-Dylan-
¿Cuánto estás dispuesto a hacer por amor? Esa era, quizás, la pregunta más acertada para esos momentos. Porque por Grace yo estaba dispuesto a alejarla de ese mundo podrido y completamente retorcido en el que estaban tratando de dañarme, aunque eso supusiera el dolor más inmenso del universo.
Una semana atrás había llegado un paquete a mi casa. Era una caja con un enorme moño rojo brillante, y en ella había fotos. Todas y cada una de ellas era de Grace y tenían una especie de fecha. Ella dormida, mientras preparaba su café por las mañanas, ella saliendo de su departamento, y ella con Jeff. Dentro de ese paquete había una nota, era la misma clase de papel que había recibido antes así que comencé a leer.
"ELLA NO TIENE PORQUÉ SALIR HERIDA. ALEJALA O ATENTE A LAS CONSECUENCIAS".
Después tomé la foto donde estaba ella con Jeff. Grace lo sostenía de su cabello mientras el la sujetaba de la cintura y se devoraban en un beso feroz. Quise sentirme mal, quise molestarme, pero en ese momento lo único que pude pensar fue en su seguridad, y que debía hacer una cosa y solo una cosa: alejarla.
Y eso había hecho.
La dejé sola, con las palabras atascadas en su boca, con los ojos al borde del llanto, y había utilizado aquellas fotografías para mi beneficio. Me sentía asqueado de mí mismo, de mis palabras, de todo lo que era. Deseaba más que nada en el mundo estar con ella, pero también deseaba que tuviera una buena vida, una distinta. No debía arrastrarla hasta mis problemas.
Por eso estaba ahí, en la comisaría y a punto de enfrentar a Liam. El debía de tener a alguien más, no podía estar haciendo todo eso solo, y yo acabaría con todos. Estaba cansado de ser un puto juguete que les servía para su absurdo juego, así que haría lo necesario.
—¿Estás seguro de esto, Dylan? —Inquirió Paul con esa clase de expresión que dejaba en claro una arruga entre ambas cejas debido a su preocupación.
—Completamente —asentí—. Estaré bien —le aseguré, aunque en realidad no estaba seguro de si eso era verdad o solo una verdad a medias.
—Estaremos observando cada movimiento, ¿de acuerdo? Concéntrate en hacerlo hablar y llegar a una negociación —asentí, repitiendo internamente sus palabras y fijando un objetivo.
Una vez que me adentré a el pasillo que me llevaría hasta ese cuarto de interrogatorio, Paul y mi madre caminaron a una pequeña sala en la que monitoreaban mediante las cámaras y micrófonos todo lo que sucedía, de modo que yo estaría solo con Liam. Al inicio no fui capaz de abrir esa puerta, simplemente me quedé observando las estúpidas muletas a las que ahora estaba atado e inspiré hondo, pero cuando recordé la mirada de Grace y el dolor que sentí al dejarla, entré, pero me congelé en seco.
Un grito se construyó en mi garganta en ese momento y las lagrimas picaron en mis ojos, después todo ocurrió demasiado rápido, demasiado irreal...
Liam estaba tendido en el suelo con un halo de sangre a su alrededor. Sus ojos se encontraban cerrados mientras que su boca estaba entreabierta, como si hubiera deseado gritar. Aun se encontraba esposado y sus manos estaban llenas del liquido carmesí debido a alguna clase de forcejeo y de pronto mi vista se posó en la punta plateada que sobresalía en su pecho. Era una navaja.
El chico que una vez creí mi mejor amigo ahora estaba frente a mis ojos. Herido y bañado en su propia sangre.
"Míralo. Vulnerable, ahogado en su miseria. ¿Qué piensas hacer, eh? ¿Ayudarlo sabiendo que intentó matarte? ¿Sabiendo que intentó arrebatarte a Grace?" Estalló una voz en mi cabeza.
Di un paso, y luego otro, pero me detuve. ¿Por qué demonios me detenía? ¿Por qué escuchaba a esa maldita voz?
"Solo da la vuelta y vete, Liam no vale la pena" Rugió, nuevamente.
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Evitando el amor
Teen FictionEnsañado con el mundo y quiénes le rodean, Dylan se ha convertido en la sombra de lo que solía ser. Ya no es el chico bueno y amable, ahora es peligroso y violento, dispuesto a destruir todo a su paso.