Ya eran las ocho menos cuarto así que Edward se preparó para su emocionante aventura nocturna. Llego al parque, vio a lo lejos que una silueta estaba parada junto a la fuente, supuso de inmediato que se trataba de Zael puesto que no lograba ver a nadie más, una emoción indescriptible se adentraba en su cuerpo aumentando lentamente el ritmo cardiaco, sus piernas comenzaban a desistir y desaceleraban su paso, era aterrador y emocionante a la vez.
Se aproximó hasta donde se encontraba el, quien, sin percatarse de su presencia, arrojaba pequeñas piedrecillas a la fuente. Cuando ya estaba a solo unos pasos, Zael volteo su rostro y una apacible sonrisa se dibujaba en su rostro, su expresión era completamente diferente a las que Edward acostumbraba a ver, de chico obstinante y crédulo, paso a ser alguien más cálido y agradable.
—creí que no vendrías— sonrió Zael sentándose en la orilla de la fuente—. ¿Quieres sentarte?
—Ho Hola—murmuró Edward dudoso, ¿Qué debía hacer?, quizá salir corriendo en ese mismo instante, encerrarse en su habitación y olvidar todo lo ocurrido, como si todo hubiese sido un mal sueño era la mejor solución.
—Sé que tienes muchas preguntas, y un millón de dudas—comenzó Zael—. No te preocupes, trataré de explicarte lo mas que pueda. Aunque no creo que sea capaz de aclararte todo ya que me encuentro en una situación igual o peor que tú, pero creo que comenzaré por el día que te conocí, ese día cambio toda mi vida, tu cambiaste mi vida.
Edward sorprendido y tembloroso solo asintió con la cabeza, sin pronunciar una sola palabra.
Zael sonrío nuevamente y agacho la mirada, aunque intentaba ocultarlo, también se le veía bastante nervioso, sus manos estaban temblando, y a pesar de las bajas temperaturas se notaban pequeñas gotas de sudor en su frente.
—Bueno, todo comenzó, como te dije antes, el día que te conocí, el nueve de septiembre del año dos mil trece para ser exactos— enfatizó Zael—. Recuerdo que te vi allí sentado solo y pensé «ese chico nuevo ha de ser agradable, creo que podría ser su amigo», no diré que fue amor a primera vista por que solo tenía nueve años, no tenía ni puta idea de que significaba el amor, aunque, a decir verdad, sigo sin tener ni la más mínima idea de que es el amor, nunca nadie podrá encontrar el verdadero significado del amor, pero bueno continuo; siempre intente la forma de acercarme a ti sin comprender por qué razón lo deseaba tanto, pero nunca fui lo suficientemente valiente como para atreverme. Tiempo después comenzaste a hacer nuevo amigo, sentía un poco de envidia ¿sabes?, tú, el chico nuevo, ya estabas rodeado de un montón de gente, mientras yo estaba solo.
Edward sintió un nudo en la garganta, sus ojos comenzaban a aguarse, tomo asiento junto a Zael, pero siguió sin pronunciar palabra alguna.
Luego de algunos meses yo comencé a hacer algunos amigos—prosiguió— pero tú te veías tan feliz que era irritante, fue entonces cuando decidí molestarte, si no iba a ser tu amigo por lo menos tendría la dicha de ser tu peor pesadilla, que ilógico ¿no? —rio—. Así trascurrieron los años, pero aun sentía el mismo estremecimiento cada vez que te veía, no sabía explicar por qué, era una especie de cosquilleo en el estómago, yo transformaba ese cosquilleo en ira y buscaba la manera más jodida de molestarte para poder sentirme bien conmigo mismo. Pero no fue hasta hace unos días que me di cuenta que ese cosquilleo y esa sensación no era rabia, ni envidia por ti, me di cuenta de que lo que realmente sentía era... —dudo un momento antes de continuar— cariño, todo este tiempo, lo que sentía por ti era un cariño inmenso que yo interprete de la peor manera hasta hacerlo parecer odio.
—Y ¿Y cómo lo supiste? —susurró Edward abrumado.
—¿Qué dijiste? —pregunto Zael sin haber entendido lo que el Ed dijo.
—¿Qué cómo lo supiste? — repuso Edward levantando un poco la voz—. Todo esto de que me querías, ¿no será otra de tus bromas?
—creo que siempre lo supe, solo que hasta ahora me di cuenta— aclaro Zael—. Y no, si hay algo con lo que nunca bromearía seria con esto, de verdad te quiero. ¿Recuerdas el día que estabas con tus amigos y yo llegue a molestarte, pero tú me mandaste a la mierda?
—Si—inquirió Edward confundido— ¿Por qué la pregunta?
—Bueno, ese era el primer día, después de tantos años, que me enfrentabas realmente¬¬—adjuntó Zael—. Ese día la sensación en mi estómago aumento he invadió todo mi cuerpo, sentía como pequeñas descargas eléctricas lo recorrían, me di cuenta entonces que realmente no quería lastimarte, al contrario, sentí la necesidad de protegerte.
Edward no se atrevía a decir nada, esto era tan esplendido como confuso. «Este Sentimiento desconocido; ¿Qué es?», pensó, «La tenues del color de su piel, me hace perder la razón. El color de sus ojos me envuelve y me llevan hasta las profundidades de aquel sentimiento desconocido. En Su seguridad y rigidez puedo ver que esconden a una persona realmente frágil, y tímida que desea ser comprendido y amado de la misma forma en la que yo lo deseo. Su osadía es aquel mar en el que no puedo lograr navegar, pero lo intento aun sabiendo que puedo perderlo todo. Y Su voz, aquel suspiro que me invade hasta adentrarse hasta lo más profundo de mi ser».
—no es necesario que digas nada ahora, y también entenderé si tu decisión es alejarte de mí— revelo Zael bajando la mirada al suelo—. Sé que te he hecho mucho daño y no sé si logres perdonarme.
—No tengo nada que perdonar—aclaró Edward—. Aunque hayan sido muchos años de malos tratos, nunca te guarde ningún rencor ni tengo nada que reprocharte.
—entonces que dices, ¿amigos? —inquirió Zael.
—¿solo amigos? — cuestiono Edward, cuestionándose inmediatamente de lo que, acabada de decir, «! mierda!», vocifero para sí mismo, «¿qué va a pensar de mi ahora?». Sus mejillas se pusieron coloradas y Zael estalló en una carcajada.
—bueno, eso lo podemos arreglar de inmediato— repuso Zael aproximándose lentamente hacia Edward.
este se quedó pasmado al sentir la respiración de Zael cada vez más cerca y los latidos de su corazón sonaban cada vez más fuerte. En pocos segundos sus bocas se encontraron y un estallido de emociones detonó dentro de sus almas. en ese momento solo existían ellos dos en el mundo. la luna deslumbrante que se erguía por encima de ellos dibujaba sus siluetas sobre la cristalina agua de la fuente donde estas parecían fundidas en un mismo ser, el viento gélido aullaba apacible y amontonaba las hojas secas dispersas por todo el lugar. Las temperaturas eran realmente bajas, pero un fulgor colosal incendiaba sus corazones, el frio era reciproco, es ese momento solo estaban dispuesto a amar, con tanta intensidad de sus almas quedarían fusionadas en una sola.
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noches de otoño.
RomanceEl amor, ¿Qué es el amor? Nunca tendremos la respuesta exacta a esa pregunta, Porque el amor puede ser muchas cosas y puedes encontrarlo donde menos te lo esperas. Dicen que por amor uno es capaz de hacer cosas que jamás hubiese imaginado, te siente...