Capitulo 5.

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Tenía un mal presentimiento, pero lo ignoré por completo. Me dirijí a mi cama y caí en un sueño profundo.

Me desperté sobre las 12 del mediodía y mi madre no paraba de quejarse de que nunca hago nada en casa, de que siempre estoy con el móvil, etc. Decidí que hoy era un buen día para que mi madre parase de decirme que soy una inútil y empezar a hacer las cosas de la casa. Comencé con mi cuarto, no sabía que tuviese tanta cosa debajo de la cama.

— ¿Mamá?

— Dime cariño. – Dijo mientras entraba por la puerta sudorosa, hacía muchísimo calor.

— ¿Desde cuando tengo toda esta ropa y comida caducada debajo de la cama? – Pregunté asqueada.

— Desde la última vez que limpiaste tu cuarto.

— Pues si hace tiempo, sí. – Dije asintiendo con la cabeza, mi madre soltó una leve carcajada.

Seguí limpiando hasta que me cansé. Me tiré a la cama y descansé un poco.

— ¡BO! Dúchate ya si quieres salir esta tarde. – Gritó mi madre desde abajo.

Mierda. La fiesta de Edward, miré la hora, eran las 14:15. ¿Tan lento limpio? Me levanté de la cama y me metí en la ducha. Escuché varias veces el móvil sonar pero no podía cogerlo, estaba en la ducha y como es obvio, no voy a salir por el móvil. Terminé a los 10 minutos y me vestí con una camiseta de color azul turquesa, unos vaqueros azul marino y mis vans. Cogí el móvil y miré los mensajes, todos eran de Edward.

"Que ganas de verte, ponte guapa."

"Igualmente, siempre lo estás."

"Pensarás que soy un jodido loco."

"Espero con ansias verte."

Cuando leía los mensajes, varias corrientes eléctricas pasaban por mi cuerpo. Ni siquiera me conoce y ya es así, pensé. Bajé a la cocina y comí, acabé a los 5 minutos, esto de hacer limpieza puede conmigo.

— ¿Donde vas tan guapa? – Preguntó mi padre.

— A conquistar a Niall, ¿voy bien? – Mis padres y mi hermana rieron.

— Ahora en serio Bo, ¿donde vas?

— A una fiesta de cumpleaños.

— ¿De quién?

— De un amigo. – Mi padre asintió.

Me levanté de la mesa y me fui a mi cuarto y esperé a que Edward me viniese a recoger.

(...)

El reloj marcó las 17:00 y en ese instante llamaron a la puerta.

— ¡Ya voy yo! – Grité bajando las escaleras a lo loco.

Abrí la puerta y vi a un Edward muy casual, camiseta de cuadros roja, pantalones pitillos y vans. Iba muy guapo.

— Creo que te has tomado demasiado en serio lo de que te pusieses guapa. – Reímos.

Íbamos caminando hasta que llegamos a una casa muy grande y se oía la música dentro. Edward puso la llave en la puerta para abrirla. Entramos y dios mío, era súper grande, un jardín muy bonito con piscina y arriba supongo que había muchas habitaciones.

— Cierra la boca, te van a entrar moscas. – dijo Edward y reí. – La fiesta empieza dentro de media hora, tenemos tiempo de sobra para estar a solas. – Se fue acercando a mi y me estampó en la pared, solté un gemido de dolor.

— Me haces daño, Edward. – Le dije en voz baja, me tenía acorralada dándome besos en el cuello.

— Quiero que seas mía... – Susurró en mi oído para luego morder el lóbulo de esta, me daba asco esta situación, intenté empujarle pero no podía.

— Para, por favor. – Lloriqueé empujándole, pero me era imposible, me agarraba con más fuerza y comenzaba a morder de mala manera mi cuello.

— Sigue haciendo fuerza que no te voy a soltar hasta que te tenga metida en mi cama desnuda. – Dijo con la voz ronca y me comenzó a besar muy forzado.

Empecé a llorar, no voy hablar nunca más con un desconocido, lo juro. Manoseó todo mi cuerpo y entonces paró. Abrí los ojos que antes estaban cerrados con fuerza para ver a Edward en el suelo retorciéndose de dolor cogiéndose el brazo. Miré más a mi derecha para ver a una chica más o menos de mi edad, pelo negro rizado y tenía una cara muy preocupada.

— ¡Ven corre! – Me gritó la chica y fui corriendo hacía ella, yo aún seguía llorando.

Salimos de casa y seguí a la chica. Llegamos a una casa, no muy lejos de la de Edward y entramos.

— ¿Estás bien? – Me preguntó, negué con la cabeza y me eché a llorar en su hombro.

Me acompañó al sofá y me dejó llorar, ella me repetía una y otra vez que no pasaba nada, Edward no me llegó a hacer nada.

— Gracias por llegar ahí a tiempo, de verdad.

— Sé como es Edward, he sido su objetivo hace aproximadamente 2 meses, me hizo lo mismo que a ti. – Bajó la vista y mi boca se transformó en una 'o'.

— ¿Estuvo a punto de...? – Subió la mirada y clavó sus ojos en los míos para después asentirme con la cabeza.

— Sí, pero por suerte llegó un amigo suyo y lo detuvo. – Suspiré aliviada y me dedicó una sonrisa tranquilizadora.

— ¿Te hizo algo más después de aquello?

— Por suerte no, y no creo que lo vaya hacer ahora, hago boxeo, ¿sabes? – Reí y ella me imitó.

— Me llamo Bo. – Sonreí.

— Yo Ana, encantada. – Me sonrió y tenía unos dientes perfectos y perfectamente blancos.

Estuvimos un rato hablando de nuestras vidas y se parecía mucho a mi, ERA DIRECTIONER. Me muero, vale. Era la primera vez que conocía a una directioner de mi alrededor. Ella tampoco iba al concierto, más razón tenía cuando decía que se parecía mucho a mi. Miré mi reloj y se me hacía tarde, tengo que llegar a mi casa pronto.

— Ana, me tengo que ir, habláme por whatsapp luego, adiós. – Sonreí y ella me despidió con la mano.

(...)

Llegué a mi casa y suspiré. Llamé al timbre y mi padre fue el que abrió.

— Hola Bo, ¿que tal ha ido?

— Bien. – Mentí, obviamente no le voy a contar nada a mis padres, no me dejarían salir nunca de casa.

Me fui a mi cuarto y caí rendida en mi cama.

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¡HOLIS! Quiero deciros que el próximo capitulo se basará en el futuro, es decir, 4 meses después de esto. Si queréis que os dedique capitulo o algo, me lo decís. Espero que estéis disfrutando y os quiero mil.

Un besitooo, Lauri .xx

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