"EL PECADO DE AMARTE"

CAP. 4: "RECUERDOS ANTE LAGRIMAS"

Los conocidos de Shiro Fujimoto, los mismos que estuvieron en su funeral, también estaban presentes en el segundo. Su cuerpo ya no existía, pero si su alma, o ese tipo de cosas era lo que decían como consuelo entre sí. Sus amigos de la secundaria, los demás exorcistas y algunos profesores estaban ahí, presentes por su amigo en el segundo funeral, el lugar fue destruido, así que no tuvieron otra opción que hacerle algo parecido a un templo cerca de la escuela, quien iba a decir que Mephisto no era tan desgraciado como se lo imaginaba Yukio.

Sin embargo Rin no participo. Desde ayer estaba encerrado en su cuarto, no podía culparlo, acababa de matar a su padre. Se enteró que era hijo de Satán. Y también se enteró de que Yukio lo había estado mintiendo siempre. Después de matar a Satán en el cuerpo de Shiro, Rin entendió por qué Satán se refería a él como "Hijo". Si bien su gemelo sabía que eran adoptados por el Padre Shiro, al menos pensó que era humano. O eso quería que pensara Yukio y Shiro, el segundo juro guardar el secreto hasta su último suspiro, y así fue.

La pequeña reunión para Shiro termino. El día estaba con un gris oscuro y silencioso para todas esas personas, no es como si Yukio no lo lamentara. Realmente quiso a Shiro, si llego a quererlo como un hijo pudo llegar a querer a su padre. Era una gran pérdida. Y también la segunda.

La primera vez que Shiro falleció, fue de forma desconocida, Yukio estaba mentalmente preparado para eso, pero Rin no...Solo tenía unos once años.

Paso lo mismo, Rin se encerró en su cuarto después del funeral, estaba tan callado y cabizbajo, que sintió que su pecho se hizo de vidrio, porque empezaba a rajarse con un solo toque. Que su hermano actuara así, como si le hubieran arrancado el alma lastimaba a Yukio.

Toco la puerta de una recamara alejada de su habitación que compartía con Rin por órdenes de Mephisto a pesar de que vivían actualmente en una casa con cuatro pisos, pero era preferible así, de esta forma podría vigilarlo más cerca. Sin embargo, desde ayer Rin se encerró en esa recamara con Kurikara, y desde entonces no regreso al cuarto.

Golpeo la madera tres veces. No hubo respuesta.

-Ni-san...

No quería hablar con Yukio, pero necesitaba hacerlo. Quería oír su dulce voz llamándolo como lo hacía cuando tenían ocho años.

"¿Crees que yo tengo la culpa? ¿Vas a odiarme? ¿Por qué es mi culpa que ya no seas humano? Ni siquiera te das cuenta de todo mi esfuerzo por tu bienestar. Bien, ódiame todo lo que quieras, yo seguiré amándote."

Estaba a punto de dar la vuelta. De darse por vencido. De caer rendido en su cama y Maldecirse por dentro. Pero una suave voz lo detuvo.

-Yukio...

La voz de ese joven hizo tintineo en todo el cuerpo de Yukio. Cuanto extrañaba su voz.

-¿Ni-san? ¿Te encuentras bien?

La puerta se abrió ligeramente, debía de aparecer un rayo de luz ahí, pero Rin no había prendido las luces, estaba a oscuras todo el tiempo en esa noche. No se abrió lo suficiente para verlo, era como si le dijera que podía quedarse pero no entrar.

Yukio sonrió débilmente.

"Eso es un poco cruel sabes. No tiene idea de cuánto quiero verte ahora mismo, es como si lo hicieras a propósito."

Los gemelos recostaron su espalda por la puerta y se deslizaron suavemente por la madera sintiendo el apoyo y peso del otro, al mismo tiempo se sentaron en el piso, como si fuera un espejo que mostraba los diferentes que eran.