Capítulo 10: Ataque paralelo.

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Aquel joven había caído de su escondite, herido por el cosmos de Athena, de inmediato fue rodeado por los santos y el Patriarca.

-¡Habla!- exclamó Teneo. -¿Cuáles son tus planes?- exigía saber.

-Por lo que entiendo el cosmos de tu señora trata de liberarse del futuro... pero si te mando al pasado, significa que aquí está la llave...- dijo en tono pensativo el Patriarca, sorprendiendo al joven, quien no se imaginaba que el regente fuera tan inteligente.

-Si ya sabes la verdad, ¿para qué me preguntas?- reclamó con molestia.

-Lo que quiero saber es ¿qué buscas en el Santuario?- Yuna se sorprendió por la pregunta, pero después razonó, si el Patriarca tenía razón, había algo más.

-Espere...- habló la joven, llamando la atención de los presentes. -¿Dónde está tu compañero?- exclamó, lo que sorprendió a Shion, cómo no lo había pensado.

Un estruendo resonó en las doce casas, Teneo volteo atónito,

-La casa de acuario...- Shion abrió los ojos atónitos y volteo a ver a intruso con enojo.

-¡Este fue siempre tú plan!- Yuna no perdió tiempo y se trasladó hacia la penúltima casa del zodiaco.

-¡Tú mismo lo dijiste, buscó salvar a mi señora, pero no sabemos cómo...!- Shion comenzaba a tener un mal presentimiento.

-¿Quién es tu señora?- exigía saber.

-Ceres-sama...- el regente palideció, y ya sabía exactamente qué buscaban los intrusos, pero no quería ser precipitado, no quería dar las respuestas.

Mientras tanto en la casa de Acuario, miles de papeles volaban por los aires, Yuna siguió un cosmos hostil que se encontraba entre las ruinas.

Encontrando a una joven, tal vez un par de años mayor que ella, más alta, de cabellos rubios y ojos verdes, delgada y una armadura de toques dorados y platinos, que cubría las partes esenciales de su cuerpo, en sus manos poseía un pergamino.

-¿Quién eres?- se puso en guardia, la mujer que parecía ignorarla, al fin le puso atención.

-Somos los Elementos de la diosa Ceres...- dijo en tono tranquilo. -Soy Cloe... la representación de las praderas y campos... supongo que conocieron a mi compañero Insitor...- una leve sonrisa se dibujó en sus labios, Yuna no abandonaba su postura de guardia.

-¿Qué buscan?- cuestionó.

-Liberar a nuestra señora...- muestra el pergamino. -La llave del misterio se encontraba en la librería de la Casa de Acuario, pero en el futuro, está pasó al recinto de Athena, la santo se sorprendió.

-¡Cambiaras la línea de tiempo!- señaló con preocupación.

-¡Claro que haremos eso!- exclamó con alegría. -Todo para beneficio de nuestra señora...- Yuna comenzó a elevar su cosmos.

-No lo permitiré...- lanzó el primer ataque.

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En el tiempo presente Athena se encontraba en su habitación, se levantó de su cama al sentir como una onda se expandía a su alrededor.

-Ha comenzado...- susurró con preocupación, notando que el librero que tenía, varios libros comenzaron a desaparecer.

Ella rápidamente se acercó a un cajón, donde había pergaminos, comenzó a buscar y con alivio, encontró el que buscaba.

-Aún no es tarde... tú puedes Yuna...- dijo convencida de ello.

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En el pasado Yuna comenzó a pelear contra la mujer, la santo lanzaba sus potentes patadas, pero su rival las esquivaba pulcramente.

-Si eres del futuro y este es tu nivel, no quiero imaginarme cómo son los santos de esta época...- se burlo, ante el enfado de la más joven, quien decidió atacar con todas sus fuerzas.

AQUILA SPINNING PREDATION!- lanzó su más poderoso ataque de frente, pero para su sorpresa la mujer sólo puso su palma derecha frente a ella, deteniendo tan potente ataque, que sólo logró empujarla unos metros.

Yuna retrocedió atónita, era una de sus técnicas más poderosa y ella lo había detenido de manera fácil.

-Ríndete y acepta tu destino, tú diosa fue muy ingenua por mandarte a hacer algo...- Yuna apretó el puño con ira y frustración.

-Athena confía en mí.... por algo me mando a mí... ¡no puedo decepcionarla!- continuó otra serie de ataques.

En la cámara del Patriarca, Teneo comenzó a luchar contra Insitor, quien había fingido su derrota.

-¡Acepten su fin santos de Athena!- lanzó un ataque.

-¡Teneo!- advirtió el Patriarca, en ese momento el santo dorado era atacado por otros dos sujetos, logrando derribarlo.

Eran Cloe y otro hombre más alto de los tres, Shion miraba sorprendido que la mujer tenía el pergamino.

-¿Dónde está Yuna?- cuestionó.

-Los santos de Athena son una decepción... nuestra misión termino Insitor...- los tres desaparecieron.

En la casa de Acuario, Yuna comenzaba a levantarse, había sido descuidada y el tercer Elemento la atacó, había fallado.

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En el presente, el pergamino que tenía en sus manos desapareció, eso sin duda la preocupó.

Salió de su recinto, a la cámara del Patriarca, donde estaba Hanbinger, él notó el semblante preocupado de la diosa.

-Hanbinger... llama a Komachi...- el regente hizo una reverencia, saliendo de ahí. -Debo hacer todo lo posible por evitar el renacimiento de Ceres, menos que continúe alterando la línea del tiempo.

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Shion estaba preocupado, aquel pergamino decía la ubicación del sello de Ceres, el nunca había leído el documento, lo sabía por tradición, estaba en Jamir y debía ser resguardado por la casta guerrera de lemurianos.

Él se encontraba en el Santuario y la única que quedaba en ese lugar, era Yuzuriha...

Saint Seiya. Guerreras de dos épocasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora