CAPITULO 2 "La cena"

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Eran las 07:00 de la tarde y eso me indicaba que tenía que mover mi lindo trasero para ir a ducharme, cambiarme, y maquillaje para ir a dichosa cena esa, al salir de la ducha no me percate que Jazz ya había llegado y  ya estaba en mi habitación.

-Hola, ¿Te vas ya? –me preguntó

-No faltan unas dos horas, esa gente cena tarde, por cierto, me encanta tu blusa.

-Gracias hermana, y entonces ¿Qué? Veré a Stefan por ti.

Hice una mueca fingida de sufrimiento. –Solo esta vez, ya pondré orden querida.

Pasó un rato y ya estaba frente al espejo maquillándome, a lo que le grité: -¡Mueve tu trasero aquí y ayúdame, no me decido, rosa, rojo o fucsia! –Ella camino hacia mí.

-Rojo, vas con U N I V E R S I T A R I O S. –Solo reí ante tu idea.

-Bueno está bien. –Me delineo un poco los ojos, mascara, polvo, y labial y ya, estaba perfecta. Ahora me pondría algo de ropa, sonreí ni modo que fuera desnuda, esta vez, reí para mis adentros. Me puse unos jeans azul marino a la cintura que me quedaban de infarto, unos botines negros de taco, una blusa perla con un escote en forma de V por dentro del pantalón y un bonito abrigo color rosa pálido con filos negros. Me veía realmente preciosa. Salí de mi muy grande closet, y Jazz se quedó con la boca abierta al verme, y yo le tire una almohada para que reaccionara.

-Esta preciosa. –me dijo.

-Lo sé y gracias hermana. –Yo sin esa mujer en mi vida creo que sería un desastre- Bien, ya casi es hora, me acomodaré esto –dije señalando una horquilla del cabello, lo llevaría suelto, pero no desarreglado- y estoy lista.
Eran ya las 09:07 y ese ser que tengo como primo no se dignaba en venir. Impuntual como él solo. Después de unos minutos escuche que tocaban la puerta de mi casa y de inmediato grité. “Yo voy” a mi costado apareció Jazz, abrí y ¡bingo! Era el estúpido ese. Me dio una sonrisa de amor y al verme su expresión cambio.

-¿Te dije ya lo bella que eres? –me dijo a modo de saludo.

-Cada vez que puedes primito.
Él  miró que no estaba sola y fijo su mirada en Jazz, y al fin habló.

-Hola Jazzmin –no sé por qué razón pero él siempre se empeñaba en decirle su nombre completo- Después de tiempo. Espero que estés bien.

-Hola –le dijo ella con el tono más frío que tenía- Si bien gracias. –Se volteo hacía mí y me miro para al fin decir. –Que te vaya de maravilla Ana, ten cuidado- me dio un abrazo y se despidió de Thom con un movimiento de cabeza y una mirada.
Yo solo los miré, eso había sido raro, sé que no se veían hace tiempo pero eran buenos amigos, o al menos eso pensaba yo, bueno…

-¿No vamos Ana? Ya nos esperan –Dijo Thomas- Adiós Jazzmin.
Solo le seguí a la entrada y aborte su auto. De camino hacia el Grill, fui comiendo sus dulces, y de vez en cuando Bruno me asustaba diciéndome que se caerían los dientes y yo a veces caía como niña y cuando reaccionaba lo golpeaba, a veces era tan idiota. Cuando al fin llegamos al Grill, le pregunte por su “conquista” y solo me dijo que ella estaba adentro. Pues bien, aquí vamos, Valor Ana.
Como siempre el Grill, con sus lucen entre amarillas y blanca, muy rustico, y sobre tomo con un tono de antigüedad, las mesas de madera, las sillas muy normales, su respaldad en forma de mándala, me encantaba y su cojín de soporte, eran grandiosas. Al frente de nosotros se encontraba el pequeño bar, y por suerte no había gente bebiendo allí, hoy no.
Llegamos a la supongo era nuestra mesa y sí era nuestra mesa, una chica se le abalanzo a mi primo cual koala y yo solo la miré de arriba abajo, ella era pequeña, de cabello oscuro a los hombros, tenía sus ojos pequeños y estos creo que eran negro no los vi bien y tampoco me interesaba. Ella llevaba unos jean y una chompa que le cubría el cuerpo, pues llevaba la cremallera arriba.

-Hola, soy Ariana –dijo cuándo me vio y ahí me di cuenta que se sentía avergonzada, sus mejillas se tornaron rosadas.
Solo la mire y le dije. Hola –que pareció más un susurro.
-¿Acaso esta preciosa está asustada?- escuche detrás de mí. Cuando voltee a ver no pude reconocer al tipo que dijo eso, que por cierto tenía una sonrisa tatuada en el rostro, así que mi frialdad e indiferencia amenazaban con salir.
Tarde.

