvil y rápidamente sus dedos se mueven sobre la pantalla, está buscando el origen del reloj. Mientras espero a que termine, succiono de la pajilla el refrescante líquido acaramelado del frappuccino.

— ¡¿Cuatro millones de dólares?!— vocifera shockeada, llamando la atención de algunas personas presentes.

— ¿Es po...

Patek Philippe 1939 Platinum World Time, se vendió en 2002 por un precio récord de 4 millones de dólares...— lee en un moderado tono de voz para que solamente nosotras podamos oír, da un largo sorbo a su bebida y prosigue—...tiene 41 ciudades, regiones y países estampados en un bisel giratorio.

Finaliza estupefacta por tal información, acaricia el reloj delicadamente con su perfecta manicura rojiza, y susurra un montón de palabras ininteligibles que no alcanzo a entender.

— Eres una dramática, dame eso— le quito bruscamente la caja y ella gimotea viendo como la guardo en mi bolso.

Bea es como un ángel caído del cielo; es de tez pálido con pequeñas pecas estampadas en sus mejillas y su nariz, su cabello es pelirrojo y ondulado, descansa sobre sus hombros en un look corto, sus ojos son esmeraldas y demasiado brillosos, casi igual a la luz verde de los semáforos.

— ¿Cuándo dices que cumple años?— pregunta a la vez que levanta su mano para llamar la atención del mesero.

Sonrío.
— En dos semanas.

Ella asiente.

Y deja de prestarme atención cuando el mesero llega. Mi móvil suena indicando una llamada entrante, lo saco del bolso y en la pantalla se refleja el nombre de mi padre, deslizo el dedo para responder. Antes de llevarlo a mi oreja para hablar, se escucha un chillido a través y lo apartó viendo el típico sonido cuando finaliza.

Frunzo el ceño todavía sosteniéndolo y de repente, hay un ruido estruendoso afuera del restaurante, a solos unos cuantos metros. Los ventanales estallan rompiéndose y vuelan miles de esos filosos cristales, mi espalda impacta con el suelo fuerte por la explosión.

Mi vista se nubla y un sonido molesto se clava en mis oídos, a lo lejos hay gritos aterrorizados y toda tranquilidad se convierte en un horroroso caos, el lugar es consumido por un desagradable olor y humo gris que impide ver con claridad.

CAUTIVACIÓN |Disponible en Dreame|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora