El Barco.

CAPÍTULO 7 - Solo amigos

Cae el sol. Se acerca la hora de cenar y las tripas de la mayoría de tripulantes rugen pidiendo comida.
En el camarote de Ainhoa se la puede encontrar rebuscando entre el armario el conjunto que usaría dentro de menos de dos horas para ver a Gamboa. Su pequeño espejo de bolsillo reflejaba su cara para poder maquillarse, algo natural, rimmel y unos labios rosas le parecía ideal. Estaba un poco nerviosa, se quería autoconvencer de que su historia saldría bien y que las dudas que tiene son infundadas, que Gamboa iba a cuidarla y serían felices.
A las nueve los compañeros empezaban a bajar al comedor para acabar el día y disfrutar de la cena mientras comentaban el examen que tendrían dentro de unos días.

22:25 h.

Ainhoa sale de su camarote para acudir a su cita, no sin antes mirarse una última vez en el espejo comprobando que va perfecta. Su vestido rosa palo se ondeaba ligeramente con cada paso que daba, saludando educadamente a todo el que se encontraba en su camino.
Sale a cubierta y su mirada busca a su novio por todos lados pero no se topa con él, suspira viendo la mesa preparada.

— Así que todo esto es para ti, Chivata... - Ulises se decepciona al encontrarse con aquella situación, pero pronto evita el mal rollo-, Yo que pensaba que era para mí.

Ainhoa se gira al instante al reconocer la voz de Ulises y sonríe algo forzosa acariciándose los brazos debido al aire que se ha levantado con la noche.

— Me alegro de que todo se haya arreglado, de verdad. - dice el chico con un tono sincero y con una escasa sonrisa-, bueno, será mejor que me vaya, no me gusta mucho sujetar las velas. Espero que os aproveche.

Ulises se disponía a girarse para abandonar el sitio, se veía fuera de lugar y tampoco es que le hiciera mucha gracia estar presente cuando Gamboa llegara, pero Ainhoa le detuvo al mencionar su nombre, no sabía muy bien qué decirle después de la conversación de anoche.

— Ulises... Gracias, eres un buen amigo. - Consiguió decir Ainhoa tras deshacer su nudo en la garganta, ahora sí que el chico había quedado etiquetado como "amigo", el amigo simpático con el que siempre se puede contar.

Él bajó la mirada decepcionado y descendió por las escaleras aguantando la rabia, mientras Gamboa cruzaba el comedor para encontrarse con su chica en la cubierta. Este recibió una mirada de desconfianza y retante pero la obvió.

En el camarote de los chicos entró sin cruzar la mirada con ninguno de sus compañeros y se tumbó en la cama. Piti decide que es buen momento de comentar el buen rollo que tiene con Estela y Ramiro le advierte que no le haga daño, que es buena chica.

— ¿Y tú con la doctora? Bien, ¿no? ¿Ya te la has tirado? - dice Piti con una sonrisa pícara esperando que Ulises soltara la información.

— Vete a la mierda.