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Edward caminaba pensativo hacia el instituto, «¿Qué voy hacer ahora?», cavilaba para sus adentros. «¿Sé que mis amigos y mis padres entenderán pero, ¿Cómo les explico que el chico que me a jodido toda la vida ahora está enamorado de mí? Eso suena absurdo hasta para mí mismo» así anduvo hasta llegar al instituto. Zael apareció de repente y sin dudarlo se precipito hacia Edward para plantarle un beso bastante apasionado.

—¿Cómo estás? —Saludó Zael apartándose un poco.

—Bien Bien ¿y tú? —Respondió Edward nervioso y feliz al mismo tiempo, sus mejillas se sonrojaron y sus ojos resplandecían con un brillo muy especial.

—Acompáñame un momento, quiero mostrarte algo— dijo Zael tomando a Edward del brazo.

—Espera, tengo clases ahorita, voy a llegar tarde.

—solo será un minuto, no te arrepentirás— Explicó Zael y Edward accedió.

Se lo llevó por la parte trasera del colegio con los ojos cubiertos. Cuando le destapo los ojos estaban en el estacionamiento frente a una motocicleta negra en muy buen estado, parecía casi nueva.

—es una belleza ¿verdad?, me la presto mi padre, no lo hace muy seguido, pero le dije que esta era una ocasión especial — comentó Zael con una sonrisa.

—¿Y por qué es una ocasión especial? —inquirió Edward.

—porque voy a secuéstrate—se limitó a responder Zael dejando a Edward pasmado ante tal afirmación—. Ahora sube, nos vamos.

—¿QUÉ?, ¿ESTAS LOCO? —objetó Edward con mala cara—. Lo siento, no pienso ir a ningún lugar que no sea mi salón de clases.

—Yo no pregunte si querías ir, es un secuestro— sentenció—. Ahora sube.

—¿Quién eres tú para obligarme?

—¿Por qué eres tan aburrido siempre? —discutió Zael—. No creo que por faltar un día vayan a suspenderte. Sube no te arrepentirás.

Edward dudo un momento, pero finalmente hizo caso a lo que Zael le indicaba, en su corazón sabía que eso era lo que realmente deseaba, así que tomo el casco y se subió en la moto. Zael puso en marcha el motor y salieron del estacionamiento, varias cuadras más adelante, y sin que Edward lo notases, pasó Anna quien al verlo se quedó boquiabierta.

«estoy alucinando, creo que no he desayunado bien» pensó Anna. «¿Edward y Zael juntos?, ¿es una broma? No puedo creerlo»

Mientras tanto, Zael y Edward se dirigían a la salida de la ciudad, donde esta conectaba con un boscaje, dejaron la moto entre unos ramales y se adentraron a pie.

—¿A dónde vamos? —pregunto Edward confundido.

—Te mostrare uno de mis lugares favoritos—indico Zael sonriendo—. No te preocupes, estas seguro conmigo.

—Eso espero, ya me estoy asustando— manifestó Edward jadeando ya por lo empinado de la subida.

—Ya vamos a llegar, confía en mí.

Después de un rato, llegaron a una pequeña pradera con un riachuelo que la atravesaba, Edward se quedó impresionado por la belleza del lugar, la luz se reflejaba en las hojas otoñales que se levantaban con el soplido de la brisa, los árboles oscilaban cada vez que el viento arreciaba.

—¿te gusta? —Curioseó Zael.

—¡WAO! Esta increíble, me encanta— Repuso Edward admirado.

—Me gusta venir aquí cuando estoy triste, o furioso, o simplemente disfrutar leyendo un buen libro. Estar aquí me relaja.

—Es un lugar muy hermoso, y se respira mucha tranquilidad— decía Ed mientras caminaban entre las hojas secas que adornaban el lugar.

—y tienes que verlo en primavera, esto se llena de flores de todos los colores, mariposas, conejos y otros animalitos que juguetean por ahí—expresaba Zael con entusiasmo.

—Espero verlo algún día—suspiró Edward mientras se sentaba a la orilla del riachuelo—. Y de ser así quiero que sea contigo.

Zael se sonrojaba por primera vez, y una cálida sonrisa se dibujaba en su rostro, beso levemente a Edward en la frente y lo envolvió en sus brazos.

—Por cierto, hay algo que he querido preguntarte desde hace algunos días—dijo Edward acurrucándose en los brazos de Zael—. ¿Cómo es que conseguiste mi correo y la dirección de mi casa?

—No fue nada difícil—sonrió Zael—. Técnicamente se todo sobre ti.

—¿así?, ¿y cómo conseguiste tanta información?

—Pues, a veces ayudo con el papeleo del colegio, archivar, ordenar, y cosas así. Un día conseguí por casualidad tu expediente colegial, comencé a leerlo, solo por curiosidad, y así fue como descubrí tantas cosas sobre ti.

—Realmente no dejas de sorprenderme—replico Edward—. Un día tengo una imagen de ti, y al siguiente descubro a una persona completamente diferente. El chico malo del instituto resulta ser un apasionado por la lectura y la naturaleza, que además hace labor social.

—Para que veas, a veces las personas no son lo que aparentan.

—¿y por qué actúas de esa manera?, ¿por qué no te muestras como eres realmente.

— Por miedo— expuso Zael y un silencio desgarrador se apodero del lugar. Luego de un momento continuó— tenía miedo al rechazo, me costó mucho hacer amigos y no quería perder a los pocos que había hecho, así que tenía que hacer cosas que a ellos les agradase, aunque a mí no me pareciera correcto.

—Realmente fue difícil para ti, lo siento—se lamentó Edward.

—No No fue tu culpa, no tienes nada que lamentar—repuso Zael—. Si al caso vamos la culpa fue mía por ser un idiota todos estos años y no ver antes a la persona maravillosa que tenía enfrente.

Edward volteo para besar a Zael, su calidez era arropadora, su delicadeza y pasión realmente lo hacía sentir que estaba en un sueño, uno del que no quería despertar nunca, cuando lo besaba sentía como tocaba su alma y se perdía en ese destello fugaz llamado amor.

Se quedaron tendidos sobre la hojarasca seca el resto de la mañana, perdidos un mundo que comenzaban a construir juntos.

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⏰ Última actualización: May 01, 2018 ⏰

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