-Pues no estoy asustada, pero no conozco a nadie aquí, y eso te incluye a ti, idiota. –Logré decir esto mirándole los ojos, y con el tono más ofensivo e indiferente que tengo. Él no se burlaría de mi por no conocerme, ¡Ah, no! No se lo permitiría.
Él solo se río y me separo la silla para que me sentara y me miró fijamente, tenía una mirada pesada, pero no sería yo quien la bajara. No señor.
Me senté sin apartar la mirada de él y solo volteo y se carcajeo. ¿Qué le pasaba?
Él era muy musculoso eso me llamo de atención en el primero momento, de ojos celeste verdosos y tenía unas pestañas de infarto, tenía algo que la camisa dejaba ver,  supongo era un tatuaje que descendía de su cuello hasta sus hombros, tenía el cabello castaña muy claro, y tenía unos labios muy rosados y carnosos.

-Anabella, es el Dom. Dominic Hasting. Dom, ella es mi primita Ana. –Dijo Thom.

-Mucho gusto. –me dijo él y me dio una gran sonrisa.

-Hola. -Dije y rodé lo ojos, no lo soportaba. –Thomas, tengo hambre, a eso vine. ¿No es así?

-¡Que carácter tiene esta piba! –Fue lo que escuche decir al tipo.
Le sonreí y aquí venía mi tan precioso carácter que hacía que a mí nadie me tomé el pelo de estúpida.

-Pues bien, siento mucho que mi carácter no haya llenado tus expectativas, también existimos chicas que no nos derretimos antes tu mirada de galán y mucho menos nos interesa tu atención. –Dije tan despreocupada como pude.
Todos en la mesa se quedaron boquiabiertos al escuchar lo que salía de mi boca, hasta el mozo, pues ya llegaba con mi pedido, dicho esto, comí como si fuera lo más natural del mundo.
Así paso la cena, también me presento a los demás que estaban el mesa, habían dos chicas, Marian y Clarissa, y tres chicos aparte de Bruno, el muy idiota de Dom, Fernando y otro más que ahora mismo no recuerdo el nombre. La noche paso de lo más sosa, mi primo y su conquista de transmitirse saliva y reír uno que otro rato no paraban, y ya me esta inquietando el sueño y claro poniéndome de mal humor. Le levante de la mesa para dirigirme al baño.

-¿Dónde vas preciosa? –Dijo mi primo

-Al baño, ya regreso.

Me miré al espejo cuando llegue, estaba mi maquillaje intacto, hasta el labial sorprendentemente, me lave las manos, me arregle el cabello y listo, salí. Y aquí vamos otra vez… Ese tipo me estaba ¿esperando?

-¿Y ahora que se te perdió? – Le reclamé

-No vengo por ti tonta. –dijo mirando hacia atrás de donde estaba. Veía  a una chica castaña, era guapa vestía un vaqueros negros y una casaca de cuero con una blusa azul y unas zapatilla, todo lo diferente a mí. Vi que él le di un beso en  los labios y le susurro algo al oído porque inmediatamente esta, sonreía como estúpida. Típico.

Regrese a la mesa, algo malhumorada por la escena, y porque la llevo a la mesa. ¡Hombres, hombres! En fin, recién tomé conciencia de que mi querido y guapo primo no estaba, sentí un puntazo en el pecho y luego vi, que estaba en el auto con ella, Ariana su conquista. Me levante apresurada, habían dos tipos que estaban de frente al auto e hice un gran esfuerzo para que me dejen pasar y nada serbia, malditos inútiles.
-Soy su prima y si no me dejan pasar les… -no acabe la frase porque en ese momento el que decía llamarse mi primo se bajó dl auto  y les dijo algo al odio, que la verdad no logre escuchar.

-¿Que pasa mi niña? –Dijo lo más inocente que pudo, pero no le servía.

-¡¿Qué me pasa?! Me dejas sola en Grill con tus amigos raros –Dije casi en un sollozo.

-Hey lo siento pequeña, ya nos vamos si deseas. ¿Te parece bien?

Yo solo asentí, tenía sueño y ya me cama me pedía a gritos. Vi que abría la puerta del auto con la chica dentro y lo fulmine con la mirada. No me subiría a ese auto.

-No subiré al auto Thom, ¡los vidrios están empañados! –Me paré cruzando los brazos. Solo escuche que se rio y me dijo. –Desde cuando volvió la pequeña Ana. Y seguía riéndose, estúpido.

-Yo la llevo sin problema. –los dos nos volteamos y sí era él. Otra vez.
Ay no…

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